La revista Alta Esfera salió esa mañana con un titular en letras doradas que recorría los puestos de aeropuerto, hoteles cinco estrellas y cafeterías de lujo como pólvora:
“El enigmático CEO Áles Dvorak visita Venezuela en jet privado acompañado de su hija junto a una misteriosa. Y embarazada mujer”
Las fotos eran impresionantes: Áles descendiendo del jet con gafas oscuras, Lída saludando con su eterna sonrisa, y Natalia vestida con un vestido blanco que dejaba apreciar su abultado vientre, el cual ondeaba con el viento frente al mar turquesa de Los Roques. Otra imagen los mostraba abrazados sobre el puente sobre el Lago de Maracaibo, con la leyenda: “El magnate europeo camina por tierra venezolana con la serenidad de quien ya encontró algo más que negocios”.
La reacción de los columnis
