ꕥABIGAILꕥ
Al llegar a la casa sin ningún problema di un suspiro de alivio, aunque mi traje lo he arruinado, tendré que arreglarlo, me tire a la cama a descansar el traje me protegió de no sufrir ningún rasguño. Ese tipo a de tener enemigos en cada esquina, aunque no creo que lo querían matar más bien fue como una advertencia por algo.
Me di una merecida ducha para dormir un poco, mañana tengo las clases con Elena quien cada día es más severa, no sé por qué le teme tanto a mi hermano. Reviso el celular y tengo dos llamadas perdidas de mi padre, es muy tarde para regresarle las llamadas, mañana a primera hora lo haré. Estoy por quedarme dormida cuando mi celular comienza a vibrar no es mensaje es llamada, me incorporo rápido pensando que puede ser mi padre que me está llamando.
—Halo.
—Nena estamos en graves problemas. —Me retiro el celular para ver el número y dice privado.
—¿Quién eres?
—Soy Inovoc.
—Como demonios conseguiste mi número.
—No hay nada que yo no consiga y por esa fase estoy en graves problemas.
—Y que pinto yo en todo eso.
—Mi hermano quiere que le revele tu identidad. —Eso me pone en alerta.
—Me lo prometiste, que no lo harías.
—Mi hermano me dejará en la calle, no sabes lo despiadado que es.
—Invéntale cualquier cosa, a mí déjame afuera de eso.
—Él está obsesionado contigo.
—Apenas lo he visto dos veces, ni conoce mi rostro para que digas eso.
—Cuando a mi hermano se le mete algo en la cabeza, te juro que me torturara, sálvame nena. —Estoy pensando, revelarme mi identidad jamás, pero puedo hacer algo para que me deje en paz.
—Mándame la dirección de su domicilio y la llave de su apartamento o casa.
—¿Qué estás maquinando, hacer?
—Le dejaré las cosas claras, no te preocupes no se volverá a meter ni contigo ni conmigo. ¿Qué técnicas de pelea sabe tu hermano?
—Si tú lo dices, él sabe técnicas militares, dos tipos de combate de cuerpo a cuerpo. Ya te envió la dirección y la clave de su puerta. No vayas a hacer más grande el problema.
—No te preocupes.
Tan grande y tan llorón, que tan temible puede ser, según mire utiliza el yudo, creo que puedo con eso. Lo retaré a una lucha el ganador dejará en paz al vencedor, si eso haré.
Al día siguiente, me levante al estilo oso panda, no dormí casi, por estar pensando como lo voy a retar, a modo que acepte mi solicitud, ese hombre no sabe con quién se está metiendo.
—Abigaíl, que horrible esta tu rostro. —Me dice Elena cuando llego al comedor, mi hermano solo me mira no dice nada.
—No exageres, nada más no me puse maquillaje.
—Aún te falta aprenderte las lecciones de memoria.
—Ya me la sé, una chica nunca debe salir de su recámara sin maquillaje.
—Tienes que aplicarlo no memorizarlo.
—Ya basta, comamos en paz. Aby compórtate como una señorita, no lo volveré a decir.
—Lo que digas hermano. —Ese fue un sarcasmo, quise decir jódete hermano.
Comimos, en paz, mi hermano está extraño, su cara de pocos amigos revela que algo no anda bien en su vida, serán los negocios o su vida marital, aunque su mujer la veo de lo más normal. Ellos sabrán no me interesa, yo también tengo un problema que solucionar.
Esta noche tengo que hacer mi gran escape, después de las clases de Elena que termino molida, porque de castigo me puso tres libros gruesos en la cabeza y me hizo caminar la habitación veinte veces con los tacos altos, esa mujer es malvada conmigo.
Me tiré en la cama sin fuerzas, los pies me duelen, pero no tengo tiempo de lamentarme hoy iré a hacerle la visita a ese hombre, busco entre mi ropa que traje de casa de mi padre. Encontré un pantalón de elástico n***o muy cómodo para mis movimientos, y una camiseta negra pegada al cuerpo de licra, mis movimientos serán más preciso.
Me cambio porque la hora se está llegando, estoy algo nerviosa, el casco no se me debe olvidar es el que guarda mi identidad. Miro al pasillo está solitario, el silencio y la oscuridad reina en la casa, me escabullo por la cocina y salgo sin ningún problema, miro la dirección en el mensaje que me envió ese tarado. Se la digo en voz alta al taxista, después de un viaje de unos veinte minutos el taxista me indica que llegamos, le pago y me bajo, me pongo el casco. Estoy por ingresar al edificio cuando un hombre me detiene.
