Vicisitudes

3198 Words
Llegamos pronto a la clínica, papá esperaba afuera, me acerqué hasta él y lloraba también, sosteniéndose de su bastón desgastado.  -       ¿Han dicho algo? -       Nada hija, ya sabes que no dicen nada. Mamá daño su teléfono en la convulsión, se le cayó al correr tras Marcelo y lo rompió. -       Tranquilo papá, eso lo solucionamos pronto.  Le pedí a Lou que se quedará con papá, tenia que llamar a Steve, explicarle que no puedo viajar mañana, él entiende mi angustia con la situación de Marcelo. Además, debo mencionarle lo del teléfono de mamá, se que me ayudará con el tema y eso alivia las angustias de mis padres. Es lo único que amo más en la vida, aligerar sus cargas.  -       Steve – Mi voz sonaba acortada por el llanto -       Pero vaya que te he hecho falta ¿No? -       Mas en este momento, mi amor – ahora ya sollozaba sin control. -       ¿Qué sucede mi niña? – Steve se oía angustiado y yo no lograba calmarme para hablarle – Háblame Mar por favor, ¿estas bien? Maldita distancia – pronuncio como una queja. -       Si, estoy bien Steve. Es Marcelo. -       ¡Oh! Mi niña, no me digas. ¿Esta bien? ¿Están en casa? -       No amor, estamos en la clínica, mamá esta adentro con mi niño, duró mucho tiempo inconsciente y deben hacerle exámenes para revisar el… -       Daño cognitivo – completó la oración al entender que lloraba de nuevo – mi niña, cuanto diera por estar a tu lado, es así. Dime que necesitan, lo que sea. -       Mamá daño el teléfono al correr tras él para que no se cayera al suelo. -       No te preocupes por eso, quédate al lado de tus padres, les haré llegar el teléfono y algo de fondos para que puedan esperar tranquilos. Dile a tu madre que no se preocupe por la tienda, mañana envío a una de las niñas de la otra sucursal para que la abra. Que se quede el tiempo que requiera con el niño.   Ahora es tan claro todo, no creo que pueda ser mi vida fácil sin él a mi lado, como lograría ayudar tanto a mis padres, si no fuera por el apoyo de Steve y toda su bondad a mi familia. En este preciso momento siento el corazón lleno de su amor, tanto que no queda espacio para nada más.  PARA NADIE MÁS.  -       Gracias por ser parte de mis días y dejarme ser de los tuyos. -       No digas eso mi niña, sabes el amor tan grande que te tengo y por supuesto a tu familia, somos una familia mi niña. Eso no va a cambiar. Entiendo que no puedas viajar mañana, lo dejaremos para después, concéntrate en apoyarlos a ellos. ¿Tu papá como se siente? -       Bueno amor, tu sabes que él más bien guarda silencio, creo que se siente impotente, desde su bastón es poco lo que puede ayudar. -       Es algo muy complicado mi niña, más para uno de hombre, que siente la responsabilidad del hogar en los hombres -       Eso es algo… -       Machista – me interrumpió – Lo sé, lo sé, pero no entenderías la sensación, a menos que seas hombre.  -       ¡Mar! ¡Mar! Lou gritaba desde la entrada de la clínica, indicándome con la mano que fuera rápido. -       Mi amor, Lou me está llamando, creo que es sobre mi niño. -       Dale mi niña, apenas tengas noticias me escribes por favor, entraré a dar la ultima conferencia del día, pero quedo super atento a lo que pase, estoy contigo Mar. No olvides que te amo. -       Yo a ti. Adiós  Colgué con las ultimas palabras que pronuncie, repitiéndose en mi mente constantemente, caminé rápido hasta la puerta, Lou me señaló a mi madre y pase para llegar a ella y abrazarla, la pobre lloraba amargamente.  -       Mar, dicen que no caminará. El frío de la noticia recorrió mi cuerpo, sé lo difícil que serán las cosas de nuevo. Aún más de lo que ya son. -       Esperemos, aún no es definitivo ¿O sí? -       El neurólogo lo vio y dice que debe hacer resonancia y otro tanto de cosas, de las de siempre, pero que al parecer perdió la movilidad de la cintura para abajo. -       ¿Pero por que ahora? ¿Fue la convulsión? -       No hija, el bajaba las escaleras con la pelota en la mano, al convulsionar dio vueltas hasta caer el primer piso, todo fue tan rápido y yo no pude ayudarlo, le fallé.   