La Dama de Hierro

Mi nombre es Darcy Mayers, tengo 24 años, soy la mayor de tres hermanas, mi familia era una familia rica, digo "era" porque si mi Padre tuvo que buscar como arreglar un matrimonio para mí con el único hijo de los Thompson, es porque ya no éramos tan ricos, podría asegurar. De ese arreglo matrimonial ya había pasado año y medio, admito que al principio la idea no me había gustado, pero al paso de los días me fuí familiarizando con la idea de casarme con el hijo de la familia Thompson. Su madre Meredith siempre traía fotografías de él y me las mostraba, me dí cuenta que el hombre era muy guapo y bien dotado físicamente. Ya saben, no es que sea lo mas importante el fijarse en el físico de alguien, pero eran detalles que se tomaba muy en cuenta y eran igual de importantes para empezar una relación de amor o de pareja. Parecía que el tiempo había pasado volando, porque en un abrir y cerrar de ojos ya había pasado el tiempo estipulado para casarnos. Ya había pasado 18 meses, y el momento de conocernos había llegado, y de un día a otro nos conoceríamos en persona y al día siguiente nos casaríamos. Todo estaba preparado para la boda, no esperaba que el hombre comprometido para llegar a ser mi esposo, cambiara su interés por otra mujer, y en este caso esa otra mujer fuera mi hermana menor, mi propia hermana. Cuando Hans Thompson llegó a casa esa noche, mi madre tenia un gran banquete preparado en su honor, es mas mi madre ni siquiera había incluido entre los platos y bocadillos, lo mío, mi comida favorita, solo se había esmerado en los gustos del señor Hans. Estado él ya en casa, desde arriba escuché saludar rigurosamente a mis padres a ese hombre que creía yo venía a cambiar mi vida, pero no era así las cosas, él había venido hoy a desposar a una mujer, pero esa mujer no era yo, sino mi hermana. Estuve nada mas lejos de la verdad. Mis hermanas Nina y Salomé estaban mas que afanadas queriendo conocer al sujeto con el que me casaría, ellas estaban mas ansiosas que yo misma, podía jurarlo. Bajé lentamente las escaleras mirando al grupo de personas abajo en la sala, los ojos de Hans estaban fijos en Nina, mi hermana menor, de pronto el ambiente se volvió pesado, se podía tomar un cuchillo y cortar el aire en rodajas. Seguí bajando las últimas gradas de la escalera, hasta que me detuve a tres gradas. Recuerdo escuchar a mi Padre decir lo siguiente: —Joven Hans, ella no es tu prometida, ella es mi hija Nina, tu novia Darcy aún no baja ... La voz del hombre resonó claro y conciso, en toda la habitación, el dijo sin reparos. —No importa si es Darcy o Nina Mayers, yo necesito una esposa y es precisamente lo que haré, casarme con una de las dos —sonrió con descaro. —Y lo haré con esta hermosa mujer —dijo Hans Thompson, mirando a mi hermana Nina, vi como la cara de mis Padres se desencajaba al oírle tal afirmación, estaban más que molestos, estaban pálidos. —Pero, estás comprometido para casarte con mi hija Darcy —trató de hacerle entrar en razón —Pero fue en ese momento que sentí que algo no encajaba bien al oír hablar a Nina, ella regañó a mi papá por decir lo que era. —¡Papá, quieres obligar a casarse con alguien a quien no quiere? Si el ya no quiere casarse, no sigas insistiendo. —masculló sin pensar en mi. Vi como Hans no soltaba a Nina y ella tampoco estaba incómoda con alguien que supuestamente era un "desconocido" para ella. Mi Padre se dió cuenta que yo había presenciado la actitud tan descortés y sin escrúpulo de tanto mi supuesto prometido como mi propia hermana. —¡Darcy hija! —dijo mi padre en voz alta, pues se sentía muy mal por mi. —Bueno, los arreglos estan listos, y yo no he dicho que no me casaré —dijo Hans sonriendo, mientras mi orgullo y mi dignidad quedaba por el suelo. Aun cuando sentí que este hombre solo destruiría mi vida, pensé en no permitirlo, conservé mi rostro en alto y con el mentón en alto, miré a ámbos en silencio sin mostrar una sola emoción de tristeza o malestar. —Nada se ha detenido —volvió a decir Hans, solo cambio mi novia por una mas linda —dijo sin importar si me rompía el corazón. —Mañana seré un hombre casado — reafirmó su intención, era un tipo egocéntrico, mujeriego, un hijo mimado de papá y mamá, eso yo lo sabría después, obviamente. En el fondo nada me perdí y eso lo sabría tiempo después, solo el mal momento, pero así era la vida, aprendes lecciones con dolor, aprendes a conocer a los demás y que mejor que hacerlo sin comprometer mucho de ti, después de todo, solo fuí su prometida sin llegar a tratarlo de cerca. —Pasemos a la sala —invitó Nina muy feliz por los cambios que se habían dado. Seguí a mis Padres y me senté junto a mi Madre. Sentía como si una nube oscura me había envuelto y restaba mi energía. El señor Hans había enviado el día anterior