~La Boda~

2370 Words
Capítulo 1 La boda ──Nena, ¿estás lista?──dijo mi madre, mientras me miraba en el espejo aquel vestido largo de novia. ──Si madre──carraspeé conteniendo una lágrima. Ella, se apresuró a entrar para detallar aquel vestido. ──Maya, este vestido te queda hermoso, pareciera que fue diseñado para ti. ──se sorprendió apenas giré para estar frente a ella. Una vez más le eché un vistazo al vestido el cual llevaba puesto. Aquel corte de forma de corazón bordado con piedrecillas blancas hacia que resaltara mis bustos. La textura de la tela de la falda era de chiffon suave el cual le daba una caída muy bonita y elegante al atuendo. Un encaje cubría mis hombros la cual se enlazaba con un diseño que parecía ser copos de nieves. Arriba de mi falda percibí un tul fino y ligero dándole el último retoque de princesa. Una princesa con dudas, con muchas preguntas en su cabeza sin hallarle respuestas. ──Cariño, sonríe es tu boda no un funeral.──espetó mi madre levantándome el rostro cabizbajo. ──Lo sé madre, solo que... tengo miedo.──mascullé respirando hondo. ──Bebé mírate... esta preciosa. Tu cabello recogido con flores te queda espectacular y sin hablar de tu maquillaje. No lo eches a perder con lloriqueadas. Mira que ya hablamos muchas veces sobre esto. ──exhortó sosteniéndome la mirada. ──Lo sé madre. Esto es por el bien de papá y por el bien de nuestra empresa, nuestro patrimonio. Entiendo que mi padre y tu lucharon para obtener lo único que tenemos y si está en la manera de salvar a mi padre con los tratamientos costosos... entonces me casaré con aquel hombre que esta allá afuera esperándome.──Resoplé nerviosa. Mi madre soltó un bufido. A pesar de ser una mujer dura de carácter, era comprensiva. Ella sabía que me estaba sacrificando por ellos. Y era así. Mi padre enfermó de cáncer debido al tanto fumar, esto le fue ocasionando daños severos en los pulmones provocando que el órgano se dañe por completo. La única solución era un trasplante. Pero al carajo, ni vendiendo la empresa pudiéramos pagar la intervención. Por lo tanto, a mi mamá se le ocurrió hacer producir más la empresa de textiles uniéndose con otra de joyas con sumas millonarias de por medio. Allí entro en escena. Para cerrar alianzas, la familia Salvatore propuso un casamiento entre su hijo Dante y yo. Con el fin de unidad entre las empresas, producción y dinero que llegaran a ambas partes. A primera impresión no me gustó la idea. Pero al ver como mi padre empeoraba me llevó a decidir. El decidir casarme con Dante. Un tipo que no conozco, que no converso, ni mucho menos comparto opinión. Un total desconocido para mí. Sin embargo no me quejo, como el novio, hizo todo posible para que todo fuera realidad. Adornos, flores, invitaciones, decoración e incluso hasta el precioso vestido que lucía como princesa. Pago absolutamente todo. ──Hija. He hablado con Dante en ocasiones y te aseguro que es un hombre bueno. No le confiaría a mi pequeña a un viejo, ni un desadaptado ni coco seco. Te puedo asegurar que él es un hombre honesto, atractivo y sobretodo de buena familia. Él me ha dicho que la próxima producción de la empresa será para costear la operación de tu padre.──manifestó emocionada y dando un brinco. Sus tacones negros resonaron por la habitación como un eco. Su falda color paste junto a su chaleco de tela lisa resaltaba su buen cuerpo a pesar de su edad. Ella no era tan vieja, ya que solo tengo dieciocho años. Su cabello n***o igual que el mío estaba recogido con miles de flores blancas en él. Sonreí ante la noticia. Mi sacrificio salvaría a mi padre, que también era un hombre joven, dedicado a su familia y al trabajo. No merecía morir así, por lo menos en mis manos estaba ayudarlo, y eso es lo que haría. ──Eso es mi amor. Te amo, sabes que cuenta con mi bendición y todo mi apoyo. ──susurró besándome la frente. Escuchamos pasos aproximarse a la puerta junto a un toque rápido y seguro. ──¿Quién es?──grité mientras mi madre me colocaba el velo. ──Señora Salvatore, le han dejado un obsequio y me han dicho que es de suma importancia. ──contestó una voz jovial. ──Muy bien. Entonces... pase.──dije acomodándome el velo. Al entrar la joven vestida con uniforme servicial de mucama, observé un ramo de rosas rojas que llevaba en una de sus manos. Eran preciosas, frescas con un aroma especial. ──¿Quién trajo este regalo tan exótico?. ──le pregunté a la muchacha sosteniendo las rosas y dándole un respiro para aspirar aquel aroma dulce. ──No se señora, solo me dijeron que era de suma importancia.