Un fuerte rayo de sol entró por la ventana de la habitación de huéspedes de Helen, Charles sintió como una fuerte resaca estaba a punto de hacer colapsar su cerebro, todo a su alrededor le daba vueltas, abrió los ojos lentamente y se estiró, no recordaba mucho de lo que había hecho el día anterior, solamente la imagen de Isabela debajo de él. Aun no recobraba la conciencia de en donde estaba, estiró su brazo y al sentir el cuerpo de una mujer, feliz, esbozó lo que sería el verdadero declive. —¡Buenos días, Isabela! —Se giró para quedar frente a ella, no tuvo ni idea porque su subconsciente lo traicionó de esa manera. Helen ya llevaba unos minutos despierta observándolo, cuando él la llamó por ese nombre, salió de la cama de un sobresalto y lo miró fijamente. —¿Isabela? ¿Me parezco a I

