CAPITULO 3

1943 Words
Sueño de nuevo con el accidente, pero hay algo diferente en el sueño, nos volcamos en la camioneta, el hombre que empieza acercarse a la camioneta, pero mira hacia atrás, a lo lejos la sombra de otro hombre tomando de la mano a un ¿niño? Despierto de golpe, esto sin duda es algo nuevo, aunque no se si es del todo cierto y tampoco creo que sea buena idea decirte a papá, sería una tortura hacia el mencionar de nuevo lo de ese accidente. Me estiro y veo el despertador son las 08:30, vaya, me he vuelto a despertar temprano ¿estaré enferma? Me estiro y decido salir a correr para despejarme de ese extraño sueño Veinte minutos después estoy de regreso y me dirijo a la cocina para desayunar –Hola papá- me acerco para darle un beso - ¿Saliste a correr? - me pregunta sorprendido y es cierto yo nunca hago ejercicio, pero esta vez lo necesitaba -Si, tuve otro sueño raro y quería despejar mi mente…- -Ven siéntate a desayunar- y como por arte de magia entra la señora London para prepararme el desayuno - ¿Qué quieres desayunar mi niña- -Unos hot cakes, fruta picada y un batido de frutos rojos por favor- -Enseguida- dice la señora London; en menos de diez minutos tengo mi desayuno y como salí a correr no tardo en devorar el gran desayuno – Me iré a dar un baño- le digo a mi papá mientras lee el periódico y toma su café, subo los escalones corriendo y me dirijo a mi cuarto, me quito la ropa camino al baño tomo mi reproductor de música y me meto al baño ya desnuda, abro la llave del agua caliente y dejo que caiga el agua mientras escojo una canción me decido por Beethoven y ponga la canción “Balada para Elisa” Me meto al agua y todo el sudor y cansancio se van conforme va avanzando esa pieza en diez minutos termino de bañarme salgo y voy al armario para ver que me pondré, pero tocan a mi puerta me acerco, la abro y veo a Dan y a su sequito detrás de el – Dice papá que el carro vendrá por ti en cuarenta minutos- -estaré lista para entonces, gracias- y le cierro la puerta, en cuarenta minutos estaré fuera de este cuarto, de esta casa que me vio crecer, pienso un poco con pesar. Me dirijo a mi armario abierto y tomo unos jeans ajustados color vino y un top color crema, tomo una mochila de mi armario y comienzo a meter todos los cosméticos, perfumes, cremas, accesorios, cepillos y dejo afuera lo que me pondré antes de irme, en otro compartimento de la mochila meto el cargador de mi teléfono y audífonos que son esenciales para mi existencia, me siento frente al tocador. Empiezo todo el rollo para peinar mi rebelde melena rizada, primero una crema para que se definan bien los rizos y no se esponje y secarlo poco a poco para que se esponje aún menos, en ocho minutos termino con mi cabello, me embadurno de crema los brazos y cara, me maquillo muy poco, un brillo rojizo en los labios y un poco de rímel. Termino de sellar las cajas que quedan y me dispongo a ponerme los zapatos, tomo unos botines de tacón de seis centímetros color crema, tocan a la puerta, termino de anudar el cordón y abro –Ya esta aquí el carro mi niña- -Bajo enseguida- me pongo perfume y meto todo lo que deje a la mochila, Dan y sus amigos entran a mi cuarto – Te ayudaremos a bajar las cajas- y antes de que pueda decir algo ya salieron, tomo la mochila y salgo del cuarto. Estoy frente del carro meto mi mochila y me giro para despedirme de Dan – Adiós, y no entres a mi cuarto- cuando ya me voy a meter al carro Dan me toma del brazo y antes de que reaccione me da un abrazo hundiendo su cara en mi cabellera suelta eso solo lo hacía cuando se sentía asustado y estábamos solos, el me suelta y me dice – Adiós Demonio- - Dan, regreso por la noche no salgas si es necesario- le dice papá y se mete al carro, desde que mamá murió oh eso es lo que nosotros creemos, papá se volvió más estricto con nuestra seguridad -Si papá- Cierra la puerta del coche y le dice al chofer- Al colegio Dea Moris- el chofer asiente y arranca el carro y vamos en un cómodo y tranquilo silencio, mientras veo por la ventana como vamos dejando las lujosos y grandes casas entre ellas la mía… Conforme vamos saliendo de la ciudad las casas son más chicas y sencillas, parecen de juguete y seguimos avanzando prácticamente estamos ya fuera de la hermosa ciudad de Roma y nos dirigimos hacia el bosque, sabía que el colegio era privado y un poco retirado, pero no tenía idea de cuánto. Me quedo embelesada por la belleza del bosque y su quietud, de pronto el chofer se detiene frente a un enorme portón metálico, mi papá llama a alguien – Estamos afuera- en un segundo se abren las puertas, que raro… Hemos llegado al colegio Dea Moris, el colegio privado, donde vienen los hijos de presidentes, gente importante incluso dicen que algunos hijos de reyes y nobles vienen aquí y hay rumores que hijos de grandes mafiosos oh en pocos casos como el mío vienen hijos de las compañías de seguridad más prestigiosas del mundo entre ellas la de mi papá, él le ha dado equipos de seguridad a muchas familias importantes de Roma, Italia y Japón, y gracias a eso pude entrar a este colegio. El chofer entra por el enorme portón metálico y avanzamos hasta la entrada de una enorme casa parece antigua del