~No digas la verdad~

1300 Words
Ese grito fue como un susurro a mi oído, lo único que después sentí fue que me empujaron y caí en bruce pegando mis rodillas al pavimento. Acto seguido, un camión a toda velocidad pasó sin por lo menos detenerse. —¡Loca!—me gritó, mientras trataba de reponerme del dolor tan terrible de mis rodillas. Jadeé de dolor. —¿Estas bien?—me preguntó un chico, su voz era gruesa. Trate de mirarlo más el sol escandilaba mis ojos —.¿Estas bien? Asenti, apretando mis labios con fuerza. —¡Dejame ver!—se agachó tomando mi pierna para ver los raspones que me había hecho. Comencé a llorar —No es la mejor manera de suicidarte. ¿Suicidarme? yo no quería suicidarme. —No quería suicidarme, por favor, necesito ir a la policía —dije angustiada. —Oye no es nada grave—trató de calmarme. —No, no lo entiende, necesito ir a la policía ahora mismo. El chico se asombró por mi insistencia. —Hay un muerto, por favor, ¿puede llevarme a la policía? —Claro, claro —murmuró, ayudándome a levantar. j***r, dolia, me dolía caminar. —Coloca tu mano en mi cuello para que puedas apoyarte —lo hice. Él me sujetó por la cintura. —Iremos despacio, tengo un auto en la otra esquina —señaló la carretera vacía. Asenti. No me importaba donde se encontraba el maldito auto, solo quería salir de allí. Comenzamos a caminar, con pasos lentos, y fue cuando la vi salir entre el bosque. Así era ella. —¡Maya!—se alarmó al verme las rodillas—.¿Estas bien? Mi cara se transformó en terror total. No pude ni hablar. Su mirada se paseó sobre el chico que me ayudaba, le miró de arriba a abajo como si fuera un scanner. —¿Quien eres tú?—preguntó. El muchacho centró sus ojos verdosos en ella. —Soy Jhonny Stank señora—se presentó, luego, me echó un vistazo, y fue suficiente para darse cuenta del terror que estaba experimentando en ese momento. —¿Que le ha sucedido en las rodillas?—inquirio. —Un camión ha pasado a toda velocidad, casi la atropella. Tuve que empujarla para que eso no sucediera. —Entonces...¿la salvaste? El chico no dijo nada. Nuevamente Sandy se centró en mi. —Deberías ir a un médico criatura de Dios para que te ayuden con esas rodillas, si no, quedarán marcas. Asenti, con las lágrimas en las mejillas. Sandy sonrió con tranquilidad. —¿El taxi llego por ti? —Yo la llevaré a su casa —se adelantó en decir el ojos verdes. —Okey, okey —murmuró con una sonrisa amable. —Maya, puedes hacerme un favor. Asenti. —¿Puedes llevarle esto a tu padre?—me extendió la mano y allí tenía las llaves de mi padre. Me paralicé al verlas, ¿cómo ella tenía las llaves de mi padre?, al menos que... no, es imposible, no le sería infiel a mi madre con esa arpía. Quité las manos del cuello del chico; cojeando logré acercarme, hasta tomar las llaves, no sin antes ella sujetarme con fuerza —Si le dices a alguien de lo que viste en el bosque. Te juro que te haré lo mismo Maya, y no lo dudaré en hacerlo para defenderme. Espero que seas una niña buena, y eligas mejor lo que te conviene —me soltó dedicándome una sonrisa. Estaba helada, con el corazón latiendo muy fuerte, y el miedo que aprisionaba mi pecho. —Nos vemos despues—se despidió, desapareciendo en el bosque. —¿Estas bien?