una gargantilla de diamantes, yo lo traía puesto a petición del mismo en una nota junto al regalo. Mi hermana Nina hizo señas haciéndome saber que la gargantilla ahora era de ella, lo quité de inmediato de mi cuello y se lo puse en su copa de vino, ella abrió la boca con expresión de asombro. Quería hacerse la ofendida cuando fue ella la que no se esperó ni siquiera que acabara esta cena para pedirlo después. —Señorita Darcy, siento que al conocerlas me guste mucho mas tu hermana, por favor no me guarde rencor —dijo el hombre masgullando su boca. Yo no estaba molesta por no querer casarse conmigo, si no se cómo manejó su romance con Nina, porque estaba muy segura que ellos ya se habían visto antes y tenían que estar en una relación. Pero, en vez de cortar nuestro compromiso, esperó hasta el día de hoy para intentar humillarme. —Señor Thompson, es verdad que terminé por aceptar el compromiso contigo, pero no es como si tu y yo estuviéramos enamorados, y yo estuviera loca de amor por ti, no se preocupe, usted no fue alguien importante en mi vida. Dije sin reservar nada de empatía en mi interior. Él me miró con sorpresa desagradable en el rostro. —Es mas me siento feliz que ésto haya acabado antes de haber empezado —dije y le sonreí sutilmente. —Muy madura de tu parte —dijo mi ex prometido, se notaba el disgusto en sus ojos. Hans Thompson, de quien había oído decir que era un hombre muy egocéntrico, me miró con una mirada de desconcierto, su rostro se había puesto libido. Consideré que habiendo aclarado y puesto a salvo mi dignidad, debía largarme de esta cena del infierno, le dije a mis padres. —Padre, madre, si no les importa, quiero retirarme de la mesa —los miré con la barbilla levantada, parecía que mi padre quería descubrir si estaba afectada de esta situación que acababa de pasar. Yo sonreí de oreja a oreja. Mi madre al final pareció descargar una tonelada de peso de preocupación, porque exaló y dijo: —Puedes retirarte hija mia. —Yo no sabía cual era la intención de Nina, pero ella me agarró del brazo y me rogó quedar, puso carita de no sé qué. —Vale hermana mía, no te vayas, quédate ¿si? —sus ojos parecían de borrego, ¿ella requería mi presencia, pero para que? Lo cierto es que ella quería restregar en mi cara que ella me había quitado al novio y quería bailar sobre el c*****r de mi dignidad, pero no la dejé. —No hermanita, disfruta de tu novio, que han tenido la relación de noviazgo más corto bajo mi conocimiento —dije mirándola fíjamente. —Ya mañana serán esposos —le aclaré. Ella me miró como si de ello dependiera su vida, entonces como si fuera un chiste, aparecieron mas invitados. Esta vez eran los Padres de Hans y un familiar más, alguien que dijo ser el primo de Hans. Al entrar, los ojos de aquel sujeto me miraron, sentí como si éstos fueran como rayos X, pues sentía que me desnudaba el alma, sus ojos gélidos y fríos se posaron sobre mí y luego miró a otro lado, pero por alguna razón sentía que no me había dejado de mirar. Agaché mi vista al plato. El señor Mike y la señora Meredith se acercaron a mí, me abrazaron y me entregaron un ramo de rosas rojas y unas cajas pequeñas como regalos. Vi como los ojos de Nina estaban sobre las cajas de regalos, enseguida rechacé los regalos y les dije: —Lo siento, no puedo aceptar señor y señora Thompson. —ellos se sorprendieron. —¡Pero hija mía! —dijo Meredith. —Lo siento mucho, pero no soy yo la que se casará con su hijo Hans, si no mi hermana Nina. Para este momento, tanto Hans como Nina tenían la mirada abajo. —Hans que hiciste qué —tanto el Padre cómo la Madre estaban enojados que me dio pena a mi por mi hermana. —Mamá, tú elegiste a la hermana mayor, yo elegí a la mas joven. —«¿Para este hombre éramos solo números acaso?» Pensé con rabia. —¿Hans, llamas vieja a Darcy? Acaba de cumplir 24 años, hace solo tres días, y tú tienes 31, llevas siete años mas que ella. —Si, pues si es así, no quiero que seamos un par de viejos —enfatizó Hans con rosa sutil. Hasta ese momento el otro hombre quien había llegado a la cena de compromiso estaba en silencio me miraba de vez en cuando como escudriñándome. El me tenía nerviosa con solo estar allí. De pronto él se puso de piés, se acercó al señor Mike Thompson padre de Hans y dijo algo, no se escuchó lo que él dijera a su mayor, solo se limitó a medio sonreír de forma sutil y me miró directamente. El señor Thompson me lanzó una mirada de culpa y lástima, así lo percibí desde mi asiento. —Este es mi sobrino Erick Thompson —dijo el señor Mike. —Erick quiere si estás de acuerdo, está dispuesto a casarse con Darcy —cuando dijo eso, todos me miraron para ver mi reacción. —Claro está, Darcy puede rechazar esta propuesta si no desea unirse en matrimonio con mi sobrino Erick —dijo el señor Mike. Se hizo un