Moralidad Subastada

2716 Words
(…) Un par de días mas tarde / Casa segura Las noticias todavía cubrían la masacre que aconteció en Rivertown y al terrible perpetrador de dicho acto, los registros de las cámaras fueron totalmente borrados y los niños solo se referían a él como “El búho que los salvo”. Pero la noticia de la red de pedófilos diezmada era al mismo tiempo seguida con la del nuevo orfanato que se abría para acoger a los pequeños.  —// ¿Cómo puede haber rumores de que Tantalus está relacionado con ellos? Nosotros manejamos el mercado de las industrias, rechazamos cualquier acto barbárico como este —Afirmaba un hombre mayor en la televisión. —Pero señor Josef Blend, los comunicados de Anonymous parecen bastante fidedignos, además muchos dicen que el 80% de la economía que manejan a nivel mundial incluye parte de los mercados negros —Aseguro un sagaz reportero. — ¡Puras conspiraciones infundadas! Siguiente pregunta —Rechazo el anciano ante los medios de comunicación. // —Ver la cara de pánico de ese tipo vale oro… Por cierto, hermano ¿Lograste encontrar algo? —Dudo Alex recostado del sillón.  —Nada, he revisado los servidores por días, pero no hay nada sobre la pequeña Eva, creo que deberíamos darnos por vencidos, lo mas probable es que esté muerta —Alego con algo de negatividad —Perdona mi pesimismo, debo alejarme de esta mierda por un tiempo —Declaro cerrando la laptop, para luego sobarse la nuca. —Descansen por hoy chicos —Hablo una voz serena bajando las escaleras —Ahora es mi turno de ir a cazar algo —Expreso con confianza. Portando un elegante vestido n***o, con zapatos de tacón alto y el pelo bien peinado. La hermosa pelirroja se presentó delante de sus hermanos, llevaba un bolso muy costoso y un maquillaje que la hacía ver como si tuviera una máscara de calavera con varios colores imitando la estructura ósea y flores a su alrededor.    —Wuao, te ves muy bien hermana —Felicito el Búho mirándola fijamente — ¿Pero de que estas hablando? —Pregunto preocupado. —Mientras ustedes intentaban llegar a ella por la fuerza, yo he estado en comunicaciones con el sobrino de un importante ministro de defensa, políticos y ricachones están muy consternados con todo el asunto —Explico con un tono sereno. — ¿Cómo llegaste a él? ­­­—Interrumpió el hacker intrigado. —Soy una influencer picante en r************* , esos hombres adinerados siempre quieren dársela de importantes, ha estado intentando conseguir una cita conmigo desde hace meses y como publique que estaba preocupada por todo lo referente a Eva el rápidamente me escribió “Yo sé sobre ella, si sales conmigo, te contare todo” —Respondió orgullosa Nat, mostrándole la conversación a sus hermanos. —Si te veraz con ese sujeto necesitaras escoltas —Ofreció Alex con cierto nerviosismo. —No, debo verme como alguien misteriosa y rara, pero inofensiva. Yo puedo cuidarme sola —Expreso con carácter —Sera una subasta de armas, se supone que seré su novia —Hablo guiñando el ojo. —Lleva tu intercomunicador, si ocurre algo presionas y llegare destruyendo todo —Comento el Búho —Cuídate hermanita —Se acercó para darle un abrazo.   —Ya pues, no hace falta ser tan sobre protector, confió en ti, espero que consigas algo —Dante le dedico una mirada segura a la chica. —Los veré en la madrugada, los quiero chicos —Se despidió finalmente la pelirroja, saliendo del lugar.   (…) Sky City / Mansión de Verano de la familia Craig   Trasladándose en una limusina, la joven de cabellos rojizos pudo ver a la distancia  la opulenta construcción, una parte de ella estaba realmente sorprendida, era misterioso y fascinante como todo era fuertemente movido por dos poderes tan contrarios, el sexo y el dinero, ya no parecía que existiera lugar para los sueños en aquel mundo podrido.   