Emma —¡Emma!, no puedo creer que le digas a todos que fue mi culpa, cuando aquí todos sabemos que fue por la culpa de la resbalosa de Eva, además George, no me permite marcharme a descansar hasta cuando no ayude a las otras chicas —dice, mientras yo la escucho con atención. —¿Y desde cuándo tienes una corona aquí? —Alza una ceja, por lo visto es demasiado bruta o se hace. —¿No entiendo a qué te refieres? —pregunta, mientras mueve sus brazos. —Sí, desde cuando tienes corona aquí, que no puedes ayudar con los deberes que son de todas, incluso mía —digo, mientras acomodo mi cabello. —Sí, pero como ya sabes yo soy una de las bailarinas más exclusivas de aquí, por no decir que soy la mejor. —Vaya, pero qué simpática es Sophia. —Eso de las más exclusivas no es verdad, y la mejor aún está p

