~Querida Maya~

2648 Words
Mi cabeza se golpeó contra la pared al forcejear con el sujeto, acto seguido, me empujó tan fuerte que caí de inmediato al suelo. Grité. El sujeto huyó. Fue todo tan rápido, como en un abrir y cerrar de ojos. Estaba temblando, y traumatizada por lo que acababa de acontecer. Rápidamente, los doctores llegaron, luego, la policía y mis padres. —Ya se lo dije, no pude verle el rostro —volví a explicar al detective que llevaba el caso de Dante. Él suspiró malhumorado. —Bien señorita Santana, no tengo más preguntas para usted—dictaminó cerrando su libreta de apuntes. El detective Guerra era un hombre alto, moreno, de edad avanzada, con unos ojos cansados negros y un bigote blanco que le cubría casi toda la boca. Suspiré. —¡Hija!, ¿Estas bien?—me abrazó mi padre, le correspondi. Acunó mi rostro entre sus manos como si fuera una niña —. Todo estará bien nena, no te preocupes—me besó la frente. Asenti. Asimismo, me miró a los ojos, esta vez me pegó contra su pecho. —No se que hubiera hecho si te fuera pasado algo, creo que me muero. —El dectective Guerra cree que lo inventé—mencioné dolida—. Dicen que no hay evidencia de que alguien más estuviera en la habitación. Mi padre se despegó lentamente, y me obligó a mirarlo. Sus ojos negros estaban llorosos, tristez, cargados de preocupación. —Hablaré con él nena, no te preocupes por nada—dijo, suspirando, caminando hacia el detective. Escuché la voz de Sasha. —¡Maya!—me abrazó. Yo la apreté con más fuerza. —¿Estas bien?—asenti. Acontinuacion, percibí la voz de Sandy Salvatore y la de su marido. Los pelos se me pusieron de puntas, de pronto, como un tambor, el corazón comenzó a latir, podía escucharlo, y el aire me faltaba. —¡Dante! ¡hijo mío!—se lanzó a su cama llorando, aferrándose a él como si fuera un objeto —.¡Despierta! Debo admitir que escuchar llorar al señor Salvatore fue devastador para mí corazón. Como un hombre fuerte, temible y autoritario se derrumbaba al ver a su hijo postrado en una cama sin esperanza de que despierte. Entonces entendí que la debilidad de ese hombre era su hijo. —¡Tranquilo querido!—trató de calmar su esposa, y me pareció tan hipócrita de su parte verla consolando cuando por dentro no tenía escrúpulo. Por Dios, había asesinado a alguien y ni siquiera se le reflejaba una pizca de arrepentimiento. —¡Dejame!—se quejó apartándo sus manos. —Pobre señor Salvatore—opinó Sasha sin dejar de mirar la escena. —Dios mío, es una desgracia lo que esta sucediendo, parece una pesadilla —espetó mi madre con nostalgia. Mi padre se aproximó a donde me encontraba. —Dante tendrá vigilancia policial—se frotó los ojos un poco cansado. —¡Aleluya! por fin hace algo la policía—habló mi madre. —Me quedaré con él esta noche—dije. —No, tu solita no hija. —Yo la acompañaré—se ofreció Sasha. Mi padre asintió. Acto seguido, le observé dirigirse a donde se encontraba el señor Salvatore. No aparté la mirada, sabía que él ocultaba algo, y me aterraba la idea de que Sandy estuviera involucrada con él. —¿Estas bien?—preguntó mamá. Asenti, pensativa. —Mama... ¿hace cuánto conocen a los Salvatore?—ella frunció el cejo. —¿Por que me preguntas eso? —No se, solo quería saber. Ella suspiró. —Bueno, Alejandro lo conoció en un viaje de negocio. Desde allí, se hicieron buenos amigos. Y él se lo presentó a tu padre. —¿El señor Bustamante?, ya. —Fue hace años. Tú tenías ocho años Maya. La esposa del señor Salvatore acababa de fallecer. —¿De que murió la madre de Dante? —No lo sé, estaba muy enferma—dijo —.