Mi madre se desmorono en mis manos, tuve que gritar por ayuda, se había desmayado. Las enfermeras trajeron una silla de ruedas y la ingresaron a Urgencias para revisar su tensión, azúcar y demás cosas de siempre, como decía ella, pero todos sabíamos que era la ansiedad y el miedo por lo que venia para Marcelo. Dejé a Lou con mi madre y me llamarón de la habitación de mi hermano, papá aun esperaba afuera y por su edad y el daño de la pierna, era mejor que esperará sentado, no podía movilizarse con velocidad y ya nosotras podríamos estar mas pendientes de los dos.  -       Su hermano despertó muy inquieto, está amarrado porque trato de quitarse los medicamentos. Puede tratar de calmarlo o tendremos que sedarlo por que se hará daño.  Se repite el patrón desde que cumplió dos años, fue un niño tan sano antes a eso, y el embarazo de mamá, a pesar de ser de alto riesgo por tener 40 años, todo fue alegría en casa por la presencia de un nuevo bebe, luego de 17 años. Para mí, Marcelo ha sido como un hijo, y prometí dar todo de mi desde que enfermo para cuidarlo y aligerar el proceso a mis padres.  -       Hola mi super héroe. -       Ma…ma…. -       ¿Mami? Esta con los médicos, pero estoy yo, tu súper mami. -       “U…per ma… mi” -       Si señor, así que se me esta quieto y muy juicioso por que no queremos que te enfermes más. ¿Ya sabes que la loca tía Lou está acá? Negó con la cabeza, pero sonreía un poco, en lo que su afectación facial le permitía. -       Si, aquí esta, pero me dijo que, si estabas juicioso, al salir, vamos a llevarte al parque. Asintió con la cabeza y cerró los ojos, la enfermera me explico que el medicament0 podría darle un poco mas de sueño a lo que estábamos acostumbrados, pero que eso le servirá para su recuperación.  Salí de la habitación para escribirle a Steve y llamar a Lou, estaba nerviosa por mi madre. De repente las veo acercarse, mamá en silla de ruedas y Lou empujando de ella, las dos sonrientes, en lo que cabe de la situación.  -       ¿Qué te han dicho mamá? -       Apenas se enteraron que mi hijo estaba en sala, inmediatamente me explicaron lo de siempre… -       Que eran nervios – Interrumpimos.  Todas reímos un poco fuerte y les hice señal de guardar silencio por que Marcelo estaba dormido.  -       Mar, ve con papá, estaba con mucho dolor en la pierna y quiero que se vaya a casa. Marcelo no sale hoy de la clínica, y no creo que debamos dejarle allá sentado esperando. Vete con él y descansan, mañana nos vemos temprano. -       ¿Por qué no vas tu con Lou y papá, descansan y yo me quedo con el niño hoy? Así mañana tienes más energía y yo puedo ir a descansar y a atender la tienda. Aunque Steve te envía mensaje, que no te preocupes por eso, que él manda a una de las niñas de la sede central, pero sé cuánto odias eso. -       Si, tienes razón, aunque no me agrada la idea de dejarte esta noche, no has descansado nada. -       No te preocupes madre, tengo aún un poco más de fuerza que tu. Anda a descansar y mañana me relevas. Te amo. Me despedí con un beso en la frente y Lou, sin problema alguno se retiro con ella. Sé que cuento con mi amiga, por que su familia somos nosotros y siempre está ahí para ayudarnos, tengo la confianza en Steve por que no me abandona y me hace la vida tan sencilla con sus miles de atenciones y su amor incondicional.  Sin embargo, yo quiero complicarme la vida, dejándome enredad por la pasión y desinhibiéndome por el deseo.  A la hora de dormir, luego de los medicamentos de Marcelo, estuvo un poco inquieto y le cante la misma canción que me pide siempre, una que ambiente de un poema de Rafael Pombo, para que fuera solo de él. Le canté y durmió plácidamente, como siempre en casa. Solo que ahora en el frio de una clínica, lejos de nuestra familia. Me acomodé a su lado, en el sofá que se dispone en las habitaciones para los acompañantes, pero solo en los servicios de pre pagado, la seguridad social regular no tiene esos beneficios, y por supuesto Steve estaba al tanto de proveernos lo mejor. Siempre.  Me quede dormida pronto y mi mente comenzó a jugar con mis recuerdos del día, en una especie de concurso televisivo, donde estaba sentada frente a la audiencia, porque además era “En Vivo”. Un entrevistador un tanto jocoso, más bien como un duende rosado, se acercaba a mi y me preguntaba con una voz demasiado chillona, como de muñeco de caucho.  -       Saca tu análisis Marcela… Sácalo para que lo vea la audiencia, todos sabemos que amas las listas.  De mi bolsillo sacaba un papel, blanco con letras rosas, nada arrugado, en su lugar era demasiado liso para estar en mi bolsillo.  