──recalcó la mujer. ──Y el otro regalo que sostiene tu mano, ¿de quién es?.──formuló mi madre con desconfianza. ──Es del señor Salvatore. ──contestó la mucama cabizbaja. ──Dame el regalo, yo me encargaré de entregárselo. ──repuso mi madre con esa mirada de curiosidad. Esa mirada que ya conocía. Ella espiaría el contenido del regalo. La muchacha se lo entregó y con cordialidad se retiró de la habitación. ──¿Mamá, estás loca?──expresé mirándola con los ojos bien abierto. ──Hija, a partir de hoy será tu marido. Debes aprender que lo de tu marido es tuyo como este regalo. Además, tú no sabes que zorra ande detrás de él. ──argumentó abriendo el presente. Solté un bufido, no me importaba Dante, ni mucho menos el obsequio. Por lo tanto me dedique a colocar las flores en agua. Solo escuche un grito de mi madre el cual provocó que me asustara un poco. Ella había dejado caer el obsequio que contenía una rata maloliente muerta. Había un retrato de él que aparecía con su rostro rayado con tinta negra. Aquel regalo era espeluznante, hizo que mi piel se erizara por completo. ──¿Quién le regalaría algo así a Dante?.──bufó mi madre impactada. Mirando aquella rata. ──No lo sé madre. ──musité estudiando la foto. ──Puede ser que sea su ex novia. Me dijeron que estuvo muy afectada por su ruptura. ──afirmó mi madre con una mano en el pecho, supuse que estaba controlando aquellos latidos del susto. La puerta sonó una vez más. Pero esta se abrió sin esperar un permiso o pase. ──Maya... ¡es hora!. ──susurró Mickey, el mejor amigo de Dante. ──Es hora corazón. Lo que Dios una hoy, no lo separe ningún hombre y ninguna mujer. ──profesó mi mamá haciendo una señal de bendición. Caminé con prisa mientras mamá sostenía el velo. Bajé las escaleras y una vez fuera de la casa observé un montón de árboles, parecía ser el inicio de un tenebroso bosque. Le reste importancia a los alrededores del lugar y me dirigí a una pequeña capilla adornada de flores blancas, junto a un arco haciendo lucir un maravilloso portal. Mi padre estaba allí. En la puerta esperándome, con una sonrisa enorme, con un gesto de emoción, nostalgia, y orgullo. Eran muchos sentimientos encontrados. Apenas lo miré con su esmoquin, y evité llorar. Él me tomó las dos manos y me abrazó. Fue el abrazo más honesto, sincero, y de amor que había sentido. Luego me colocó frente a él y limpió una lágrima que se me había escapado. ──Maya. Perdóname. Sé el sacrificio enorme que estás haciendo. A tu edad, una joven no piensa en casarse y tú lo has hecho por salvarme a mí, a nuestra empresa, a nuestra familia. Debo decirte que estoy orgulloso de ti. Si este matrimonio no funciona déjame decirte que lo resolveremos y que las puertas de la casa siempre estarán abiertas para ti. ──expresó con palabras entre cortadas, como si le dolieran, como si le apuñalaran el corazón. ──En cuanto a Dante, he hablado con él. Y a simple vista es un buen muchacho. Hija, traten de entenderse, de comprenderse y sobretodo de amarse. Ya te dije, si no funciona regresa a casa. ──concluyó, con esos ojos color gris llenos de lágrimas. Le abracé de inmediato y le susurré en su oído. ──Sí padre. ──Cariño, no le digas eso a la niña. No le desees mala suerte. ──replicó mi madre ante el discurso de mi progenitor. Escoltándome del brazo me adentré a la capilla. Todos se levantaron y me miraron mientras una melodía anunciaba que llegaba la novia. Desde lejos observé a Dante, vestido con esmoquin. Una vez llegue, mi padre colocó mi mano encima de la suya y bendijo nuestra unión. Él no se veía seguro, yo tampoco. Rápidamente colocamos atención a el discurso del sacerdote y ya compartiendo nuestros votos, anillos y el acepto, nos declararon marido y mujer. El dilema se efectuó cuando el cura dijo: "puedes besar a la novia". Dante me miró espantado, no sabía qué hacer. Era obvio, no teníamos sentimientos, no teníamos amor. Sus ojos se cruzaron con los míos, mas yo estaba inmóvil, también nerviosa. Con gran esfuerzo se acercó y me propinó un rose de labios, un corto beso para salir del paso. Todos aplaudieron y una vez culminada la ceremonia se reunieron en un pequeño salón que poseía una de las casa de los Salvatore. La música estaba a punto de estallar mis oídos. Todos bailaban y bebían con alegría. Incluyendo Sasha, mi amiga, que bailaba con el tonto de Mickey. Me alejé un poco de la multitud saliendo del salón para sostenerme de una pequeña fuente adornada con flores. Miré el cielo y tuve miedo. Esta noche seria mi primera vez junto a un hombre que no amo. En ese momento escuché pasos aproximarse. Al girarme era Dante con