Deseo 8: Sexo frente a todo New York.

1746 Words
Ron se había ido del lugar, luego de haberme visto besar a ese chico, simplemente desapareció, quise alcanzarlo, pero fue imposible, sintiéndome confundida y abatida por su reacción, le pedí a Sam que nos fuéramos también, el chico tatuado estaba confundido, pero aun así lo entendió. Había sido parte de un deseo y se sintió importante según él, por otra parte, yo no sabia como hablar con Ron, ¿Qué podía decirle? Si aparentemente no teníamos nada mas que una amistad y un vínculo laboral. Al llegar a casa, Sam se marchó, debía arreglar unos asuntos de su despacho, mientras yo me debatía en llamar o no a Ron, no tenia nada aparentemente que decirle, pero aun así tomé el valor suficiente y lo hice. Marque su numero y al cuarto pitido me contestó. —¿Hola? —contesto. —¡Hey, Lu! ¿Qué ocurre? —inquirió con un tono tan fingido, que me dolía haberlo lastimado. —Quería invitarte a mi casa, ¿Tal vez una película? ¿Una pizza hecha por mí? —inquirí con temor a que me rechazara. —Pensé que seguías en esa discoteca, Lu, con tu… tus amigos. —arreglo su respuesta, pero si había entendido a lo que quería referirse. —Tenemos que hablar, Ron. Creo que lo merecemos, al menos déjame decirte lo que realmente sucedió. ¿sí? —pedí, suspiro con cansancio, pero acepto. —Esta bien, llevare tu vino favorito que, aunque no me has dicho cual es, lo descubrí por mi cuenta—dijo dulcemente, mientras me colgaba. No pude evitar sonreír, no solo porque había aceptado mi invitación, si no que aparte me traería mi vino favorito y jamás le dije cual era, eso solo comprobaba una vez mas que no hay detalle mas hermoso que la atención. Aproveche el tiempo para ordenar todo mi departamento, también me cambie por algo mas hogareño, pero lindo, quería verme bonita para Ron. ¿Qué iba a decirle? No quería atarlo a una moribunda, pero tampoco podía negarle lo que comenzaba a sentir por él. El tiempo pasó y cuando mi timbre sonó mis nervios se incrementaron como nunca, trague saliva y me acerque a abrir. —¡Ron! —salude, pero mi cara se desencajo al ver a Eric, parado en mi umbral con una botella de vodka, una pizza y un oso de peluche, su rostro fue desilusión pura cuando me escucho llamarlo por otro nombre. —¿Otra vez? ¿Quién carajo es ese tal Ron? —inquirió con enfado, entrando sin haber sido invitado. —¸ ¿De verdad Lucy? Vengo llegando de Rusia, te traje un vodka especial, quiero pasar con mi novia una noche amena y me encuentro con que ella espera a otro, ¿en serio me harás esto? —¡Estas demente, Eric! ¡No soy tu novia! ¡Tampoco tengo porque darte explicaciones de mi vida privada! —exclame con molestia, odiaba que viniera aquí a fingir ser la víctima, cuando fue él quien empezó a poner distancia entre los dos, indiferencia y luego llamo a decirme que tiene otra. ¿Por qué tenia que ser tan descarado? ¡Lo detestaba! —, ¡Te exijo que te largues de mi casa! No eres ni serás bienvenido nunca más. —advertí, dejo todo en mi encimera y me tomo de ambos brazos, quise forcejear contra él, pero su fuerza no podría compararse con la mía, me empujo dejándome entre el y mi isla de la cocina, comencé a gritar, pero no había nadie cerca, vivía casi en el ultimo departamento de la torre. —¡Eres mía, Lucy Blue! ¡Malditamente mía! —exclamaba, nunca lo había visto de esta manera, sentía mucho miedo de lo que fuera capaz de hacerme. —¡No! ¡No soy tuya, imbécil! ¡Suéltame, me estas lastimando! — le grité, pero su respuesta me dejo petrificada, me había abofeteado con tal fuerza, que sentía arder mi mejilla, lagrimas escurrían por mis mejillas. —¡Lu, perdóname! No se porque lo hice, yo… jamás te lastimaría—pidió, no le creía, era un mentiroso agresivo. —¡Lárgate de mi casa, monstruo! —le espete con desesperación, comenzaba a sentirme sin aire, me costaba respirar y no quería sufrir una crisis delante suyo. —¿Lucy? ¿Te encuentras aquí? —escuche la dulce voz de Ron, entrando precavido, al ver la escena, se acerco en seguida a mí. —, ¿Qué ocurrió? ¿Quién eres tu y que le hiciste a Lucy? —amenazo a Eric. —Ron, necesito mi mascarilla de… —no fue necesario continuar porque el asintió en seguida y fue corriendo a mi habitación, trajo consigo mi oxigeno y cuando pude sentirlo, respiré mejor, Ron me miraba fijamente y ya se había percatado de mi mejilla roja, puesto que aún me ardía, Eric se había quedado en shock al verme entrar en crisis, pero al reaccionar, se arremetió contra Ron. —¡Así que tu eres el maldito desgraciado que quiere quitarme a mi novia! —lo insulto empujándolo, Ron permanecía sereno, como si no le importara lo que le decía. —, ¡Responde! —Si vuelves a tocarme, no respondo por mis actos—le advirtió, nunca imagine ver una escena de