Deseo 7: Besar a un desconocido.

1821 Words
SEPTIMO DESEO. INVITAR UN TRAGO Y ROBARLE UN BESO A UN DESCONOCIDO. Desperté sintiendo el fuerte olor a alcohol y medicamentos, al abrir mis ojos me encontré con la sorpresa de estar en una camilla de hospital, mi mente recordaba poco lo sucedido, pero no me dolía nada más que mi pecho como era de costumbre, tenía conectada una mascarilla de oxígeno a mi rostro, fue entonces cuando lo vi, Ron estaba dormido en el mini sofá en frente de mí. ¿Acaso se había quedado ahí toda la noche? No pude evitar sonreír al verlo dormir, su rostro tan sereno, sus brazos cruzados intentando abrazarse así mismo, era tan tierno. ¿Cómo es que tenía tanta dicha de mi lado? Me moví para intentar sentarme y al hacerlo había tumbado una botella de agua que estaba junto a la camilla en una especie de mesa flotante, Ron se removió y abrió sus ojos con rapidez, lo saludé con la mano y me sonrió. Fue inevitable no sentir algo moverse dentro de mí, tenía mucho tiempo sin sentirme de tal manera, ¿Acaso me estaba enamorando de Ron? En mi defensa, era inevitable si lo veía sonreír así de bonito. —¡Hey! ¿Cómo te sientes? Me diste el susto de mi vida—menciona al acercarse, se sienta en el borde de la camilla, intento sonreírle, pero es posible que no me vea por la mascarilla. —Estoy bien, recuerdo poco. ¿Qué sucedió? —pregunto desconcertada. —Estábamos en el museo, admirabas todo a tu alrededor, tengo grabado todo incluso cuando te desvaneciste. —cuenta y un gesto triste posa en su boca—, La doctora dijo que tienes deficiencia de oxígeno, eso provoco que te desplomaras. —Oh, lamento arruinar nuestro viaje—respondo y él aprieta mi mano, niega con su cabeza y besa mi mano con suavidad, me estremezco al tan solo sentir su suave tacto. —De eso nada, la he pasado increíble todo este tiempo, además, no has arruinado nada. Aún nos queda un día en esta maravillosa ciudad—responde tan empático como siempre, sonrió sin poderlo evitar—, Nuestro vuelo sale de noche, pero tu necesitas descansar, el viaje a casa será cansado. —Lo sé, gracias, Ron. —respondo con debilidad, el asiente en silencio y me quedo profundamente dormida. ******** Arribamos en mi tan natal ciudad, New York, estábamos de regreso ya que habían algunos deseos que podíamos cumplir desde aquí, sin contar que mi salud no parecía querer colaborar y lo más recomendable era estar en reposos sin tanto ajetreo de aeropuertos, Ron había sido todo un caballero y me había dejado en mi departamento antes de irse al suyo, le agradecí y lo despedí, merecía tiempo para si mismo, mientras que yo sentía que algo se quebraba dentro de mí, me había acostumbrado tanto a su compañía, que olvide por completo lo que se siente estar cómoda en la soledad, la sombra del recuerdo de mi tía Charlotte me azotaba, me dolía y quebraba, aunque había asimilado su partida gracias al guía budista, aun su recuerdo me lastimaba. Sintiéndola aun conmigo, tome mi ordenador y me dispuse a releer una y otra vez mi libro, era momento de que fuera publicado, le estaba dando largas y era lo suficientemente bueno como para ser compartido con todo el mundo. Estaba quedándome dormida en el sofá con mi ordenador en el regazo, cuando la puerta se abrió y por ella entró Sam con bolsas en sus manos. —¡Si buenas! ¿A que me echaste de menos? —divierte, le sonrío en grande puesto que tenía toda la razón posible, se acercó a mi dejando lo que había traído en la mesita. —Ya decía yo que habías tardado en aparecerte—respondo y ella se ríe, se levanta del mueble y va por dos copas a la cocina, regresa y descorcha el vino, mi favorito un merlot, niego con la cabeza y la abrazo con fuerza—, Gracias, si no me hubieses salvado aquella noche, me hubiese perdido de Ron. —digo en voz alta y sus ojos se abren mucho por la sorpresa. Menea sus cejas y me arrepiento de habérselo dicho. —¡Lo sabía! ¡Sabía que te traías algo con ese reportero! —exclama con alegría, se sienta en el sofá y me tiende una copa de vino—, ¡Cuéntamelo todo! Me rio y comienzo a relatarle todas y cada una de nuestras recientes aventuras, ella no para de hacer bromas o comentar algo divertido en respuesta, pasamos toda la noche, colocándonos al día en lo que habían sido estas semanas, ella por su parte había conocido a un chico por una app de citas, se llama Julián, aunque no me da buena espina el como lo conoció, me alegra enormemente que se este dando una oportunidad. —¿Es en serio que no se han besado ni la primera vez? —inquiere con indignación. —Estuvimos cerca, pero no pasó, es muy respetuoso—respondo, sintiendo mis mejillas arder, ella me empuja un poco con diversión y abre una bolsa de papas que trajo para picar. —¿Respetuoso o aburrido? —divierte y la miro mal—, Yo soy terrible, Lu. No solo lo besé en la primera cita, también me acosté con él. —¿Cómo? ¿Acaso estas