El médico mencionó que debía llevarme a una habitación, se supone que acabo de tener un parto y debería tener cuidados especiales, además una Montclaire así que deben cuidarme bien, Jesse les tomó los datos a las personas dentro de la sala, habían tres enfermeras, el médico y ella, somos los únicos que conocemos la verdad, pedí ver a mi hermana una última vez, una de las enfermeras tuvo la amabilidad de limpiarla, le cambió las sábanas y le cerró los ojos, se veía como si estuviera durmiendo.
–Yo cuidaré de tu bebé, Ali –le besé la frente, a diferencia de otras veces está vez estaba fría.
Me negué a llorar, sé que debí hacerlo, pero a la vez algo me estaba bloqueando, probablemente era todo lo que estábamos haciendo en este momento, además, había usado el pretexto de cuidar al bebé, pero también quería conocer a ese hombre.
A Carl.
Quería verlo a los ojos y ver la vida que Alice llevaba para que la tuviera a este punto, me encargaría de conocerlo tan bien que sabría sus debilidades.
Cuando llegué a París hace cuatro años recuerdo que no tenía nada, pero me encontré con Dew, ahora ella es mi mejor amiga y vivimos juntas en un departamento en el centro de la ciudad, pero logramos engañar a un par de chicos y robarles dinero, Dew acostumbraba a hacer esas cosas, pero mencioné un par de ideas para que ya no lo siguiera haciendo, por suerte me hizo caso y terminamos en un buen lugar ganando bastante bien.
–Te quedarás en la habitación por tres días –mencionó Jesse –. El médico nos hará un expediente médico donde hablará sobre que tu parto fue muy difícil y tendrás que estar en vigilancia, eso nos dará algo de tiempo para traerte la información necesaria, no hablarás con nadie, el médico se encargará de venir a verte, al igual que solo esas enfermeras, así que no salgas de la habitación y lo mejor es que no te levantes de la cama.
–¿Qué harás con el cuerpo de Ali? –dudé.
–Aún no lo sé –suspiró –. Lo más seguro es cremarlo.
–Ali, no quería ser cremada –dije molesta.
–No me voy a arriesgar a que alguien la encuentre, ahora mismo es un peligro que esté sobre esa camilla.
No le puede hacer eso, Alice merece una sepultura real, merece honor y descansar tranquila, ella era una buena persona, lo pensé un segundo, habíamos cambiado de identidades.
–Comprenden un tinte rojo, tiñanle en cabello, prepará la sepultura y contacta a mi padre, dile que soy yo, que Alice te envió y te ha pedido que me entierres en el cementerio familiar junto a mi madre como favor personal de su hija.
–Es demasiado arriesgado.
–Mi padre me odia, ni siquiera se atreverá a ver la caja, no le importa, te enviará de inmediato al lugar y me meterán al hoyo sin nada más, te lo aseguro.
Jesse se mordió el labio negando con la cabeza, era arriesgado, lo sé, pero Alice no podía ser cremada y tirada por ahí, no lo iba a permitir.
–Si mi hermana alguna vez hizo algo bueno por ti, si realmente pensabas en cuidar de ella, hazlo, sabes que es lo mínimo que merece.
Abrió la puerta de la habitación sin responder, tampoco me miró por unos minutos, tardó en levantar los ojos y verme directamente.
–Entra y haz lo que te digo, solo de esa forma todos estaremos a salvo.
Sí seguía insistiendo probablemente la fastidiaría, pero en mi interior no había ninguna alarma, ella lo haría, el cuerpo de Alice estaría bien, lo sé.
Entre a la habitación del hospital, solo había una cama, un televisor, una mesa grande y el bebé que estaba en su cuna durmiendo, era una cuna pequeña que podía moverla cerca de mí, eso hice, lo coloqué lo más cerca que pude, tenía mi mochila con mis cosas, empecé a revisarlas, mi identificación falsa de Janet, la que había conseguido para mi hermana, mi teléfono y mucho dinero en efectivo, el necesario para comprar a varias personas, mi cabeza aún era un lío, estaba comenzando a arrepentirme de esto, no iba a funcionar, Ali y yo nos podíamos parecer físicamente, pero nuestro comportamiento era diferente, todos se darían cuenta que no era ella; además, se supone que estuve embarazada y un bebé salió de mi interior, definitivamente no me veo de esa forma.
