Simplemente amantes

Eva Levanté mi mirada, y no puedo creerlo, Harry sigue ahí, de pie, ¿Acaso quiere seguir con esta maldita farsa? lo observo, él con su mirada prepotente y su risa llena de arrogancia no deja de sorprenderme. —¡Dale querida! Es mejor que no te arrepientas o te juro que tu padre pagará las consecuencias. Me incliné un poco más y firme todo lo que el juez me indicaba, era eso o dejar que mi padre sufriera las consecuencias. —Listo señor Di santis, puede besar a la novia —dijo el juez, por supuesto que no le daría un beso a él, ni loca que estuviera, no después como me trató, pero que hago, si lo amo más que nada en esta vida, él es el hombre del cual me enamore perdidamente y por el que hoy estoy sufriendo más que nada en esta vida. Pero para mí desgracia Harry levantó mi velo, y por breves segundos pude sentir sus labios, los cuales me llevaron al cielo, al mismo donde alguna vez supo dejarme. —Vamos querida, es hora de disfrutar de nuestra luna de miel —habló Harry sacándome de mis pensamientos, desde luego sonreí, al ver que el ratito su mano para tomar la mía. —¡Harry!, Podemos hablar. —Levante mi mirada y ahí estaba mi padre, tratando de hablar con el hombre más frío y sin sentimientos. —Por supuesto que no, ya todo está dicho, desde mañana empezaré a dirigir la empresa, y desde luego que usted no puede estar ahí, queda advertido. No pude dejar de sentir un punzón en mi pecho, el hombre al que le entregué mi corazón, hoy se está quedando con todo por lo que mi padre un día luchó. —Y tu muévete, no tengo tiempo, debemos ir a nuestra luna de miel. —Deje salir una sonrisa fingida, pero de algo estoy segura le haré ver su suerte a Harry, lo prometo. Me subí al auto, hoy a diferencia de otros días soñaba con casarme vestida de blanco, pero no, me puse un vestido n***o, se que este matrimonio no es por amor, aunque de mi parte está el amor más puro que pueda existir. Tan pronto nos subimos al auto Harry colocó en el pie en el acelerador, y como si su vida dependiera de ello aceleró como alma que lleva el diablo. No niego que me moría de miedo, pero al ver su cara de satisfacción, mejor me relajé, y disfruté del viaje hasta su enorme casa. Al llegar esperaba que él aunque sea me abriera la puerta, que ilusa, él se bajó y por poco y tira la puerta abajo, mientras tanto yo, solo baje la mirada, no se que me espera de aquí en adelante. Al entrar a la casa, vi como daba órdenes a los empleados del servicio, quise alejarme, pero los ojos de Harry se clavaron sobre mi. —¡Espera Eva!, Esto lo puedes escuchar —dijo con la mirada más fría que puede existir. —No quiero que nadie, absolutamente nadie vuelva a hacer mis cosas, desde ahora en adelante será Eva quien haga todas mis cosas. —Abrí mis ojos de par en par, ¿Acaso cree que soy su empleada?. Esperé unos minutos más a qué Harry terminara de dar las dichosas órdenes, debía hablar con él, no podía quedarme cayada. —¡Harry necesito hablar contigo! —vocifere. —Si, me imagino, en cuanto nuestra luna de miel queda cancelada, ni loco saldría con una mujer como tú, sin gracia alguna. —Entonces no entiendo por qué te cásate conmigo, si te parezco sin gracia, aaa ya se, te cásate para quedarte con lo de mi padre —dije realmente ofuscada. —No querida, fue tu padre quien te vendió, pero fuiste tú quien acabo con el amor que sentía por ti, te dije que ibas a llorar lágrimas de sangre el traicionarme, y créeme esto apenas está comenzando. Preferí quedarme cayada, si seguía con esta discusión no iba a llegar a ningún lado, o no iba a ganar de eso estoy más que segura. —Mi padre nunca me vendió, tu te aprovechaste de su debilidad por el juego, pero de algo puedes estar seguro voy a recuperar lo que es de mi padre. —Ni lo intentes, por qué nunca lo permitiré —dijo bajando sus labios por mi rostro hasta llevarlos pues mi cuello. Sentí mi cuerpo estremecer por completo, siempre soñé con el día de estar en sus brazos, pero todo por esa horrible confusión ahora Harry me odia. —Bien, por lo visto las cartas quedan puestas sobre la mesa, pero óyeme muy bien, no tengo porqué soportar tus demonios, así que mejor me voy a mi habitación, por qué supongo que no habrá luna de miel, ¿O me equivoco? —hable sarcástica. —En eso te equivocas querida, yo sí tendré luna de miel, no creas que me voy a quedar aquí, con una mujer sin gracia alguna, hay mujeres mucho más hermosas, a las cuáles puedo llevar a mi cama. Las palabras de Harry me dolieron hasta el alma, pero tampoco lo iba dejar que me humillara, levanté mi mano derecha y la estampé en su mejilla. Pensé que iba a reaccionar brusco, o algo así, pero no, solo sonrió y se giro para salir de esta cárcel a la que el le llama casa. Pedí a una de la chicas del servicio que me indicara cual sería mi habitación, desde luego la chica abrió sus ojos como platos, pero aún así me indico. Me deje caer sobre la cama, estaba realmente cansada, era tantas cosas que no sé si pueda soportar. Después de estar casi toda la tarde acostada, preferí ir al baño, y darme una ducha, pero el escandaloso ruido en la escaleras llamo mi atención. Así que salí rápidamente, solo para darme cuenta que Harry tenía en sus brazos a la empleada del servicio, prácticamente la estaba devorando toda. Quise gritarle, pero se que el solo lo disfrutaría más que nada, pero hoy prometo que conseguiré estar aunque sea una sola noche en su cama y lo haré padecer, por qué se enamorara de mí por completo, lo juro que me pedirá perdón de rodillas.