siglo XVl tal vez, frente la entrada esta un señorita alta, delgada, rubia de cabellera lacia y piel apiñonada, me resulta familiar oh solo la estoy confundiendo con otra persona, tal vez. -Bienvenidos – baja tres escalones y me da un abrazo, que incomodo es esto… -Mi nombre es Ginna y soy la subdirectora de este colegio también seré tu maestra de literatura- -Hola, yo soy Franccesca- Ginna tal vez tenga unos treinta tal vez más, y si tiene más se ve bastante bien, mi papá sale del carro y le dice al chofer que baje las maletas. - Ginna- mi papá la saluda como si ya se conocieran - Santino- y le ella le responde de igual manera, esto es un poco raro. -Bueno hasta aquí llego ya Bella- y sé que es momento de despedirnos – Adiós papi, regresa con cuidado- Claro- me da un abrazo fuerte y se sube al carro, giro sobre mis talones y me topo con Ginna –Ven iremos al auditorio donde te nombraran junto otros chicos para que te quedes en una casa y el maestro o maestra que te nombre será el encargado de ustedes por el tiempo que estés aquí, compartirán esa casa con chicos de otros grados, la casa es mixta así que hay chicos y chicas viviendo en una misma casa- mientras me dice todo esto mientras caminamos, me sorprende que pueda ir tan rápido con tremendos tacones, llegamos una puerta de madera enorme, la abre y yo entro al auditorio. Entro y me siento hasta atrás como suelo hacer en todo lugar donde hay muchas personas, hay casi ochenta alumnos esperando y cuchicheando, están igual de nerviosos que yo, de pronto se oye la puerta del auditorio cuan se abre. Todos volteamos y va entrando una mujer alta delgada de cabellara negra recogida en una cola de caballo, se detiene a mitad del pasillo y menciona el nombre de algunos alumnos, tiene una potente voz ya que ni siquiera tuvo que gritar para ser escuchada, se levantan los chichos que menciono y ella se retira y los chicos detrás de ella, afuera puedo ver como una pequeña chica les da unas hojas a los recién mencionados. Esto paso con otros seis maestros, ya solo quedan en el auditorio cinco chicos y tres chicas yo incluida, de pronto llega una mujer, vestida como si fuera a montar a caballo solo le faltaría la fusta, se para frente de mí y puedo ver sus ojos grises oscuros, es de piel morena y una melena rizada castaña, resulta un poco intimidante, siento que la he visto antes, se parece a alguien que conozco a alguien que ha estado en la mansión. Menciona a los cinco chicos y salieron del auditoria después de oír sus nombres luego menciono a las otras dos chicas que también salieron después de escuchar su nombre, me menciono al último – Y Franccesca Di Pietro- me levanto y ella me da una hoja con horarios y yo sigo tratando de recordar en donde la he visto, alzo la mirada y me sonríe con amabilidad. Salgo del auditorio aun pensando en donde he visto a esta intimidante mujer y por ir pensando en eso no me fije por donde caminaba y choque con alguien y los papeles que el llevaba en mano salieron volando, me hinco en el suelo igual que el para recoger todos los papeles que por culpa mía se habían regado, termino y alzo la vista para darle los papeles al chico y me quedo congelada, al ver los ojos más hermosos que había visto jamás; el azul más claro como el mar Caribe y más el verde de los bosques fusionados en los ojos de este chico de piel pálida prácticamente de porcelana. - ¿Qué paso aquí? – Es la voz de la maestra que se hará cargo de mí en este colegio – No lo volveré a preguntar Nathan- dice cuando ve todavía papeles tirados en el suelo. -Lo siento Emma chocamos y los papeles salieron volando- -Señorita es culpa mía no vi por donde caminaba- No me sentía así desde que me regañaron por decirle a Dan que nadara conmigo mientras él estaba enfermo, le doy los papeles que recogí al chico, agarro mi maleta y me voy al edificio que me corresponde. El edificio tiene la misma fachada de la casa principal, es el más grande de todos casi del tamaño de la casa principal, el edificio es gris con gárgolas prácticamente negras, cuando entro al edificio veo cortinas color vino con cordones dorados que las mantienen abiertas y un piso de madera oscuro, es igual a las casas que salen en las películas de miedo, al cerrar la puerta, me abraza muy emocionada una chica más chica que yo un año tal vez, me cuesta respirar… -Lily deja a esa pobre chica tranquila- alzo la mirada y veo a un chico alto de cabellera negra de ojos color miel y una piel blanca con mejillas rosadas – Nathaniel solo tú sabes cómo arruinar una bienvenida- y le hace un puchero demasiado encantador para mí gusto –Disculpa a mi hermana, me llamo Nathaniel Winchester y ella es Lily Winchester, bienvenida al edificio- me doy cuenta de su asentó, creo que son de Londres y tengo la noción de que eh oído oh visto ese apellido en algún lado. –Ven te llevaremos a tu cuarto- Nathaniel toma mi maleta – Yo puedo llevarla- le digo tratando de quitársela de la mano - Ante todo soy un caballero, yo la llevare por ti- Subimos las escaleras, hay tres tramos de escaleras, subimos los tres y damos vuelta a la derecha tres puertas adelante y a la cuarta nos detenemos
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