Capítulo 2
La firma
Me gustaría decir que todo fue un sueño, o una mala pesadilla, pero no lo fue. La celebración se volvió un completo caos; lo siguiente fue las personas corriendo de un lado a otro,y la policía interrogando a todo el mundo. Dante Salvatore había recibido un disparo en la cabeza. La ambulancia se lo llevó a toda prisa, y todos le rogaban al cielo que el chico estuviera bien.
La policía no perdió el tiempo para interrogar, aunque se enfocaron más en Mickey y en mi ya que fuimos las últimas personas al verlo bien. En realidad, Mickey no tuvo nada que ver, fue a ayudarlo después del disparo, y en ningún momento me acerqué a ese bosque, por eso, no entendí como los oficiales podían sospechar de mi.
Después de un rato, mis padres me llevaron a casa, me encontraba exhausta. Sasha me consolaba mientras miraba la oscuridad que representaba la noche.
—Lo siento —se disculpó Sasha acariciando mi cabello.
—Estoy cansada—murmuré
—Ya irás a descansar
Asimismo, nos bajamos del auto al llegar a nuestro hogar. Sasha me sostenía de un brazo para que no me cayera, a la vez estaba como mareada. Me senté en el mueble, apoyé la cabeza en mi mano izquierda.
—Te prepararé un té para que te calmes un poco —asentí. Estaba aún alterada por lo que había ocurrido. Al ver a Dante bañado en sangre fue espeluznante, pero... ¿quién querría matarlo? era un misterio, esa era la pregunta del millón.
Observé a mamá y a papá entrar preocupados, susurraban entre ellos, caminando de un lado a otro.
—Esta listo el té —habló Sasha, llevándome una taza por la mitad. Le vi por un minuto, luego, me lo bebí de un solo golpe. Me quemó la boca, estaba caliente.
—Señor Santana, té —papá lo recibió, al igual mamá. Comenzaron a beber despacio.
—Lamento lo que sucedió hija—resopló papá, con un semblante de cansancio.
—¿Quien quisiera matarlo papá?—él se encogió de hombros.
—Dante recibió una rata muerta maloliente de regalo, pudiera ser que hasta su mismo atacante estuviera dentro de la boda. Uy no, Jesucristo bendito —hizo la señal de la cruz mi madre.
—Puede ser... no lo sabemos solo... —bostezó, se llevó una mano a la boca —. Solo tenemos que estar atento a todo.
—¿Le dijeron a la policía?, digo, ¿lo de la rata?
—Yo se lo dije —señaló mi madre.
—¿Que dijeron?
—Que investigarian —bostezo ella.
—Creo que deberíamos todos ir a descansar, fue una noche complicada—sugirió Sasha.
—Ella tiene razón, dormiré un poco. Buenas noches — se despidió mi padre con un abrazo hacia mi, y luego a Sasha; mi madre hizo lo mismo, hasta que desaparecieron al subir las escaleras y escabullirse al pasillo.
—Tú también deberías descansar, tienes un aspecto horroroso —sonreí, Sasha era la mejor, siempre me hacía reír. Tenerla era una completa bendicion. Me tomó por el brazo, me subió a mi alcoba, y allí me dejó caer en la cama.
Jadeé, viendo cómo buscaba entre mi clóset una pijama.
—Cambiate, no dormirás con ese vestido que huele a tierra —se quejó, sonreí nuevamente. Finalmente consiguió la pijama.
—¡Muevela, también tengo sueño! —rápidamente comencé a desajustar el vestido. Se suponía que sería mi noche de boda, y que en estos momentos estaría perdiendo mi virginidad en un hotel de lujo, sin embargo, no pasó. Me desvesti a toda prisa, ya esas alturas mi vista comenzaba a nublarse y el sueño a perseguirme. Cuando por fi logré estar más cómoda, me lancé a mi lecho para acurrucarme hasta quedarme dormida.
Entonces... otra pesadilla.
Un bosque. un sujeto enmascarado, un cuchillo. Y siempre me atrapa.