Lo peor fue cuando Jesse no volvió, primero anocheció y solo había recibido la comida de las enfermeras, me ofrecieron calmantes por si deseaba algo, a estás alturas ya sabían que Ali era mi hermana gemela, quería preguntar si había un lugar donde sepultarla en el hospital, pero me informaron que Jesse se la llevó en una caja después de que la prepararon, el bebé tuvo hambre varias veces y le dí un par de pachas que me enseñaron a preparar, luego a cambiarlo y volvía a dormir, un bebé bastante tranquilo.
Jesse llegó cerca de las dos de la mañana, hizo un gran ruido cuando abrió la puerta y el bebé se movió un poco.
–Ssshhhh –musité –. Lo vas a despertar.
Ella pareció sorprendida, dio un par de pasos adentro y vio al bebé en mis brazos.
–Está hecho.
–¿Qué cosa? –dudé.
–Su hermana está enterrada en el cementerio de los Montclaire.
–¿En serio?
–Sí, fue justo como lo dijo, le entregamos el mensaje a su padre y él le pidió a uno de sus hombres llevarnos al lugar donde colocar la caja, lo hicimos y sellamos el lugar, está hecho.
No sabía que sentir exactamente, ya estaba triste porque no volvería a ver a mi hermana de forma definitiva, también estaba enojada con el hombre que le causó esto, pero ¿qué podia sentir por mi padre? Saber que no le importó mi muerte, eso era de esperarlo, si supiera que era la verdadera Alice probablemente mataría a todos en el lugar, pero yo… deje de existir hace mucho tiempo, o tal vez nunca lo hice.
–Muchas gracias –murmuré, tenía un nudo en la garganta muy confuso.
Sin embargo, Jesse no me dio tiempo de procesar nada cuando unas hojas cayeron en la cama, eran bastantes.
–Lee esto y memorizalo, es lo tienes que saber para ser Alice, las personas que han convivido con ella, fotos de la casa, información personal desde que llegó a la casa, fechas importantes, eventos y todo lo relevante, aunque tenemos la suerte de que vas a estar en recuperación por tu recién parto, pero con el tiempo te irás adaptando.
“Descuida, no me quedaré aquí tanto tiempo” pensé tomando los papeles, habían fotografías con toda la información, incluyendo la información de Carl, es la persona que más me interesa ahora mismo, ¿quién es? ¿Qué hace? ¿Cuál es su rutina? ¿Sus puntos fuertes? y sobre todo ¿cuáles son sus puntos débiles?
–Soy buena con otras identidades, así que no te preocupes.
–De quién debes cuidarte más, es de los empleados, en casa está Karen, en la encargada de la casa, se dará cuenta si ve una conducta rara, así que no puedes cometer errores.
–No lo haré.
–Tengo unos videos de Alice, estudia su conducta y práctica, tienes dos días para hacerlo.
–¿Dos días?
–En dos días regresamos a casa y tienes que ser Alice Solaires.
Creí que los dos días serían eternos, pero no fue así, pasaron demasiado rápido, estuve ocupada leyendo, aprendiendo y estudiando todo lo que Jesse me dejó mientras cuidaba del bebé, lo llame Diego, Jesse me dijo que Alice esperaba a que el idi.ota de su marido le colocará el nombre, pero como no se ha aparecido, he tomado la iniciativa de colocarle un nombre cualquiera.
–¿Tengo que usar un vestido? –dudé viendo el color verde suave que tenía en mis manos.
–Eres Alice y a ella le gusta usar vestidos –indicó Jesse.
–Si, pero… ¿No tenías uno en otro color? ¿n***o, tal vez?