silencio, parecía que todos estuvieran esperando mi respuesta, incluso la mandíbula de mi hermana Nina estaba casi en el suelo, mi madre renegó y mi padre me miró con cautela. —Hazlo o estarás en boca de todos —dijo Nina rompiendo el silencio. —¿Y tu? ¿Cres que no caerás en boca de los demás? —De seguro te aplaudirán cuando sepan que de un día a otro "supuestamente" has aceptado a un hombre que estaba ya comprometido con tu hermana. Vomité mi malestar, no pude mantener mi entereza al oírle decir lo que dijo. —¿Celosa? —dijo mi hermana haciendo que la mirada de Hans se posara en mí sin parpadear. —Si aceptara casarme con el señor Erick, estaré viviendo de solo apariencias, así que quiero proponer que seamos novios por un mes. Dije eso y agaché mi mirada en mi comida, entonces escuché la voz de ese hombre por primera vez. —Mi nombre es Erick Thompson, estuve trabajando y terminando mis estudios en estos últimos tres años en la Ciudad de Londres. Solo tengo a la familia de mi tío Mike y al abuelo, mi madre falleció cuando era un adolescente aún. El hombre dió un resumen corto de su vida antes de aceptar mi decisión. —Acepto conocernos el mes que pides—dijo mirándome directamente. Lo tenía de frente sentado delante de mi. Tragué saliva, él también lo hizo, pues su manzana de Adán rodó de arriba hacia abajo, así me di cuenta que también estaba nervioso. Estaba así cuando Hans se puso en pies y tiró de todo el mantel al suelo, gritó como si estuviera endemoniado. —¡No te casarás con él! —Todos quedaron sorprendidos de su acción y su actitud, sus ojos se volvieron hacia su primo Erick y dijo. —¡Y tú, siempre recogiendo lo que yo dejo caer del plato! —la cara de Erick se mantuvo sin ninguna alteración ante tanto atrevimiento. Escuchó las ofensas del primo y se sonrió para luego decir lo siguiente. —Seria tu migaja si la hubieses tenido, pero eso no ocurrió; jamás fué tuya, pero si será solo mía —concluyó Erick. La seguridad con que habló y la afirmación me puso los pelos de punta, e igual para Hans quien iba a seguir peleando cuando fue regañado por el Padre. —¡Hans Thompson! —gritó con enojo el Padre de éste último. —Si las personas no fueran tan arrogantes como eres tú, si tan solo midieran sus palabras, no caerían en disgustos y momentos desagradables como este —dijo mirando con enojo a Hans. Lo que Hans no sabía era que su primo Erick con solo 28 años cumplidos, en un lapso de tres años ya había quintuplicado la pequeña herencia recibida de parte de su padre, era verdad que él creció solo con su madre y que en principio no fuera reconocido como un m*****o de la familia Thompson, el joven se había hecho incluso mejor que sus propios familiares, incluso había duplicado al patrimonio neto de la familia Thompson. Habiendo sido educado hasta sus 14 años por tan solo una mujer, su Madre, Erick valoraba a las mujeres que se parecían a su madre o vivieran la mísma situación que ella. El contexto era que, cuando vió a Darcy ser pisoteada así, ser llamada vieja, obsoleto, él la vió en la posición de su propia Madre, por eso pidió casarse con ella sin pensar dos veces, aunque cabe mencionar que cuando entró, también se flechó por ella. Sin embargo, su primo se puso furioso, se dejó ir con todo contra Erick, pero se arrepentiría pronto, pues por los resultados de todo lo que el hacía en grande, Erick llegaría a ser reconocido como el heredero patriarcal de la familia Thomson y no él. —Darcy —levanté la vista para ver a mi padre. —Hija mía, no tienes que aceptar este matrimonio bajo ninguna obligación. No hay por qué —dijo mi Padre. —Me casaré Padre —al afirmar que me casaría, el rostro de Nina resplandeció, pero mi padre quedó poco feliz por mi decisión. —¿Por que lo harás Darcy? —me preguntó mi padre, pero Nina metió la lengua a la conversación, respondiendo ella. —Pues porque le avergüenza quedarse quedada —dijo en tono de burla. Mi Padre miró a Nina, no pudo soportar más su burla, se le fue encima a mi hermana Nina. —¡Nina! nadie está hablando contigo, ¿acaso no acabas de mostrar tu actitud inescrupulosa? Debería darte verguenza decir media palabra. Nina quedó atónita de la reacción de nuestro padre, ella solo se agachó, pero ya había logrado desatar la furia de papá. —¿No acabas de aceptar a un hombre que acabas de conocer y supuestamente es por primera vez que lo ves ...y todavía que ese hombre haya estado comprometido con tu hermana mayor, tu si que eres una sinverguenza de lo peor. —¡Pero papá! ¿Por qué me hablas así? soy tu hija también —dijo Nina. —¿No es suficiente para ti atacar a tu hermana? Crees que has hecho cualquier proeza para tener la altura de burlarte de ella? —los ojos de Nina se llenaron de lágrimas, pensó que Hans la defendería, pero se equivocó, él no movió ni un músculo para defenderla.