Desperté sobresaltada. Con el corazón a mil, y el sudor presente. Guacala, no me gustaba mi propio sudor. A un lado de la cama reposaba Sasha con la boca abierta y una mano en la cara, hasta durmiendo era dramática. Me levanté, teniendo la sensación de vomitar, por eso, corrí hacerlo. Acto seguido, me duché, me cubrí mi cuerpo con un vestido floreado amarillo. Rayos, me veía extremadamente delgada, mis senos pequeños, mis brazos parecían huesos de pollo. Mi piel muy pálida resaltando un lunar cerca de mis labios finos y rosados. Dejé de observarme para dejar de conseguir defectos que no me gustaban en mi propio cuerpo, me encontraba tan simple que no me explicaba como Dante pudo aceptar casarse conmigo. Siempre he pensado que Sasha era mejor que yo. Mucho más lista, más inteligente, más bonita, si, sobretodo más hermosa. Lucia una melena cobriza, con unos ojos verdes claros, y un cuerpo de sirena que enloquecia a muchos, literal, era la sensación a donde llegaba. Era una mujer que se hacía sentir, y que muchos hombres le coqueteaban. Extrovertida, segura de sí misma, divertida, y con buenos gustos.Todo lo contrario a lo que soy, éramos tan diferentes, que por momentos no lograbamos entender como somos amigas. Ah si, nos conocemos desde niña, a sido mi vecina durante años, la cual ha provocado que se fortalezca un vínculo de amistad. Más de una vez deseé ser como ella, o ser ella.
Salí a la cocina, despejada. Mamá y papá aún descansaban. Tome un bolso pequeño, metí mi cuaderno de dibujo, y fui a caminar. Me dejo llevar por mis pensamientos, cruzo, camino, pienso de Dante, en sus pecas, su nariz, sus labios, sus palabras y marchándose al bosque. ¿Por qué no lo evité?. De pronto, llego al hospital central de Camboya.
Pienso por unos minutos ingresar, decido que si. Voy a recepción y preguntó por mi marido, me atiende una mujer mayor risueña y ojos azules intensos.
—Luego, gire a la izquierda —dijo, no había entendido nada, sin embargo, le dediqué una sonrisa para introducirme en el laberinto de pasillos. Después de un rato, finalmente lo conseguí.
Una venda llevaba en su cabeza, unos cuantos tubos salían de su boca, y el monitor que indicaba el latido de su corazón se mantenía estable. Sus ojos se mantenían cerrados, tan inmóvil, tan frágil se veía. Quise tocarlo, más me cohibi en hacerlo. Resoplé. Miré todas las paredes blancas del cuarto, me doy cuenta de una silla al lado de su cama. Me siento allí. Saco mi block de dibujo y comienzo a dibujar, me gusta, siempre lo he hecho, es una manera de expresar lo que siento, otros lo hacen escribiendo, o tocando algún instrumento, pero no yo, lo mío es el dibujo. comienzo a trazar, a concentrarme y el resultado final es una casa junto a la playa, si, siempre he querido vivir cerca al mar aunque no se nadar, más no me importa, me gusta observar las bellezas de la naturaleza.
Sigo enfocada hasta que...
—Dante... —ingresa una mujer como loca al cuarto. Se lanza al pecho del moribundo, acto seguido, comienza a llorar. Me alzó de la silla incómoda, ¿quién rayos era esa tipa que se lanza al pecho de mi marido?
—Oiga señora—amonesto con aspereza. Ella se percata de mi presencia. El maquillaje se le ha corrido, su semblante ahora es furia total.
—Tú, mocosa del demonio, por tu culpa Dante está en este estado. Si no fuera por ti, no estuviera en este pueblo de mierda —gritó.
Lo que a me enfureció es que siguiera aferrada a él.
— No se quien es usted, le pido amablemente que se retire.
Ella se burló.
—¿O que? ¿me pegaras con tu biberón?
Me aproximé hacia ella, le jalé el brazo, forcejeamos.
—Vayase —ordené. La castaña de ojos marrones, piel translúcida, senos grandes, delgada como una flecha, y labios carnosos se volvió a reír
—Me dejó a mi, para casarse contigo —me señaló con un dedo —.No me jodas, no eres ni bonita.
Apreté los puños.
—Prefirió estar conmigo que contigo, como te quedó el ojo —me cruzo de brazos sintiéndome victoriosa. Ella se ríe.
—Querida, Dante se casó contigo por conveniencias de empresas, solamente por eso, pero no tiene ni una pizca de sentimientos por ti. No te quiere, me quiere a mí; fui su primer amor, lo fui todo para él, hasta su primera vez. Si no fuera por la presión de su padre, estaríamos haciendo el amor en Suiza y no estaría aquí —señaló la cama —.Postrado en esa maldita cama y cambiando pañales —gritó histerica.
—¡Es suficiente Elena! —escuché la voz del señor Salvatore.
Elena, así se llamaba la maldita. Ella lo miró sin expresión alguna, resopló.
—Te agradezco que no ofenda a Maya, ella es la esposa de mi hijo. Y no voy a tolerar que tú le faltes el respeto.
《 Toma tú tómate zorra 》
Me dio un vistazo, luego, se centró nuevamente en Elena .
—Me acompañas un momento —Elena asintió. Se alejaron un poco mientras que le observé como el señor Salvatore la ponía en su lugar, ahora se suavizaba la muy bruja.
