Capítulo 13: Un Fin de Semana Juntos Después de nuestra discusión, algo cambió entre Miguel y yo. No fue solo el ramo de margaritas o la nota que guardo como un tesoro en mi mesita de noche. Fue la forma en que me escuchó, en que prometió intentarlo, en que me hizo sentir que, a pesar de los riesgos, valíamos la pena. En la oficina, seguimos siendo un secreto, un baile de miradas y roces que nadie debe notar. Pero fuera, somos más: somos risas, besos, promesas susurradas en la oscuridad. Cuando me propuso pasar el fin de semana en su casa de campo, lejos de la ciudad y del trabajo, mi corazón dio un salto. Era la primera vez que planeábamos algo más allá de una cena o una noche, y la idea me llenaba de ilusión y nervios. El viernes, después de la oficina, conduje detrás de su auto por ca