¿A que vienen todas esas preguntas? —Nada madre. Tranquila. —Bueno... ya nos vamos—se acercó Sandy. El señor Salvatore tenía los ojos rojos al igual que la nariz. —Gracias por quedarte con mi hijo—tosio—. No sé como agradecertelo. No tenía que agradecérlo, era su esposa. —No se preocupe... no me lo agradezca Él asintió. Me abrazó, y con desconfianza le correspondi. Igualmente Sandy hizo el mismo gesto, y sentí como su careta de hipocresía se mantenía intacta. Me enfureció, sin embargo, no dije nada. —Nos vemos hija—se despidió con una sonrisa con la boca cerrada. Mis padres hicieron lo mismo, y al rato solo nos encontrábamos Sasha y yo en la habitación y un policía afuera. Me senté en la silla. —No debiste haberte quedado. —No voy a dejar a mi mejor amiga sola. Sonreí. —Gracias Sasha —la ojos verdes sonrió. —Oye, debes disimular que no soportas a la señora Salvatore. Blanquee los ojos. —No la tolero. Es tan hipócrita, tan falsa, y una... —suspendí las palabras. Sasha me miró expectante, curiosa. —¿Una que? 《Una asesina 》Pero no podía decirle, no, por los momentos no. Sandy era capaz de acuchillarme al igual que su padre. —¿Una que? —Una hipocrita. —Eso ya lo dijiste... —Entonces lo vuelvo a repetir —Sasha suspiró. Por un segundo se le quedó mirando a Dante. —Es una lástima ver a tu marido en estas condiciones. Tan joven, tan guapo, tan lleno de vida. Ni siquiera pudiste gozar de un buen sexo con él. Me sonrojé. —¡Sasha! —¿Que?, es la verdad. Algo habrá hecho, o una cuenta pendiente, no se, ¿quién querría asesinarlo? Suspiré —. Tengo mis sospechas. —¿Como así?—se incorporó en otra silla que se encontraba en un extremo —. ¿De quien sospechas? Tragué grueso. —Sospecho de su madrastra. —¿Sandy?, ¿por qué? —No lo sé. —No tiene sentido, ¿por qué ella querría matar a su hijastro? —No lo sé, por dinero tal vez. —No comprendo...—arrugó las cejas, buscando una razón para incriminar a Sandy. Sasha no lo entendía, más yo si, la había visto apuñalar a sangre fría. —¿Crees que ella le hizo daño a la madre de Dante? ¿por eso le preguntaste todo eso a tu madre? Bufé. —No lo sé... solo sé que esa mujer no me agrada y que oculta algo, puedo sentirlo. —A mi tampoco me agrada, pero que no nos guste no la hace culpable de ningún crimen. —No lo sé, pero descubriré la verdad, ya lo verás. Sasha se apotrono en la silla. Bostezó. —¿Como vas en la universidad?—cambié de tema. —Bien, apenas comenzamos semestres y ya nos están volviendo locos con tantas tareas. Los profesores igual de arrogantes como siempre, y ningún chico guapo a quien admirar. —¡Que bueno! así estarás concentrada y enfocada. Sasha sonrió. —Espero no desenfocarme por el camino. Tengo que leer mucho, nunca imaginé que estudiar abogacía era prácticamente pura lectura. —¿Odias la lectura? —No, pero tampoco la amo. Prefiero libros eróticos—movió la cejas de arriba abajo. Me reí. —Tu primera vez...¿dolió?—le pregunté sonrojada. Volvió a bostezar, ya el sueño la atacaba. —Como el mismísimo infierno. Claro, debo recalcar que el imbecil con quien me acosté tampoco fue la mata de la delicadeza. Fue muy brusco. Luego, prácticas tanto el sexo que ya deja de doler. Suspiré aterrorizada. —¿Me dolerá? —Si Dante es brusco tal vez si. Tampoco no es un dolor exagerado, solo una pequeña molestia allá abajo. Como te digo, mientras más tengas sexo, dejará de doler. Y lo disfrutarás, porque es sumamente rico. Peleé los ojos incómoda, cambiando de postura. —¿Ya a ti no te duele?