Ella suspiro de mala gana.
–Esto no va a funcionar.
–Relájate, ya me cambio –contesté de mala gana levantándome para ir al baño –. Cuida a Dieguito.
–Ya te dije que el señor Solaires le colocará el nombre –me regañó.
–El señor Solaires brilla con su ausencia –mencioné al entrar al baño –. ¿Dónde está? ¿Qué puede ser más importante que perderse el parto de su esposa?
Hubo un silencio del otro lado.
–Jesse…
–No le hemos avisado del parto –confesó.
–¿Cómo es posible que no le dijeras?
–Bueno, dadas las circunstancias, creí que sería mejor mantenerlo en secreto hasta ahora.
Terminé de colocarme el vestido y salí del baño.
–Su esposa desaparece tres días, ¿Dónde se supone que he estado? ¿No ha sospechado nada?
–El señor Solaires y Alice tienen vidas separadas, así que solo debes preocuparte por cumplir las responsabilidades que te deje en la página veintitrés.
Había leído la página veintitrés, las responsabilidades de Alice no eran complicadas, mantener el orden en la casa, asistir a algunos eventos, mantenerse bonita y ahora debo velar por el bienestar del bebé, creí que solo eran unas referencias, pero no que ese era su horario completo, no había mucho referente a la relación que tenía con Carl y de él apenas si sabía algo, en la página catorce apenas si había información general, de hecho sentí que tardó demasiado en aparecerme, Carl debía estar en las primeras páginas y no solo el personal de la casa.
Esto solo confirmaba lo que ya sabía, ese hombre nunca estaba para Alice, algo despreciable considerando lo mucho que a ella le gustaba ayudar a los demás.
–Tenemos que irnos –Jesse vio la hora, así que termine de arreglarme, estaba tomando mis cosas cuando una mujer entró y Jesse la presentó –. Ella es Saraí, la niñera del bebé.
La chica estaba caminando hacia Dieguito cuando le lance mi maleta.
–Puedes llevarte esto –le dije –. Yo me llevó a mi bebé.
La chica estaba un poco confundida y vio a Jesse.
–Deberías dejar que ella se encargue del niño.
–Él está más cómodo con su madre, así que yo lo cargo –contesté ya con mi sobrino en los brazos, estaba muy tranquilo.
Jesse no discutió delante de los demás.
–Tiene razón, señora Solaires, es mejor que nos vayamos ya.
Lo acepte y más tres salimos caminamos por los pasillos del hospital hasta llegar al auto, el chófer me sonrió, lo dude un instante, pero también lo hice, Alice era amiga de todo su personal, así que no era extraño que se mostrará cercano, ahora mismo estaba concentrada en llegar a la casa, había llegado la hora de algo que nunca imaginé, ser Alice.
Fue el viaje más corto que he tenido en mi vida, probablemente porque ni siquiera iba concentrada en los lugares, estaba recordando a Alice, como era cuando éramos niñas, ella siempre fue muy dócil, alegre y buena, siempre viendo el lado positivo a todo, corría hacia papá y lo abrazaba, eso parecía agradarle mucho a mi padre, mientras que a mí siempre me causó algo de miedo, especialmente cuando regresaba muy tarde.
Una madrugada lo ví llegando a casa con sangre en la camisa, Gina, nuestra ama de llaves se acercó a tomar sus cosas.
“¿Quiere comer algo, señor?”
“Tráeme un Whisky, ha Sido un largo día” suspiro él quitándose los guantes de la mano, tenían sangre, me asusté y corrí a verlo.
”Papá, te lastimaste”
Pero en lugar de recibir una sonrisa o unas palabras dulces, me dió una bofetada, al darse cuenta de mi presencia.
“¿Qué haces despierta a esta hora? Eres una tonta, vete de aquí ahora, niña tonta”
Con el ardor en mi mejilla corrí hacia las escaleras para mí dormitorio, nadie se atrevió a ayudarme o ir a ver si estaba bien, le tenían demasiado miedo como para hacer algo.