En el había un cuadro, y en la fila superior de cada columna estaba el nombre de Steven y Cristian.   STEVE  ·         Llevaba dos años con él  ·         Fue mi primer novio y por ende quien me enseño todo lo que se del tema ·         Era un hombre sencillo, recatado, educado. ·         En otro momento, sería el hombre perfecto, tal vez el que sueñan muchas mujeres  CRISTIAN  ·         Se poco o nada de él ·         Me atrae sin permiso, me desarma, estoy empezando a conocer una parte de mí que ni sabía que existía ·         Su misterio me envuelve y solo quiero estar cerca de él. ·         Es total y absolutamente sexy, guapo y apetecido   Terminé de leer la lista para el duende, como anhelando que me diera la respuesta a lo que debo hacer. Él personaje me mira jocoso y se dirige a la audiencia…   -       Señoras y señores, con ustedes el veredicto final de esta historia. ¿Quieren escucharlo? Y todos, gritábamos al unisonó. -       ¡Si! -       La conclusión es, que está LOCA   Carteles salían de las paredes como premios, con la palabra LOCA en ellos, en algunos más pequeños, casi no se veía, pero logré leer INFIEL y en otros, MENTIROSA. Comencé a sentir temor y me acurrucaba en mi silla mientras el duende reía a carcajadas con su voz chillona. Una melodía extraña se escuchaba, pero a la vez me atraía hacia mi despertar. Abrí los ojos, era mi teléfono, Steve me estaba llamando.   -       ¿Hola? – Contesté saliendo de la habitación para no despertar al niño. -       Mi niña, lo siento si te desperté, acabo de salir del coctel y quise saber como iba todo. -       Bien, bien amor. Me quedé en la clínica como te escribí y mañana temprano iré a casa a cambiarme para abrir la tienda. -       No tienes que hacerlo, más bien ayuda a tu madre en casa lo que puedas para que no se sienta abrumada con tu padre. -       Bueno, lo pensaré, por ahora, vete a dormir que has tenido días largos y pesados. Me siento orgullosa de tener al mejor ponente de Ingeniería Industrial como mi novio. No comprendía el porqué de seguir dándole alas a su afecto, tenia claro que no quería estar con él, pero definitivamente no era capaz de desligarme como si nada.   -       Gracias por esas palabras mi niña, haces que tenga más fuerzas. Te amo, descansa. -       Adiós   Volví al sofá, pero sin ganas de dormir, el pensar en cerrar los ojos y ver al duende rosado con voz chillona, me daba un poco de miedo.   Mi teléfono vibro, ya le había quitado el sonido para no despertar a mi niño. Lo tomé para revisarlo y era un mensaje de Lou.     Lou: Despierta?  No puedo dormir Me mata la duda … Contestame!!!!!     Mar: Siiiiii lo estoy…  Como esta mamá? ☹   Lou: Bien, ya duermen Los dos Pero yo no puedo, cuéntame de Cris   Mar: Pero ya lo sabes todo!!! No paso nada más No creo q pase nada más… ☹   Lou: Por q lo dices amiga? Sabia que te ibas a sentir así                                                                                                                                   Mar: Te imaginas lo que pasaría si dejo a Stev? ☹ Mi hermano, mis padres… Su apoyo Lou: Te entiendo amiga No es algo fácil de afrontar La decisión q tomes, estoy contigo… LA QUE SEA   Sé exactamente a que se refería con eso, ella no les daba mente a las cosas y siempre buscaba ser feliz sin tanto cuento. Por supuesto que su frase “La decisión q tomes, estoy contigo… LA QUE SEA” se refiere a disfrutar de los dos hombres que están en mi vida, al parecer para llenarme de felicidad, en medio de tantas cosas locas que me pasan. Pero el temor que me embarga, es más por perder los beneficios que tengo con Steve en mi vida. Por ahora esa será mi elección, me iré sobre seguro por que considero que, lo que siento por Cris es tan efímero como intenso y no sé exactamente hacia donde va, sin contar con la presencia de la joven que se presento hoy, la que posiblemente sea su novia. En fin, entre más se analiza el tema, mas sencilla es la decisión.  