Desperté confundida cuando mi teléfono sonó a medianoche, apenas podía ver alrededor pero traté de localizarlo, solo mi hermana me llama a está hora y no puedo perder la llamada, es la única que probablemente tendré en todo el mes.
–Ali.
–Leo… –la voz de Alice sonaba apagada y rota, justo como había sonado estos últimos
meses –. Tienes que venir, por favor.
Cerré los ojos al escucharla, hace cuatro años que había huido del país o mejor de mi padre, uno de los jefes más poderosos de la mafia, yo Eleanor había logrado huir de esa vida tormentosa y me había prometido no volver.
Hasta ahora no sabía nada de mi padre y tenía la esperanza que me haya olvidado,
seguramente era un gran alivio no tener que lidiar con una hija tan rebelde como yo, finalmente le quedó la gemela buena, ya saben lo que dicen de los gemelos, hay uno bueno y uno malo, yo soy la gemela malvada y mi hermana es el ángel.
Un ángel que ahora me pide volver y ese es un riesgo que no me puedo permitir.
–Ali, si me dices qué sucede, podemos hablarlo –intenté convencerla.
Ella era muy sentimental, se había casado hace cuatro años y me había contado que estaba embarazada así que debe estar más sensible.
–Leo, te necesito conmigo, por favor, quiero que vengas por mí –la voz se le quebró y me
alarme.
De verdad acaba de decir lo que escuché, Ali quiere salir de ahí.
–¿Qué pasó? ¿Te hicieron algo?
–Es qué… –no podía hablar, estaba llorando y eso es algo malo para su estado tan delicado –... solo quiero que vengas por mí y por mi bebé.
Nosotras somos hijas de la familia Montclaire, nuestro padre es uno de los jefes de las
mafia principales del país, tiene controlado todo, fue una suerte que yo logrará escapar y eso fue porque me tuvo encerrada por muchos años y solo mostraba a Alice, prácticamente nadie sabía de mi existencia porque estuve encerrada en la mansión por mi mal comportamiento, escapar de ahí fue un alivio y estaba segura que volver sería pisar un campo minado. Sin embargo, no podía dejar sola a Alice ahora, es mi otra mitad.
–Lo que me pides es complicado, deberías hablar con tu esposo.
–Mira, Carl…
–¿Le hablaste a tu esposo sobre mí? –dudé.
–No, por supuesto que no –respondió –. Es solo que he intentado salir de aquí, pero me es imposible, Carl tiene todo controlado y yo… no puedo seguir así, han pasado muchas cosas –bajó la voz –... Ahora mismo no te lo puedo decir, pero por favor, ayúdame a salir de aquí, no quiero está vida para mi bebé, por favor.
Podía imaginar a mi hermana con sus lágrimas, me estaba suplicando que fuera por ella, no
podía dejarla sola, crecimos juntas y aunque fue la favorita de papá, ella siempre me traía cosas y me cuidaba a pesar de lo rebelde que fui, la quiero y no voy a dejar que le pasé nada.
–Está bien, preparemos todo, voy para allá.
Casi no nos podíamos comunicar, apenas una llamada al mes por un par de minutos ya era riesgoso, ahora regresar a la ciudad y sacarla a ella de ahí, sería aún más peligroso, ya me había arrepentido apenas colgué, pero sacudí la cabeza negando, no podía hacer eso, mi hermana gemela estaba en peligro y yo la iba a ayudar.