No logro respirar. He agotado todas mis fuerzas en la lucha por mantenerme a flote. A mi alrededor, solo hay agua, interminable agua. Siempre he amado el mar; ha sido mi refugio, mi lugar seguro, pero nunca imaginé que se convertiría en mi peor pesadilla.
Estoy completamente exhausta de gritar hasta quedarme sin voz. Un único pensamiento domina mi mente: "Moriré".
Estoy a punto de rendirme, permitiéndome ser arrastrada por las profundidades del océano, cuando percibo una luz a escasos centímetros de mí. La luz se aproxima lentamente. A estas alturas, no puedo discernir si es real o una ilusión creada por mi mente fatigada.
Tal vez ya esté muerta y no me he dado cuenta; no sería la primera vez que no reconozco la realidad.
A medida que la luz se acerca, me doy cuenta de que no estoy muerta, y que ese destello no es el túnel que se dice se cruza antes de morir. La luz proviene de un barco que está a apenas unos centímetros de mí.
Los minutos pasan en un torbellino, y, sin entender del todo lo que está ocurriendo, soy rescatada por unos desconocidos que me suben a una lancha y luego al barco.
Al llegar a bordo, siento que he agotado todas las reservas de mi ser y me permito desplomarme en el suelo. Los tripulantes me observan con asombro, y entre la multitud, distingo a una mujer que se abre paso.
— ¡A un lado, soy doctora! —exclama con firmeza una mujer rubia, con el aire de quien está acostumbrada a liderar en situaciones de crisis.
Cierro los ojos y levanto la vista hacia el cielo estrellado y la luna llena. Tal vez sea la última vez que tenga el privilegio de admirar tal belleza.
Me reconforta no sentir dolor físico, ya que no siento nada en absoluto. Tampoco puedo pensar con claridad ni formular palabras, y mucho menos enfocar mi mirada en algo que no sea el cielo.
— ¿Qué te ocurrió? ¿Puedes escucharme? —pregunta la mujer con una preocupación palpable.
Hago un esfuerzo titánico para intentar emitir alguna palabra, pero mis esfuerzos son en vano. Mi garganta está cerrada, y mi voz parece haberse desvanecido junto con mi energía. Mis labios se mueven, pero ningún sonido surge de ellos, solo un susurro inaudible que se pierde en el rugido distante del océano.
Es asombroso cómo la noche que comenzó con promesas de perfección y felicidad se ha convertido en una pesadilla aterradora. Recuerdo con claridad cada detalle de la forma en que él me lastimó: el frío contacto de su mano, la intensidad de su furia, y la desesperanza que sentí al darme cuenta de que estaba atrapada en sus garras. La traición y el dolor que me infligió parecen ahora ser una sombra persistente que oscurece mis pensamientos.
Lo que más me duele, sin embargo, es la certeza de que estos serán los últimos latidos de mi corazón. Mi cuerpo se siente cada vez más pesado, y el latido de mi corazón se vuelve cada vez más débil, como si estuviera desvaneciéndose en la vastedad del mar. La tristeza se apodera de mí al saber que nunca tendré la oportunidad de revelar su nombre, el nombre de aquel que me hizo tanto daño.
Yo he muerto y él ha ganado.
Notas de la Autora:
Buenas tardes, y bienvenidos a esta nueva novela. Espero que disfruten de esta nueva historia tanto como yo disfruté escribiéndola. ¡Gracias por acompañarme en este viaje literario!