—corrió a ayudarme. Comencé a llorar. Me abrazó, me pegó contra su pecho cálido, y allí lloré. Olía a colonia, y su camisa hacia juego con sus ojos, desprendía un olor a lavanda. —Tranquila—me acarició el cabello con suavidad, como si fuera una niña pequeña —.Todo estará bien. Me llevó al auto cargada, sus brazos eran fuertes, su rostro curveado, su nariz perfilada, su pelo n***o desde la raíz con un colorado amarillo en las puntas, y un piercing entre sus cejas tupidas negras. Me subió al coche, luego, se incorporó. Seguí llorando, Sandy me había visto, si no fuera corrido estaba segura que me hubiera matado al igual que el padre de Sasha. ¿Porque?, porque tuve que seguirlos, porque la curiosidad fue más fuerte que la sensatez, ahora estaba metida en una telaraña de miedo y muerte. El auto se detuvo. Miré todo el espacio por la ventana, era la estación de policía. —No por favor, no—suplico. Él frunce el cejo. —Dijiste que hay un muerto. —No es cierto, por favor, no vayamos a la policía. Vayamos a otra parte. El chico sacudió la cabeza confundido. —No entiendo. Dijiste casi suplicante que querías ir a la policía, alegando que había un muerto. ¿Ahora me dices que es mentira?. Asenti. —Por favor, vamos a otro lugar —dije llorando. Él suspiró. —Esta bien. Arrancó el auto. Seguía sintiendo la misma presión en el pecho. Las lágrimas no dejaban de salir. —Por cierto, soy Jhonny . —Y yo Maya Acontinuacion, Jhonny se detuvo en una cafetería, alli pidió galletas con chispa de chocolate y café con leche. —Calmate un poco, y ya deja de llorar, la gente va a pensar que te tengo secuestrada o algo por el estilo. Asenti. suspirando. —Gracias por no dejar que ese camión me arroyara. —No es nada. Pero cuéntame la verdad, ¿qué demonios pasó? No dije nada. —Esta bien si no quieres contarme, no te sientas presionada —miró por debajo de la mesa mi rodilla —. ¿Me dejas curarte? Peleé los ojos. —No te preocupes, de todas formas voy al hospital. —Por favor, déjame curarte esa herida se agachó, sus manos comenzaron a rozar mi pierna —.Espera un momento. Observé que se conducía al auto, asimismo, regresó con un bolso pequeño. —Aquí guardo todos mis instrumentos —sacó una gaza, adhesivos. Y comenzó a limpiar. Jadeé. —Si, duele, sanará rápido. —¿Eres médico o estudiante de medicina—consulte —No, aunque siempre quise ser médico, pero... no sé pudo. —¿Por qué? Vaciló antes de responder. —Aveces uno tiene que hacer cosas por los padres. Además, no tenía dinero, y también debia encargarme de otros asuntos. Asenti. Si, era verdad, aveces uno tenía que hacer cosas por sus padres: Así como mi matrimonio arreglado —Tienes razón. —Ya está —dijo, alzándose e incorporándose a la mesa. —Gracias, estoy segura que serías un gran doctor. —Yo igual—dijo connun aire de tristeza Bebí un poco de cafe con leche. —¿Por qué tienes que ir al hospital? —Tengo un familiar hospitalizado —mencioné. —Bien... ¿es grave? —Un disparo en la cabeza. —¿Se repondrá? —Esperamos que si. Seguí bebiendo, tomando café, y conversando de temas triviales. Jhonny era buena persona, y bastante alegre, eso me agradaba de él. Me dejó en el hospital, me dio su número telefónico y se marchó. Mencionó que no quería perder contacto conmigo, ya que era muy agradable. Le agradecí por haberme ayudado, luego, seguí mi camino. No debia decir la verdad, Sandy me había hecho una amenaza directa. No la digas Maya... Ocultarlo. Caminé por los pasillos del hospital, al llegar al cuarto de Dante, lo vi, un sujeto vestido de n***o, capucha negra, llevaba consigo una inyectadora. —¡Nooooo!—intervine. Ahora sí iba a morir. ********* pequeña nota: Dejen sus comentarios de esta HISTORIA.
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