Manuel. Estar con Azul siempre era mágico, único, me parecía mentira todo lo que ella podría hacer solo con tocarme, las sensaciones que su cuerpo me producían me tenían en el limbo, me veía en un futuro con ella y con nuestros hijos, por qué si, yo el hombre más frío tenía la intención de tener hijos con ella y solo con ella. Después de nuestro encuentro, pasamos el día tranquilos mirando caricaturas, parecíamos niños mirando eso, pero ella quería verlas y yo no le negaría nada, si ella era feliz viendo eso ¿que podría hacer yo? la respuesta era sencilla NADA. El timbre de casa sonó y Azul fue a abrir, yo me quedé regulando las luces ya que para ver la televisión poníamos poca luz. -¿Que buscas aquí? -la voz de Azul sonó dura, mucho, así que me asome. Dos pares de ojos me observaron,