una mirada apenada. Él se rascaba un poco su cabello, estaba parado frente a mí. Le resté importancia y apoyé mis brazos a los tubos que impedía cruzar hacía la fuente. Él también recostó sus manos y sin mirarme observó aquella fuente el cual contenía dos muñecos con arpas. De su boca salía agua, eran hechos de cemento, estaba muy bien pintados, era hermoso. ──.Esa fuente se la construyó mi padre a mi madre. Mira los dos muñecos. Él decía que era cupido, porque en una fuente había visto a la mujer más hermosa del mundo, mi madre. ──comentó él con un brillo especial en sus ojos. La luna reflejaba un destello hermoso resaltando así esas pecas en sus mejillas. Su nariz perfilada y su rostro curveado le hacían lucir atractivo. Ahora viéndolo bien, Dante realmente era encantador. Su cabello n***o estaba perfectamente peinado hacia atrás, y al reírse dos hoyuelos se dibujaban en cada extremo. Una vez se percató de mi atención y observación el cual me hizo sentir avergonzada haciendo que mis mejillas se sonrojeara. Me sostuvo la mirada y me sonrió con delicadeza, con ternura, con nervios. ──Maya. Lamento lo del beso allá adentro. Pues yo... me sentía confundido, pero tú ahora eres mi esposa y quiero comportarme como tal.──suspiró profundamente para continuar. ──Quiero intentarlo Maya, de verdad quiero intentarlo. Pero no quiero condenarte ni a mí ni a ti a vivir infeliz, por eso te propongo que... si no funciona nos separemos. Con la condición de que por lo menos lo intentemos. Sonreí ante su propuesta, bajé la cabeza y lamí mis labios. Me sorprendía escuchar eso en su boca. Papá tenía razón, Dante era muy sensato a pesar de todo. Sin embargo, no dejaba de temblar, y no por el frío si no por el miedo. Esa noche tendría que cumplir como esposa y no estaba lista para eso. ──¿Qué te preocupa?──formuló al ver mis gestos de inconformidad. Levantó mi rostro sosteniéndome el mentón para atraparme con su mirada. Lo pensé un poco, pero le confesé mis nervios. ──Es mi primera vez. Tengo miedo. ──susurré. Él se rio sutilmente. ──Yo también estoy nervioso. ──reveló. ──¿Tú?, no lo creo.──dictaminé levantando una ceja. Dante no era tan jovencito, debía tener unos veintitantos. Eso me hizo pensar que ya tenía la suficiente experiencia. ──No crea que porque tengo experiencia no me ponga nervioso. Un hombre también tiembla, también llora, también se coloca nervioso a la hora de tener sexo. La sociedad enseña que un hombre muestra su hombría con cuantas mujeres se atraviesen, enseñan que los hombres no lloran, que los hombres no sufren, que los hombres no se enamoran. Al contrario, hay hombres que si lloran, que si sufren y que si se enamoran. No todos, pero los hay. ──resumió a su argumento acariciando mi rostro. Sus ojos miel se conectaron con los míos y sentí como su cara eliminaba distancia entre ambos percibiendo su aire agitado. Cerré mis ojos para esperar aquel beso, pero solo escuché en mi oído un susurro que hizo que mi piel se erizara. ──Alguien nos observa. Volteé inmediatamente y solo encontré la oscuridad de un bosque. Dante se aproximó y le jalé el brazo obstruyendo su camino. ──Ni lo pienses Dante. ──grité, más él se zafó de mi agarre. ──Maya, alguien me ha estado amenazando a través de correos, cartas, y anónimos. Me acecha desde las sombras y debo saber quién es. ──expresó corriendo hacia la oscuridad del bosque. Acaricié mis manos de nervios. No había señal de él. Ya había pasado aproximadamente cinco minutos. ──Maya... ¿Qué haces aquí?──preguntó Mickey acercándose a mí. ──Mickey. Dante vio algo en el bosque y fue tras él. Tengo miedo, han pasado unos cinco minutos desde que se marchó. Mickey miró con desconfianza el bosque y en ese momento se escuchó como una explosión. Un estruendo que estremeció mi cuerpo. Mickey corrió en busca de Dante sumergiéndose en lo oscuro del bosque. Dos minutos después... Me acerqué al ver una silueta reflejarse. Que al mostrarse era Mickey cubierto de sangre. Mis ojos se abrieron como si se fueran a salir. Mickey miró sus manos cubierta con el líquido rojo y me vio con una mirada sombría, perturbadora. Creo que Dante está muerto. _________(...)___________ Pequeña notita: Hola a todos los que leen esta historia. Les invito a quedarse hasta el fina, a dejar sus votos y sus comentarios. Por favor, mientras más comentarios dejen, me animan a seguir actualizando. Los quiero mucho. Si leyeron este primer capítulo y les gustó. Entonces, quedense hasta el final, se sorprenderán... Un beso a todos. Con cariño. C. M
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