Capítulo 14: La Sombra de la Realidad El fin de semana en la casa de campo de Miguel fue como un sueño del que no quería despertar. Sus risas, sus besos, la forma en que me abrazó bajo las estrellas, todo se siente como un tesoro que guardo en el pecho. Pero volver a la oficina el lunes fue como caer de una nube al suelo duro. Aquí, somos jefe y empleada, un secreto que protegemos con miradas cuidadosas y roces que nadie debe notar. Cada día, me digo que puedo manejar esto, que nuestro amor —porque ya no puedo negarlo— es más fuerte que las reglas. Pero hoy, algo cambió, una sombra que no esperaba y que me tiene el corazón en un puño. Llegué a la oficina con el eco de su voz en la cabeza, recordando cómo me dijo “Lo haremos funcionar” antes de despedirnos. Me senté en mi escritorio, afue

