Crazy

Capítulo 2

Mónica entro en  un cuarto con las otras modelos para prepararse, todavía seguía molesta.

– ¿Qué esperabas? ¿Qué este por vos? Si siempre estuvo loco por ella, no se le va acercar, eso lo juro. –Piensa.

Más tarde, Vanina estaba vestida, tenía el pelo suelto y un vestido n***o, con un escote en la espalda y al cuerpo, con ese vestido iba a cerrar su primera colección, estaba ansiosa.

Ya se acercaba la hora, la prensa e invitados, empezaban a entrar al gran salón, entre ellos, estaba Antonio.

La prensa se sentaron en sus lugares, algunos invitados se sentaron pero la mayoría estaba de pie.

German podía ver muy bien, estaba emocionado y a la vez nervioso, su cabeza le daba vueltas, hasta pensaba que se iba a desmayar cuando la vea.

Bajaron las luces y solo había una luz que iluminaba la pasarela.

Una mujer camino hasta la punta.

–Buenas noches, en unos instantes, va a empezar el primer desfile con vestidos hechos por la modelo Vanina Clement.

La mujer se retiro y empezó a sonar la música.

Paso la primera modelo, con un vestido rojo, suelto y liviano. A los minutos, dos chicas más pasaron. Había mucha variedad de colores pero los que dominaban era el n***o, rojo y azul.

Mónica desfilo en la pasarela, con un vestido rosa, le dio una rápida mirada y volvió su vista a su camino, estaba decidida en hablar con el después.

 Una hora después, la mujer agarro el micrófono desde su lugar.

–Y para cerrar el desfile, la señora Vanina Clement.

El reflector apunto al escenario, Vanina salio al escenario y empezó a desfilar. Los ojos de German empezaron a brillar, la miro de arriba abajo y quedo clavado en su sonrisa.

–Es hermosa. –Pensó, embobado. –Mejor que en la televisión.

Miro a todo el público y se paro en la punta, saludo a todo la gente y se quedo por unos minutos en el lugar.

Termino el desfile y toda la gente empezó a caminar hasta el salón donde iba a ser la fiesta, menos German, quien se quedo allí esperando hasta que saliera Vanina.

Antonio miro al hombre, frunció el seño, sabia que estaba esperándola.

– ¿Quién es? –Se pregunta.

Vanina salio detrás del escenario y vio al hombre esperándola con un ramo de flores.

–Son para usted, señora Clement. –Nervioso.

–Gracias. –Contenta, agarra las flores. – ¿Cómo se llama?

–German.

El observaba a Vanina, su hermosa cabellera rubia, su piel blanca aterciopelada, sus ojos negros, oscurísimos, tenía un lunar en su mejilla izquierda. Era hermosa en persona, le dolía el pecho. Sentía un hormigueo en su estomago.

Ella le sonrío.

–Muchas gracias por las flores, German.

–No me los tiene que dar, esta hermosa.

Se ríe y lo mira.

–Bueno, tengo que ir a la fiesta, no se si usted va a entrar.

–Si pero…

No termino de terminar cuando Mónica interrumpió su conversación.

–German, quiero hablar contigo.

–Estoy con la señora.

–Vayan, debe ser muy importante y gracias de nuevo por las flores.

Ella se retira y entra a la fiesta. El miro serio a Mónica, quien no dejaba de reír.

– ¿Qué quieres?

–Nada, solo quería que dejes de hablar con ella, no es una mujer para vos, yo soy tu mujer ideal.

–No empieces, nosotros no somos nada, déjame en paz.

– ¿Vos crees que ella te va a hacer caso?

–No la busco solo por eso, yo quería ver que cosas me pasaban al verla, que sentía, nada más.

– ¿Qué sentiste? –Se ríe. –Ese amor por una mujer que nunca conociste, no es muy normal que digamos.

– ¿Terminaste? –Harto.

–Ahora que cumplí con mi cometido, si. –Se acerca a el. –Vas a ser mío, hasta tu madre me quiere para ti. –Sonríe y se va.

El entro a la fiesta y vio a Vanina al lado de un señor, era canoso y tenía la piel bronceada.

–Ese tipo te estuvo esperando un buen rato hasta que saliste.

– ¿Y? Antonio, sabes que odio los celos, nosotros no somos novios y yo hago lo que quiero.

–Si pero yo soy tu primer hombre, no se a que le tienes miedo.

–No tengo miedo, quiero divertirme.

–Pero no conmigo.

–No juego contigo, a vos también te gustaba, no rompas las bolas.

– ¿Por qué no me amas?

–Yo no amo a nadie, Antonio, a nadie. –Seria.