En la sala de audiencias, Alejandro esperaba ansiosamente junto a su abogado. Habían trabajado arduamente para reunir todas las pruebas necesarias para demostrar la manipulación y difamación de Richard. Alejandro estaba seguro de que ganarían el caso y finalmente se librarían de la influencia maligna de su padre. Sin embargo, todo se había tornado un poco impredecibles, ya que no veía que el juez se inclinara a su favor. El juez llamó al descanso y, cuando regresaron, pidió que se reiteraran los cargos del acusado. El abogado de Alejandro se levantó y comenzó a presentar los cargos una vez más, detallando cada prueba que habían recolectado contra Richard. Mientras que Alejandro observaba con atención, confiado en que las pruebas eran irrefutables. —Su Señoría, hemos presentado evidenc