Poco a poco pierdo la batalla con el sueño y termino cerrando los ojos, para entregarme a mi cerebro y sus alocadas escenas. Ahora me encuentro en una calzada oscura, con luces tenues a los lados, mis pies caminan como a voluntad, no controlo sus pasos, solo me arrastran con ellos. Diviso al frente una desviación, son dos caminos, en uno ya la luz es mas fuerte, se nota más el paisaje y es hermoso, con arboles frutales y animales, con prado verde, tanto como irreal, es tan perfecto que da miedo pisarlo, asusta un poco. Del otro lado se ve un camino un poco rocoso, algo cálido por la luz amarillenta, pero el clima es agradable, se percibe un frio acogedor que incita a descansar, la paz y la calidez del espacio hace que quiera caminar hacía él, anhelo llegar y cruzar el umbral. Pero mis pies tienen el control y se dirigen al paisaje, se oyen aplausos y voces de aliento, como si llegara a la meta, del otro lado ahora veo a mis padres y a Lou. Camino hasta ellos, o mas bien mis pies lo hacen sin mi permiso, detrás de ellos esta Steve, con un traje elegante, blanco con un camisa gris de fondo, a los lados flores de color blanco y decoraciones, es lógico pensar en una boda, ahora mis pies no van descalzos, me siento sobre unas zapatillas de tacón, bastante elegantes y al mirar mis piernas veo una falda frondosa blanca que se ajusta a la cintura para crear un corsé en mi pecho con piedras que brillan, se oyen campanas de boda y mis pies caminan hasta Steve, en mi interior quiero retroceder, pero sé que debo caminar, las campanas suenan más duro y despierto. Era la alarma de la clínica, para que los pacientes sean bañados y desayunen con ayuda de sus familiares, la enfermera ya esta acomodando a Marcelo en la cama, para cambiarle el pañal y su ropa. Me desperezo y saludo, acerco la maleta de ropa que me envió mamá y saco un pañal nuevo, y una ropa muy bella que le envía, este conjunto lo compramos con Steve en un viaje al extranjero, la tela es hipoalergénica y siempre le ha sentado bien en sus días continuos a las convulsiones.   Le ayudo a desayunar con cuidado de no derramar en la ropa, mi niño sonríe y pregunta por mamá todo el tiempo, le explico que pronto llega y termino de darle de comer. Retiro los platos y le sujeto de nuevo con el cinturón de seguridad, odia que lo haga y yo hacerlo, pero sé que es por su seguridad para poder entrar yo al baño a lavarme la cara y los dientes.  En el proceso de asearme, escucho a mi niño reír un poco y salgo con el cepillo aún en la boca para observarlo, Steve está con él y ha traído un peluche grande de sus muñecos de televisión favoritos, mi niño lo abraza y se ríe alegremente.  -       Mi amor – Corrí hasta él con la crema de dientes en la boca aún y le abrazo sin temor a untarlo - ¿Qué haces aquí?... Te he extrañado demasiado. -       No podría dejarte sola en esta situación. Además, te extrañaba mucho… Y, un angelito le mando ese peluche a Marcelo, por ser tan excelente paciente.  Mi niño sonreía feliz. Yo también lo estaba, tenerlo cerca me daba seguridad de estar protegida, sé que, a su lado, nada malo podría pasar y mi familia estaría protegida.   -       Espera termino de asearme y salgo. -       Ve mi amor, aquí te espero. -       ¡Steve!... que bien que estés en casa. Te extrañamos. Escuche hablar a mi madre desde el baño, el cariño con el que le mencionaba a Steve, era una muestra más de hacer lo correcto.   -       ¡Madre! ¿La bendición? -       Dios te bendiga, hija. ¿Cómo pasaron la noche? - preguntó señalándonos a Steve y a mí. -       No Señora Sol, yo acabe de llegar del vuelo, mejor dicho, las maletas se quedaron en el auto. Yo salí de una vez para acá, era sorpresa para Mar. -       Y vaya que fue sorpresa amor, ojalá hubieras estado anoche para acompañarme, tuve tantas pesadillas que realmente dormí muy poco. Steve me abrazo y acaricio mi rostro -       ¡Ay! mi niña, lo lamento. Ya estoy contigo. -       Bueno, vayan a desayunar que yo me quedo con mi niño. -       Vale mamá, hablamos en un ratito.   Y salimos de la habitación tomados de la mano, entre mimos y risas caminamos hacia el pasillo del ascensor, Steve oprimió el número 1 y mientras llegaba, me acercó hacia él, era mucho más alto que yo, y debía bajar un poco su rostro para encontrar mis labios, al hacerlo, me beso con fuerza, y yo me entregue a su beso.  La puerta del ascensor se abrió, no separamos entre risas, y me dio paso para entrar primero, al hacerlo, veo unos ojos azabaches mirarme, opacos, sin su particular brillo, con su rostro tensionado y  una mueca de desagrado.    
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