Resoplé.
—¡Cariño!—llega mi madre corriendo a abrazarme —.¿Por que carajo no me despertaste?
—No quería molestarte mami —respondí, aún enfoncandome en la conversación del señor Salvatore. Mi mamá lo percibió.
—¿Quien es ella?—preguntó.
—La ex novia de Dante
—Ya veo, es bonita.
Le fulminé con la mirada.
—Gracias.
El señor Salvatore se acercó; ahora Elena se había marchado.
—Lo siento por todo lo que Elena te dijo, no tomó bien el rompimiento.
—Ya veo —levanto las cejas haciéndome la desinteresada cuando por dentro me hervía la sangre.
—Hay alguna probabilidad de que ella... usted sabe —se atrevió a consultar mi madre. Le peleé los ojos como muestra de que era una imprudencia.
—Ninguna, llegó esta mañana, su boleto de avión que me mostró lo confirma.
—Bien, es mejor descartar sospechosos —arrastró las palabras, levantando sus dos manos a nivel de los hombros.
El señor Salvatore me miró, sus ojos cafés lucían cansados, su rostro preocupado.
—Maya, pudieras acompañarme a la casa por un momento, quisiera conversar un poco contigo.
Asenti.
—Vayan, vayan tranquilos, yo me quedaré con Dante.
—Gracias —susurró el hombre —.Te espero en el auto.
Volví asentir. Cuando abandonó la habitación, miré a mi mamá un poco escéptica.
—¿Que?—gruñó
—¿Ella no será la asesina señor Salvatore?
Se encogió de hombros.
—Alguien tiene que preguntar y descartar sospechosos. Ella pudo haberle mandado esa rata maloliente
Bufé.
—Bueno. Llegaré tarde —caminé hacia la puerta.
—Esta bien.
Me introduje dentro de los pasillos, hasta que salí del hospital. El papá de Dante me esperaba en el auto, era un buick de los años de los nazis; color n***o, que como Sasha le decia: parecía tener el frente dañado. Me subí.
Todo fue total silencio, solo saqué mi cabeza para disfrutar de la brisa y el poco sol. Al llegar, tuve una sensación incómoda en el pecho. A un lado estaba el bosque donde Dante había aparecido con el disparo, y más allá, la casa. Al bajarnos, revivir el momento junto a la fuente, y todo el alboroto, de repente, los vellos de mi piel se pusieron de puntas, como si algo malo habitara o acechara ese lugar. La casa de los Salvatores era gigante, una mansión de lujo. Por fuera, era blanca, con muchísimas ventanas, columnas que le daba un aire antiguo. Si, era sorprendente. Sin embargo, por dentro escalofriante. Le di un rápido vistazo mientras me sentaba en el sillón de lana. Parecía ser una casa de encrucijadas, por las habitaciones, pasillos oscuros por doquier. Esculturas extrañas, que en vez de llamarse arte, podría ser de terror.
—¿Quiere beber algo?—salí de mi ensimismamiento.
—No, señor Salvatore muchas gracias.
—¿Ya conocia la casa?
—No la conozco toda, solo algunas habitaciones y lugares.
—Y, ¿qué tal te parece?
《 Espeluznante 》
—Majestuosa señor Salvatore, tiene una casa hermosa.
El hombre se levantó, se sirvió un vaso de whisky y se incorporó a donde me encontraba.
—Es una herencia familiar, pronto Dante, mi único hijo la heredará. Y aquí, tendrán muchos hijos. Siempre quise tener muchos hijos.
—¿Y porque no los tuvo?—movió el vaso con hielo, y sonrío con nostalgia.
—Mi esposa, la madre de Dante falleció. Años después conocí a Sandy, pero ella... no quiso tener hijos.
Me atragante con mi propia saliva.
—Lo siento mucho señor Salvatore.
—No, no lo sientas, Dante me traerá muchos nietos —suspiró con melancolía —.Lastima que no podré verlos.
Arrugue las cejas.
—¿A que se refiere?
Se apotrono en el asiento, se cruzó los dedos y esbozo una sonrisa con la boca cerrada.
—Estoy enfermo, muy enfermo. Me estoy muriendo lentamente Maya, y me alegra poder recibirte en mi familia. Eres una buena muchacha y eso me tranquiliza. Sé que cuidarás de mi hijo.
—¿Que tiene señor Salvatore?
—Tengo una deficiencia cardiaca, en cualquier momento, el corazón puede detenerse. Por eso, hicimos este trato, de manera que ambos, tanto tú como Dante, puedan hacerse cargo de nuestro patrimonio que con tanto esfuerzo hemos trabajado. Según tengo entendido, tu padre, Jonathan está enfermo.