—¡Disculpa! ¿A dónde va? —Carraspeo mi garganta para contestar
—Soy la nueva distracción del señor Sergey.
—Déjeme corroborar. —¿Qué hago?
—Llame a su hermano Inovoc él me envió como sorpresa.
—Espere un momento. —Solo espero que me haya hecho caso, espero unos minutos y regresa me dice que continúe, no me he quitado el casco, de seguro Inovoc le explico bien. Entro al ascensor y oprimo la clave que me dio el tarado.
Se abre la puerta directamente en su dormitorio, entro con sumo cuidado, no sé si encuentra soy tan bruta que no le pregunte al portero. Me escabullo por el sitio, es muy elegante, ese hombre sabe cómo gastar su dinero, al parecer no hay nadie, exploro todo, es grande muy grande, tiene una especie de trofeos en una de las paredes. En eso, escucho que el ascensor suena como si alguien sube, busco dónde esconderme, hasta pensar bien que voy a hacer.
Entro al armario que más bien es otra habitación muy espaciosa, su ropa y zapatos parece una tienda bien surtida, me asomo por las rejillas de la puerta, lo veo quitarse el saco, estoy por salir antes que se desnude. Cuando los brazos femeninos lo envuelven, es las piernas largas de su novia.
—Cariño, no estés molesto.
—No lo estoy, hazme sentir bien y te vas.
—Quiero quedarme contigo.
Él la tira a la cama, ella está en ropa interior, hay Dios mío creo que van a atener sexo, esto es malo. Cierro las rejillas, esa mujer gime como vaca, que se escucha hasta la otra esquina, no los estoy viendo, no me interesan esas cosas, él no gruñe ni gimotea, solo la escucho a ella.
—Ahora vete. —¿Qué tan rápido? Dura más mi hermano, no es que los quiera escuchar, a veces lo hago por accidente.
—Déjame quedarme, ni has terminado.
—Tú ya lo hiciste además no me excitas lo suficiente, para la próxima esfuérzate más.
—Déjame intentarlo de nuevo.
—Vete, no estoy con ánimos. —Abro un poco las rejillas con sumo cuidado la mujer está vestida, él se queda en bóxer, no considero que sea buena idea que pelee con él en esas condiciones.
Esperaré que se duerma para irme, aún escucho los tacones de la estirada y su voz chillante, esa mujer no tiene dignidad, que le habrá visto a ese tipo, aparte del físico, él no es un galán con las mujeres.
—¡Me voy a quedar! —Lo veo ponerse de pie, la toma del brazo, solo escucho el pitillo del ascensor.
—Ya puedes salir. —¿Qué? No es conmigo, no es posible —Quieres que te saque yo— Definitivamente me vio.
Respiro hondo me reviso el casco que esté bien puesto, lo aseguro bien para que no se me caiga delante él, en algún movimiento que haga.
—Estoy aquí porque quería saber de mí. —Le digo con voz firme, sin intimidación.
—Quítate el casco. —Me dice mientras se sienta en la cama, dejando ver el bulto que le sobresale de su bóxer.
—No vine a revelarte mi identidad, vine a decirte que nos dejes en paz a Inovoc y a mí. —Se levanta rápidamente de la cama.
—¿Qué relación tienes con mi hermano? —Lo detengo con mi pie debajo de su barbilla.
—¡No te atrevas a acercarte!
—¿Quieres pelear conmigo o hacer otras cosas?
Bajo el pie cuando él da la vuelta, se retira a su minibar y se sirve una copa de vino, no voy a bajar la guardia su hermano me dijo que este hombre es peligroso, estoy en desventaja porque estoy en sus dominios.
—¿Entonces que quieres hacer? —El desvergonzado está sentado en la butaca mientras mueve el vino y me mira de forma burlesca.
—Te reto a una pelea de cuerpo a cuerpo, si gano nos dejaras en paz.
—Si yo gano que obtendré.
—¿Qué quieres? No se vale el sexo, ni en tus sueños.
—Ya le quitaste la emoción a esto.
—No creo dejarte ganar de todos modos.
—Me revelaras tu identidad y me dejaras elegir el premio.
—Sin sexo, no hay problema.
—Acaso eres virgen que cuidas tanto tu intimidad.
—No te importa, acepta de una vez.
—Está bien, hagámoslo.
Me preparo para lo que venga, con este hombre no se sabe, se pone en guardia, se lo está tomando en serio, eso es bueno, me siento emocionada de pelear con él. Dejo que dé su primer movimiento,