loca? ¡Por lo menos debiste conocerlo un poco! ¿No crees? —respondí. Después de casi atragantarme con el vino. —¡Bah! ¿Para qué? Sabes lo que pienso sobre eso…—alargó para que yo terminara la frase. —Si no te gusta el sexo, no te gustara el hombre después…—finalicé y ella asintió guiñando su ojo derecho, me reí, no podía con esta chica. —, ¿Y entonces? ¿Te gustó o no? —¡Me encantó! Es delicioso, en todo sentido, claro…—divirtió y la empuje un poco. —¡Pervertida! Me desperté sintiendo un peso a mi lado, al verla tan dormida y con sus cabellos por toda la almohada no pude evitar tomarle una foto para luego molestarla. Me puse de pie y fui a preparar el desayuno, un poco de yogurt, cereal y fruta picada, no me encontraba con animo de hacer mayor cosa, cuando ella se despertó comimos juntas, mientras me contaba sobre un caso legal que la tenia loca, sin poder dormir e investigando como nunca, se trataba de corrupción por un policía. —¿Y que harás? —le pregunte engullendo mi último bocado. — ¡No lo sé! Si lo defiendo y gano, estaría cubriendo a un corrupto y cometiendo una injusticia contra la parte acusadora, pero si no lo hago, me podrían hacer daño, Lu. —¿Cómo que hacer daño? ¿Acaso el policía te amenazo? —pregunto con temor, asiente lentamente. —, ¡Tenemos que denunciarlo! ¡No puede hacerte eso! —¿Y cómo? Se supone que es cliente de mi bufete, no puedo simplemente rechazar el caso sin un argumento bueno, mi jefe podría echarme, Lu. — responde abatida, la abrazo de lado y le prometo que lo arreglaremos. —, ¿Y bien? ¿Qué deseo tienes para hoy? —¡Vamos a besar desconocidos! —respondo con emoción, su boca se abre por la sorpresa. —¿Besar desconocidos? ¿Quién eres y que hiciste con mi hermética amiga? —se burla y la empujo en broma, me mira mal y luego se pone de pie como un resorte. —, ¿Y cual es el plan? ¿Solo ir, conseguir un desconocido guapo y zamparle un beso? —Algo así, será rápido y sencillo, solo quiero sentir esa adrenalina recorrer mi cuerpo—contesto y ella asiente satisfecha. —Me gusta, es decir, lo hago casi siempre, pero me apunto—responde convencida y me rio, esta mujer es increíble. Luego de darnos una ducha y alistarnos, salimos con dirección a la calle más concurrida de todo New york, nos sentamos en una vereda y empezamos a buscar quien sería nuestra víctima, era divertido el solo hecho de elegir a alguien al azar. Fue entonces cuando lo vi, un chico alto, con muchos tatuajes por doquier, su cabello n***o azabache y ojos verdes eran cautivadores. —¡Ese! —le señale a Sam y casi babeo al verlo. Nos pusimos de pie y caminamos hasta él, venia caminando sumido en sus pensamientos porque no se percató de nosotras hasta que nos tuvo muy cerca, tenía audífonos puestos, por lo que tuvimos que hacerle una señal, para que se los quitara y nos escuchara. —¡Hola! Se que no nos conocemos, pero quisiera invitarte un trago, ¿Puedes? —le pregunté, su rostro era sorpresa pura, sentía los nervios a flor de piel, jamás hubiese sido capaz de ser tan directa con un chico o tan siquiera tener la iniciativa de invitarlo a salir, quizá por eso aburrí a Eric. —¿Nos conoces? Creo que te he visto antes, no me esperaba algo así—responde nervioso, moviendo su cabello, se lo piensa un momento y cuando estaba segura que me rechazaría, entonces contesta—, ¡Lo tengo! ¿Eres Lucy? ¿no? —¿Cómo es que lo sabes? —pregunto confundida, tanto Sam como yo nos miramos sin comprender, estaba muy segura de que no lo conocía. —Eres noticia nacional, todos saben quién eres, supongo— responde nervioso, suspiro con derrota, pero luego encojo mis hombros con indiferencia—, Pero eso no importa, si me gustaría, ¿Qué tienen en mente? Contentas con haberlo conseguido nos dirigimos a un bar que solía frecuentar con Eric y sus amigos, algunas vine con Sam, entramos y el lugar estaba repleto, nos sentamos en la primera mesa que encontramos libre y pedimos unos cocteles, conocimos al desconocido, su nombre era Larry, sin pedirle permiso y tomando el valor, lo bese, terminando con mi deseo, fue algo muy extraño, porque me respondió el beso, lo hizo sin preocuparse o saber más de mí. Lo cual para mi era mucho, yo jamás hubiese besado a alguien que ni siquiera conocía a fondo, no de un día. ¿Qué digo? Horas, estaba contenta de haber hecho esa pequeña locura o capricho, cuando me gire encontrándome con Ron, quien me veía con sus ojos apagados y lucia bastante confundido, se encontraba con dos chicos mas que no conocía. —Mierda, ¿Ese no es Ron? —susurra en mi oído, Sam. —, Creo que te vio besándote con tatuajitos. —dijo en voz bajita, refiriéndose a Larry. Por alguna razón me sentía mal, verlo tan consternado me hacia sentir culpable, en parte, porque aunque lo negara, sabia que algo estaba surgiendo entre los dos y ambos sentimos la misma conexión.
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