—ella me miró mal. —Obvio que no. —¿Como perdiste tu virginidad?—tosi un poco. Sasha se rió. —En una fiesta. Estábamos bebiendo. Era todo de disfraces, todos llevábamos antifaz. Un chico se acercó, luego hablamos, y sin darnos cuenta terminamos en la cama—suspiró de frustración—. Nunca más lo volvi a ver. Solo me desfloró y se fue. Ni una llamada, ni un te quiero, ni un beso de despedida. Solo se fue. —Lo siento. —No, ya lo olvidé —volvió a bostezar —. Estoy cansada. ¿Enserio dormiremos en la silla? Asenti. —Bueno... pobre mi espalda. Sasha buscó las maneras de acomodarse. igualmente hice lo mismo hasta quedarnos dormida. ☆☆☆☆☆ —¡Mierdas, tengo turticulis!—se quejó mi amiga al día siguiente. —¡Fue una horrible noche!—le apoyé haciendo ejercicio al cuello. —Tengo que irme a casa a darme una ducha, tengo que ir a la universidad —¿Quieres un café? —Me vendria bien. Ambas salimos a la cafetería del hospital, pedimos café n***o, guacala, se encontraba muy amargo, hasta me dio dolor de cabeza. Sasha casi se vomita. —¡Maya!—escuché a mis espaldas. Volteé y allí estaba él:Jhonny —Jhonny, ¿qué haces aquí?—él sonrió. —Tuve un accidente en el coche, gracias a Dios ya estoy bien. Solo me corté la mano. —Si, gracias a Dios estas bien—le eché un vistazo a la cortada, después a Sasha—. Ella es mi amiga. Sasha Jhonny, Jhonny sasha. Ambos se estrecharon las manos. Jhonny se quejó por la cortada. —¡Mucho gusto!—exclamó mi amiga con amabilidad. —El gusto es mío—le correspondió con el mismo gesto. —Bueno Maya, tengo que irme, nos estamos escribiendo —asenti. Le seguí con la mirada hasta que desapareció. —¿Tú que haces aquí?—preguntó. Suspiré. —Me quedé en el hospital... —Claro, tienes un familiar hospitalizado, ya recordé —me interrumpió. —¡Así es! —Y... ¿cómo sigue? —Aparentemente bien. Con la esperanza de que pueda despertar. —¿Hay probabilidad de que no despierte? —Un 60%, esperamos un milagro. —Ya veo. Por un momento, Jhonny y yo tuvimos un contacto visual, eso me apenó. Bajé la cabeza de inmediato para apartar la vista de aquellos ojos verdes. —Tengo que irme —Me alegró verte. —Igual a mi—me lamí los labios. —Bueno. Hasta luego. —Hasta luego. Caminé rumbo al cuarto de Dante. Era mucha casualidad que me volviera a encontrar con Jhonny, era tan amable, y sus ojos tan dulces que hizo que me ruborizara. 《 Concentrate Maya, estás casada》Miré a Dante y sentí un revolcón en mi corazón. No sé que habrá hecho para estar en esas condiciones, pero tampoco se merecía que estuviera pensando en los ojos de alguien más cuando él batallaba entre la vida y la muerte. Me acerqué, le acaricié el rostro, recordando nuestra última conversación en la fuente. Sus labios tocando los míos, sus pecas, sus ojos miel. 《Un hombre también se coloca nervioso a la hora de tener sexo》sus palabras estaban más vivas que nunca en mi cabeza. Miré mi dedo, tenía puesto el anillo de matrimonio. También en el suyo estaba su muestra del pacto que habíamos hecho en el altar. Suspiré. Relajé un poco mis hombros, regresando a la silla. Mensaje nuevo Reviso el teléfono, es de Sasha. Sasha: ¿Quien era ese chico? Yo: Un chico que conocí por casualidad :* Sasha: Esta súper lindo. Es muy guapo... lo vi interesado en ti... Yo: ¿Que?, no. Solo somos conocidos. Sasha: Y que tiene que ver, pueden ser algo más que conocidos. Peleé los ojos ante el mensaje. Yo: Estas loca. ¡¡¡¡Estoy casada!!!! Sasha: Y que... Además, no sabemos si Dante despertará. Una noche no significa un compromiso. Yo: Definitivamente no. Juré ser fiel, y lo seré. Sasha: Si eres aburrida. Si no lo quieres, entonces, yo si lo quiero. Yo: ¡¡¡¡Estas loca!!! Deje de responder mensajes cuando la puerta se abrió y Mickey apareció. Su cabello n***o estaba desordenado, sus ojos azules ansiosos, su piel demasiado pálida, y su ropa toda negra, en efecto, a Mickey le gustaba vestirse de n***o. —¡Mickey!