—Si señor. Cáncer.
—Usa los fondos que sean necesarios para su recuperación. Ahora, eres mi familia —recalcó.
Asenti.
—Y, ¿ usted?
—Me hace falta un trasplante, pero ya estoy viejo Maya, no soportaré la operación.
Suspiré. Un minuto de silencio que parecía ser una eternidad.
—Maya, quiero hacerte un regalo —murmuró.
—¿Que tipo de regalo señor?
—Quiero darte parte de las acciones de mi empresa. Solo necesito algo: Tu firma . Es una manera para demostrarle a los socios que recibiste mis acciones.
—No, es demasiado señor Salvatore, enserio—me negué rotundamente.
—No seas modesta, ahora eres parte de mi familia —se paró, buscó entre los papeles y me dió un documento, que al ojearlo no entendía nada.
—Solo tienes que firmar. Sé que tú y mi hijo harán un buen trabajo, confío en ustedes.
Vacilé en firmar. Luego, lo hice.
—Señor Salvatore. ¿Quien quiso hacerle daño a Dante? —pregunté algo que si quería preguntar.
Su rostro se entristeció.
—No se. Pero no descansaré hasta descubrir quién le hizo esto a mi muchacho. Hoy me encontraré con un detective privado, no confío en estos policías mediocres —me miró a los ojos —.Te juro que esto no se quedara así, buscaré al mal nacido que le hizo esto a mi hijo. Eso lo juro.
Su voz sonó cansada, por un momento pensé que se le paralizaría el corazón. Por lo tanto, traté de calmarlo.
—Cariño, descansa un poco por favor —salió Sandy desde las sombras. Sus ojos verdes eran brillantes, su pelo castaño lo recogía en un moño, a simple vista se veía que esta mujer era más joven que el señor Salvatore.
—Si, creo que es lo mejor — se levantó, me dio un último vistazo —.Lo siento, pediré un taxi para ti.
Asenti.
—¡Ya regreso!—exclamó Sandy. Realmente, ella me daba miedo, era misteriosa, y desafiante. Era de esas personas que no inspiraba confianza. Resoplé.
Sonó la puerta.
Volvió a sonar.
Me apresuré abrir al ver que nadie aparecía. Me sorprendí al verlo en esa casa. Era el papá de Sasha. Se asustó a verme, luego, ingresó con una falsa sonrisa.
—¿Como estás?—se rascó la cabeza como si no tuviera nada que decir.
—Bien.
—¿Sasha se quedó en tu casa? supe lo que sucedió, lo siento, debe ser horrible que el día de la boda, bueno, traten de matar a alguien—puse cara de culo. Asenti.
—Estoy bien.
Sandy apareció. Sonrío, le saludó como si ellos fueran los mejores amigos...¿qué estaba pasando aquí?
—Necesito hablar contigo—dijo el señor Bustamante nervioso.
—Vamos —habló ella.
Él asintió.
Sandy me dedicó una sonrisa —.Ya llamamos un taxi, nos veremos después Maya.
Asenti.
—Adiós Maya —se despidió el padre de mi mejor amiga. Le seguí con la mirada, era extraño que ambos se fueran al bosque, cuando tenían un despacho dentro de la casa, a caso: ¿eran amantes?, ¿iban a coger? Virgen del acueducto, tenía que decírselo a Sasha, pero necesitaría una prueba. Así que, les seguí también, a una distancia prudencial. Me escondí en un arbusto frondoso, desde la distancia podía discernir lo que hacían más no escuchaba absolutamente nada.
¡Bingo! se besaron. Maldita traidora, infiel.
Luego, sucedió algo inesperado. Discutían por sus gestos. Sandy le dio una bofetada. Acontinuación, lo siguiente me asustó: Sandy sacó un cuchillo y se lo clavó en el ojo.
Ahora sí escuchaba sus gritos. Ella sonrió, sacando el cuchillo del ojo, proporcionandolo en diferentes partes del cuerpo. La sangre brotó como una fuente de agua. Me paralicé al ver la escena, temblaba. Necesitaba salir de allí, tenía que irme. Escuché el crujir de las hojas, eso me puso aún más nerviosa. ¿Me vio?, ¿me descubrió?. Se acercaba,lo presentía.
《Muévete Maya, corre》
Eso hice.
Corrí sin detenerme.
Corrí sin mirar atrás.
Corrí por mi salvación.
Entonces...
—¡CUIDADO!...
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PEQUEÑA NOTA: SI LE GUSTA LA HISTORIA, POR FA, DEJEN SUS COMENTARIOS , ESO ME ANIMARIA A SEGUIR ACTUALIZANDO. LOS QUIER.