El vehículo se fue acercando cada vez más, la construcción era colonial, sus jardines llenos de todo tipo de extravagantes plantas que parecían ir en sintonía con las escaleras de granito y las columnas de mármol, decoradas con diseños espirales, ver tanto dinero invertido en semejantes nimiedades la hizo enfadar, sobre todo después de ver la situación de muchos niños en la búsqueda de Eva.     —Hemos llegado —Aviso el conductor, bajándose del vehículo y abriéndole la puerta —El señor Stephan la espera adentro —Hablo el mayordomo inclinándose respetuosamente frente a ella. —Gracias —Saludo con el mismo respeto, asegurándose de tomar su cartera antes de bajarse. Al pasar por la gran puerta se topó con lo que esperaba, un gran salón lleno de personas, mujeres y hombres con valiosos atuendos, objetos de plata, oro y piedras preciosas, un techo sumamente elevado decorado con candelabros, no podía negarlo, era tan hermoso como innecesario. Una figura se acercó a ella con emoción, el motivo por el cual estaba en ese lugar. —Wuao, te ves tan preciosa como en las fotos o tal vez un poco más —Aseguro tomándola por la mano y la cintura, viendo que todos los presentes la miraban con interés —Llevas el mismo maquillaje con el que siempre sales en tu página, creí que esto sería más personal Twin Colors —Hablo en su oído con cuidado, haciendo referencia al alias que usaba en el sitio web. —Oh querido… No puedo mostrarle mi verdadero rostro a cualquiera, dijiste que me dirías algo privado, intercambiaremos nuestros secretos y algo más… ¿Verdad? —Comento pícaramente la pelirroja mordiéndole la oreja al ricachón. —Vaya… ¿Interrumpo algo? —Se presentó frente a ellos un hombre de edad avanzada campaneando un trago. — ¡Claro que no tío! —Carcajeo avergonzado el muchacho —Ella es mi novia… —Dudo al no saber qué nombre tenia. —Soy Gabriela Díaz —Sonrió falsamente mientras se presentaba ante el ministro y sus hombres.     —Mucho gusto, soy Marcus Craig —Saludo con formalidad el señor —Me alegra que por fin te consiguieras una chica y con buen gusto debo decir, nunca he conseguido traer a mi esposa a estas cosas —Protesto con cierta envidia.   —Bueno, el arte de la guerra no es algo tan llamativo para el común denominador, pero el poder se basa en la fuerza y el ingenio humano, las armas en cierta medida nos sacaron de las cavernas, son parte del pilar de nuestra sociedad —Aseguro la pelirroja luciendo sumamente interesante. —Cuidado con esta joven sobrino, es una chica muy conocedora —Estallo en risas el hombre tomando un poco más de su bebida —Disfruten de la noche, tu maquillaje es muy interesante —Recalco antes de irse. —No parece muy sorprendido —Aseguro Nat mirando al chico. —Eso es porque ya le había contado de tu página, la subasta comenzara en un rato ¿Por qué no vamos al baño y me muestras esa carita? Yo en agradecimiento te contare todo sobre Eva —Alzo las cejas para hacerse ver mas interesante. —De acuerdo, te sigo —Guiño el ojo la dama, relamiéndose el labio superior. Moviéndose entre los invitados, llegaron rápidamente a los baños, la mujer quiso evaluar bien sus posibilidades, llevaba un poco de cloroformo y un paño en su cartera, junto a otras herramientas, al entrar recordó donde estaba la puerta, tenía pensado lanzar una bomba de humo para causar una conmoción y retirarse. Stephan entro y cerró la puerta por dentro, era obvio que este sitio no era para los invitados.      —Muy bien gatita, estoy emocionado por esto —Froto sus manos con expectación, viendo que esta sacaba una botella y un pañuelo de su bolso de mano.  —Ahora dime ¿Cómo es que un chico como tú no tiene novia? Seguro te llueven las pretendientes —Alago al joven, echándose agua en la cara. —Bueno Gaby, resulta que… Tener pareja es aburrido, solo tratan de controlarte, es más divertido ser libre, de lo contrario no podría conocer mujeres como tú —Explico con un tono soberbio. —Gracias por eso, ahora dime ¿Qué sabes de Eva? —Pregunto con interés, quitándose parte del maquillaje de su cara. —Bueno, primero tengo que decir que esta subasta… No es más que una fachada —Afirmo dejando a la pelirroja asombrada. — ¿Disculpa? —Alzo la mirada con sorpresa. —Sabía que te agarraría desprevenida —Se contentó el muchacho —Así es preciosa, los tanques y misiles que se venderán no es más que una excusa para algo verdaderamente único —Acoto con mas intriga. — ¿Y que es ese algo? —Cuestiono Nat dejando ver la mitad de su cara al natural. —Cielos chica, eres toda una preciosidad —Se acercó a ella y le acaricio la barbilla —Pues es… Una Bio-arma —Musito acercándose a sus labios. — ¿Una qué? —Fingió no saber para encubrir su asombro, alejándose un poco. —Un humano modificado para ser más poderoso —Explico sacando su teléfono. —Pero no entiendo ¿Qué tiene que ver esto con Eva? —Hablo intentando comprender lo que pasaba. —Te lo mostrare —En su móvil, el muchacho reprodujo un extraño video. En él se podía ver a una pequeña chica, cuyo cuerpo se transformaba de forma bizarra, sus brazos con forma de cuchillas destruían grandes cubos de hierro sólido y posteriormente le disparaban con armas de fuego sin que esta recibiera ningún tipo de rasguño, al terminar las pruebas, le aplicaban una especie de descarga a través de un controlador, lo cual la hacía dócil.     —No puede ser… —Susurro con pánico la pelirroja. — ¿Sorprendente no? Mi tío pujara por ella, se domina con un circuito cerrado por lo que no puede ser hackeada, todo el mundo habla de ella, espero que no me delates con nadie dulzura —Comento en un tono intimidante —Ahora, que tal si me terminas de mostrar esa hermosa carita tuya y lo que puedes hacer con ella —Alego con una sonrisa sádica —Tengo mucho dinero listo para ti  —Sera todo un placer, descuida soy muy reservada, no diré nada —Sonrió con seguridad lavándose el resto del rostro, para luego tomar el pañuelo y en lugar de secárselo llenarlo con el cloroformo en su botella —Oye y… ¿No sabes cuándo será la subasta? —Dudo tratando de sacar la última información. —En unos días Gaby, tengo el código de ingreso justo aquí… —Antes de que terminara de sacar la tarjeta de su solapa, la mujer lo atrapo con la toalla impregnada con el químico, durmiéndolo en el acto.  Sin perder ni un segundo la dama sujeto poco a poco el cuerpo hasta dejarlo en el suelo, tomo el valioso documento y con todas sus fuerzas lo fue arrastrando hasta el retrete, sentándolo en él, luego coloco una pastilla de una droga alucinógena bajo su lengua, con un poco de suerte todo sería un mal sueño y el rostro de la chica desaparecería de sus recuerdos, antes de irse le bajo el pantalón para que todos creyeran que se había divertido más de la cuenta. —Definitivamente hice bien en ignorarlo todo este tiempo —Suspiro con desilusión Nat, guardando todo en su bolso y dirigiéndose a la puerta.   Al salir de ella vislumbro algo extraño, varios hombres cubrían la entrada principal, pero anticipándose a ese caso, ya se había dado cuenta de por cual lugar entraban y salían los meseros, lo que involucraba una ruta alterna de escape, pero antes de que pudiera lograr su cometido dos hombres altos y de cuerpo fornido la llamaron. — ¡Oye! —Gritaron acercándose — ¿Dónde está Stephan? El jefe quiere verlo —Pregunto uno de ellos. —Fue un momento a buscar unas cosas en su auto, yo estaba en el baño, iré a buscarlo —Al voltearse el otro tipo la tomó por el brazo. —El estacionamiento, queda en la otra dirección, iremos contigo —Aseguro con un tono serio, su corazón latió rápidamente al ver el aprieto en el cual se encontraba. Pero antes de que pudiera pensar en que hacer un gran flash cegó a todos los presentes, un buen grupo de soldados fuertemente armados entraron en la mansión, cubriendo puertas y ventanas, un tipo particular bajo por el techo y se posiciono sobre uno de los candelabros, hablando fuertemente por un megáfono.   — ¡Todo el mundo quieto! ¡Esta subasta ha sido tomada por los Prime Number! ¡Cualquiera que se mueva morirá! —Aviso con un tono casi omnipresente, era un tipo de contextura delgada, calvo y con un extraño visor cubriendo sus ojos, además portaba un arco finamente construido, con detalles hindúes sobre toda su carcaza y un carcaj en su espalda.   —Esto no puede ser posible —Pensó la pelirroja sumamente nerviosa, intentando ver como salía de aquel aprieto. — ¡Protejamos al minis--! —A mitad de frase el escolta recibió una flecha en el centro de la cabeza, muriendo instantáneamente y conmocionando a todos los presentes. — ¡Acaso no hable lo suficientemente claro! —Exclamo con ira el tipo, apuntando nuevamente a la gente con otra flecha.    Arriesgándose a la muerte, pero con un último atisbo de esperanza, Nat metió lentamente la mano en su bolso y dejo caer una bomba de humo. Al hacer contacto la gente entro en pánico y comenzó a correr como loca, ella se unió a la histeria y se dirigió a la salida de emergencia, todos fueron atrapados por los soldados o los proyectiles del arquero. Creyó que podría lograrlo, pero entonces un fino cable pasó cerca de su brazo, rebanando como mantequilla su cartera, el intercomunicador de emergencia y parte de su vestido, la muchacha cayó al suelo del impacto, tomando la mitad de la tarjeta y parándose rápidamente, solo para ser tomada por la cara por un hombre trajeado.   —Cielos… Discúlpame por eso, a veces es difícil dar en el blanco de inmediato —Susurro el chico, joven, de cabello corto y n***o bien peinado, con una contextura atlética —Pero quizás fue bueno hacerlo, tienes bonitos ojos —Acoto mirándola directamente a los ojos, sintiendo la respiración agitada de la mujer, quien se negaba a decir nada. Lo único que pudo notar fue una marca grabada sobre el guante que la tenía atrapada, el número 11 en romano. Sentía como a su alrededor habían cables, los mismos que destruyeron su pobre bolso de mano. El humo estaba a punto de disiparse, su oportunidad de escape había desaparecido por completo, sentía a la muerte suspirando sobre su nuca. —No veo malicia en ellos, no sé cómo terminaste aquí tesoro, pero espero que escojas mejor a tus clientes la próxima vez —Sonrió tratando de ser elegante, algo imposible en esa situación —Haremos lo siguiente, te soltare y podrás irte, pero si nos volvemos a ver… Aceptaras tomarte una copa conmigo —Ofreció con unos ojos gentiles, Nat movió de arriba abajo su cara en señal afirmativa, todavía temblorosa. Antes de que terminara de abrir la mano la pelirroja corrió como jamás lo había hecho hacia la salida, desapareciendo sin dejar rastro, el tipo camino un poco más adelante y apretó sus guantes, retrayendo las afiladas cuerdas. Su compañero lo miro desde lo alto, sabiendo que este no había seguido correctamente las directrices.     —// ¡James! ¿Dejaste salir a alguien? —Dudo cambiando la línea de su micrófono. —Claro que no Angeluz, el perímetro está controlado —Afirmo sonriente. —Tarde un poco en cambiar a infrarrojo, pero juraría que vi a alguien… —Musito con desconfianza, regresando su visor a la modalidad predeterminada. —Nadie te juzga amigo, son muchos blancos a los cuales apuntar —Comento moviendo ambas manos y cambiando la frecuencia del intercomunicador // — ¡Muy bien! ¡Ya vieron lo que ocurre si alguien se mueve! ¡Cooperen y todo terminara pronto! —Explico por los altavoces, pensando en aquella pelirroja a quien acababa de dejar en libertad.
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