—me levanté de la silla. —Maya, no sabías que estabas aquí. —Si, me quedé con Sasha. A Dante quisieron atacarlo. —Si, así me enteré. Me lo dijo mi madre—miró a su amigo con nostalgia. —¿Sabes quien quisiera hacerle daño?—por un momento se me quedó mirando como si quisiera decirme algo. —No, no lo sé—dijo, suspirando, bajando la cabeza. —Mickey—el chico alzó la cabeza —¿Crees que... la señora Salvatore pudiera atacarlo? Palideció. Por sus gestos supe que Mickey ocultaba algo. —¿Por que crees eso? —No lo se, dímelo tú. —No tengo nada que decir. —Mickey, si sabes algo debes decirlo. Alguien quiere matar a Dante y tenemos que impedirlo —guardó silencio con los ojos fijos, pelados, con la respiración fuera de sí. Me acerqué, traté de calmarlo. —Mickey, ¿qué sabes de Sandy Salvatore? por favor, dímelo. Se apartó con abrupté. —Solo sé que es una mujer muy peligrosa. ¡Alejate de ella!—con esas palabras, se marchó. Quedé inmóvil, horrorizada. Lo único que me llegaba a la mente era la imagen de Sandy apuñalando al padre de Sasha. ¿En qué lío estaba metida?, ¿con qué familia se había metido mi padre?. Tenía muchas preguntas, muchas dudas que no lograba resolver. Todo estaba mal: el contrato, el matrimonio, el atentado de Dante, absolutamente todo. Todo el día pensé en las palabras de Mickey; me carcomia la mente como las termitas al comerse la madera. A pesar de que me duché, no podía relajarme, estaba sumamente estresada por toda la situación. Me tendi en la cama, pensantiva, atormentada por mi propia mente. El celular vibró. Con flojera lo tomé, era Alexa. Alexa mi compañera de clase en la universidad. Estudiaba arte, y ella me pondría al tanto de las tareas, y todas las materias. Estaba comenzando semestre, y ya no podía seguir posponiendo el no ir. Si seguía así, perdería por completo el lapso. Alexa: ¿Cuando regresas a la universidad? espero estés bien... Yo: Lo estoy. Espero estar el lunes. Alexa: ¿como sigue Dante? Yo: Igual. En coma. Vibra el teléfono nuevamente. "Número desconocido". Arrugó la frente. Abro el mensaje, y tiemblo al leer el escrito. "Querida Maya, mi dulce Maya, la más linda de todas las chicas que he visto. Me gustas, me gustas demasiado, tanto que no dejó de pensar en ti. Te has metido en mi mente como un virus al tal punto que no hay ni un solo segundo que no te borre de mi memoria.  Pienso en ti cuando me acuesto, cuando me levanto, en todo el día. Pienso en lo mucho que quiero arrancarte la ropa. Moderte, chuparte, arrancarte los picos de tus hermosos y pequeños senos. Quiero comerte, cortarte en trozos, bañarme con tu  sangre, arrancarte tu boca, tus ojos para que no veas a nadie más. Solo imaginarlo me excita, me masturbo, me fascina. Estoy más cerca de ti de lo que tú crees, pronto nos veremos mi Diosa. Con amor: Tu admirador. ☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆ Pequeña notita: Si te ha gustado la novela, por favor, deja tus comentarios,  tus votos y agregala a tu biblioteca. Es completamente gratis. Si comentas, me animas a continuar y actualizar seguido. Los quiero.
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