Ron siendo malote. Eric no se tomo enserio las palabras de Ron, así que quiso propinarle un golpe, pero Ron fue más ágil y logro esquivarlo, aplicándole una llave de alguna arte marcial, dejándolo inmovilizado. Lo saco del departamento y yo aproveche siguiéndolo, tirándole a los pies su peluche y botella de vodka, la pizza me la quedaría. —, ¿Lucy? ¿Te encuentras bien? ¿Qué te hizo ese idiota? Tienes tu rostro muy rojo. —No es nada, enserio, Ron me salvaste la vida, gracias—le agradecí y sin poder evitarlo lo abracé con fuerza. —, Tenia mucho miedo, él solo se apareció aquí, me golpeo cuando le dije que no le pertenecía y yo… estuve a punto de tener una crisis—le cuento y mi voz se quiebra, él lo entiende y me atrae más a su cuerpo, deposita un beso en mi cabeza y me susurra un “tranquila, todo estará bien”. Y le creo, porque de alguna forma todo mejora cuando él está cerca. Luego de tranquilizarme, calenté la pizza en el micro, serví el vino que Ron había traído y nos sentamos en el sofá, dispuestos a seguir con nuestro plan, decidí tomar la iniciativa y contarle lo que había visto en la discoteca, no quería que pensara mal de mí, lo entendió y aunque le causo mucha gracia, me hizo reír con su respuesta. —Lo que no puedo creer es que no me hayas dicho, perdí un deseo de la lista—responde indignado, me rio. —, ¿Y que sentiste? Digo… ¿te gusto? —pregunta con nerviosísimo notorio. Siento mariposas revolotear por todo mi estómago y recuerdo las palabras de mi tía, comprendiendo que con Eric nunca sentí lo que llaman “amor” solo sentía comodidad, podía ser yo, teníamos encuentros y todo normal, pero con Ron, era inexplicable el montón de cosas que me hacia sentir, me hacia vibrar, estremecer, sentirme viva, estaba enamorada. —Ron, solo fue un capricho, logre cumplir un tonto deseo que tenía. —respondí insegura, pero sonando convincente, su mirada se suavizo, sus ojos eran tan expresivos, que era imposible no saber lo que sentía, era muy transparente y eso no solo me gustaba sino me encantaba de él. —, Ron, me estoy enamorando de ti y tengo mucho miedo… Su rostro se iluminó, tan literal, como si le hubiesen puesto un foco delante, su sonrisa era tan linda, con tanta suavidad como era posible había tomado mi rostro en sus manos y enfundado ambos labios en un poderoso beso, sentía un torbellino en mi interior que arrebataba todo a su paso, incluso los miedos e inseguridades, si iba a morir pronto, al menos moriría siendo amada por la persona correcta, su beso era lento, pero con tanto deseo que me envolvía en una nube, la suavidad de sus labios era atrapante, acelero el ritmo y podía sentir como flaqueaban mis piernas, había acomodado sus manos una a cada lado de mis caderas, con un movimiento ya me encontraba encima de su regazo, pudiendo sentirlo más cerca de mí, estaba envuelta en un sabor exquisito, su boca sabia a gloria, podía escuchar cada latido de su corazón que amenazaba con salirse de su eje tal como el mío, alocados por sentirse, por tenerse. Ron intensifico el beso insertando su lengua en mi cavidad bucal, podía sentir su lengua explorar cada parte de la mía, un gemido abandono mis labios, sentía electricidad pura recorrían todo mi cuerpo. Ron dejo de besar mi boca, para comenzar a hacerlo con mi cuello, succionaba y besaba, no podía sentirme mas llena, cada vez sus besos bajaban más, jugo con el borde mi camisa, hasta arrebatármela por completo, dejándome en sujetador, lejos de sentirme observada o insegura, me sentía feliz, tome acción también y le saque su pantalón, dejándolo tirado en mi alfombra, el jugueteo entre ambos era muy placentero, podía sentir la dureza de Ron, yo estaba tan húmeda como era posible, le quite su camisa, admirando su torso, le deje un camino de besos hasta el inicio de su ropa interior. El quito mi short y cuando estaba segura de lo que pasaría entre ambos, decidí cumplir otro de mis deseos. —¿Estas dispuesto a ser participe de mi deseo numero ocho? —le pregunte bajito en su oreja, se estremeció al escucharme y me beso detrás de mi oreja, sonreí por inercia. —Estoy dispuesto a todo por ti, Lucy—respondió con la voz tan ronca, como me gustaba, me hacia temblar, estremecerme, vibrar, todo junto. Me levante de su regazo y lo tome de su mano, arrastrándolo al balcón. —Hazme tuya, aquí. Delante de todo New York—le pedí, sus ojos brillaban por el deseo y su boca se entreabrió un poco por la sorpresa, aun así, acepto, me apretó contra él y enredo mis piernas en su cadera, me subió a una mesita pequeña que tenía allí y me hizo suya, como nunca antes nadie lo había hecho, por primer vez había tocado el cielo y ardido en el más profundo placer.
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