Espinas y repeticiones

1216 Words
Me sentía súper diferente volver con Facundo luego de nuestro reciente trato de no infidelidades por parte de ninguno de los dos me parecía genial, impresionante, los hombros se sentían relajados y el mundo giraba de otra manera, parecía que no necesitaba preocuparme, él volvió, yo me siento bien y los chicos parecía que venían un poco más tranquilos, sentía la paz presente en mi vida. De igual manera les di a los chics un espacio con su hermano mayor, fui a recibirlos y le dejé en casa todo lo que les gusta comer y tarjetas de bienvenida sobre sus camas, luego decidí ir a cenar a casa de mis padres. La charla estaba llena de fecundaciones in-vitro, partos y bebés.  Mientras mi hermano Patrick luchaba con su hija pequeña y el batido de avena que su madre le había hecho, pobre angelito, le hice caritas para que siguiera comiendo y me miró entretenida y continuó con su comida.  —¿Cuándo tendrán uno? —preguntó Adison, la esposa de Drake.  —Tenemos siete y peleamos más de lo que se recomienda, no creo que jamás queramos tener uno. —Todos mis hermanos rieron. —Quizá, el momento solo llegue. —¿Así que ser la hermana mayor/madrastra no es fabuloso? —preguntó Kyle y negué con la cabeza.  —Amo a las gemelas... —Patrick me pasó a su hija y continuó con el teléfono.  Le comí las mejillas y me levanté para mecerla, ella había sido el milagro más reciente de la familia, Mercy fue fecundada dos veces y las dos tuvo varones, tanto ella como su esposo querían niñas sanas y hermosas pero por alguna razón no encontraron el momento así que decidieron fecundar unos tres óvulos y rentar un vientre de alquiler, perdieron dos de las muestras y el año anterior cuando estaban por darse por vencidos, nació Jency Luthor, la cosa más adorable del planeta, morena como su mamá y tenía aquellos ojos azules impresionantes que caracterizan a los Luthor.  La mecí en el corredor mientras le mostraba las estrellas, ella solía mantenerse calmada mientras tuviese toda la atención de alguien para ella.  —¿Puedo ayudar? —preguntó Ada y asentí, le extendí a la niña y le cedí mi asiento, la pequeña comenzó a llorar y mi hermana se entristeció por completo.  —Ni siquiera puedo cargarlos.  —Tus hormonas están altas y ella lo siente, seguro es eso. —Asintió y decidí volver a la cocina, todos estaban conversando por medio de susurros lo preocupados que estaban por mi hermanita y todo su tratamiento.  —Serena por qué no le donas un óvulo. —preguntó mi padre y me puse a reír, desde el alma era el chiste más gracioso del mundo.  Estaba a punto de enloquecer de la risa, incluso unas lágrimas se escapaban de mis ojos. Era como parir un hijo y dárselo a mi hermana, solo que sin las estrías de por medio. Observé que nadie reía conmigo así que me quedé en silencio, y los miré uno por uno. Incluso Patrick quién había regresado a la mesa se veía convencido de que era una buena idea, mi madre rodó sus ojos y miró a mi padre reprobatoriamente como si le hubiese comentado su idea antes, mis cuñadas se miraban entre sí angustiadas por la magnitud del favor y Daniel se veía cansado de la idea de bebés a su alrededor.  —Se esfuerza demasiado, es raro y preocupante. Aunque Serena nos diera cincuenta óvulos, Ada está tan tensa que los echaríamos a perder.  —¿No están hablando en serio? —pregunté.  —Serena, son gemelas idénticas. ¿Por qué no? —preguntó mi padre.  —¿¡Por qué no? !Soy retorcida!, pero no me gustaría ver a mi hijo corriendo por la casa y llamando a mi hermana mamá. ¿Se volvieron locos? No quiero un bebé hoy, pero qué tal si en seis meses el gusano se introduce en mí y le tenga que decir a ese niño que su hermano es su primo. ¡No! Además al final no podrá llevarlo y me pedirán alojar el huevo en mi útero. —Me puse en pie. —Jamás le pediría ese favor a nadie. Y tú papá no se lo pedirías a ella para mí. —Te lo dije ¿está de más? —preguntó mi madre. Le di un beso en la mejilla y me despedí de mis sobrinos.  — Mamá, no comeré la próxima semana ni la siguiente, siempre salgo indigesta de aquí.  —Tía Venus. —dijo Dana mientras estiraba sus brazos hacia mí, reí y le tomé de las mejillas.  —Dana, no me llamo Venus, te compraré un planetario para que la conozcas. —Le di varios besos. —Te amo, ¡¡sobrina!! Salí de casa de mis padres directo a la pizzería, compré ocho cajas y una botella de vino de la competencia y fui en dirección a mi casa, me llevé la vegetariana y les dejé a los chicos las otras. Facundo observó la botella y rió.  —¿Peleada con tu familia? —Quieren que le done un óvulo a mi hermana.  —¿Es como si Xavier nos donara semen? —Espermatozoides. Exacto, entonces nuestro hijo también sería su hijo, lo importante es que ella sería feliz. Y de nuevo yo no importo.  —Ah... Te lo ha pedido tu padre —Asentí.  —Tu hermana no se cansa de querer bebés, o sea, el sexo está bien por sí solo. —Eso piensa la gente normal. —respondí a la pregunta de Xavier. —Bien, voy con mi botella y la pizza al cuarto. Y a besuquear a mis bebés, la pizza de queso y albahaca es para ellas.  Subí a mi habitación y luego visité a las gemelas quienes sí que disfrutaron ir a la granja, vivir con animales, ordeñarles y cosechar los vegetales, les dije que la pizza las esperaba abajo y que me contarían todo con lujo de detalle, luego fui a la habitación de Sofí y quien observaba a las paredes con detenimiento como si todas quisiesen caer sobre sus hombros, le un abrazo y ella acarició mía brazos.  —Crees que si cambio las decoraciones mamá piense que ya no la quiero. —Los ojos se me llenaron de lágrimas y negué con la cabeza.  —No cariño, solo se sentirá celosa.  —¿Por qué? —Su conejito terminó de crecer. —sonrió. —¿Quieres que te ayude?, Laini y yo podemos hacer cosas fantásticas con la billetera de tu hermano. La casa estaba en silencio porque Facundo estaba dentro de ella y el viaje al parecer con el estricto Bob y a dulce tía Bety los había dejado neutralizados. Escuché el golpeteo en la puerta de mi habitación y luego ingresó Xiomara, se sentó a mi lado y tomó un poco de vino, negué con la cabeza y me le quedé mirando.  —Lo lamento.  —¿Por? —pregunté.  —Ya sabes, no debí juzgarte por lo de Daniel, tú nunca me has juzgado a mí. —Le di un beso en la frente y agradecí. —también por no haber echado a mis hermanos y por tratar tan bien a mis hermanas, yo debí hacer eso, tener el control, pero estaba ocupada sintiendo odio por la única persona que se preocupó por nosotros, Fack nos contó por qué se casaron, yo siento que estés atrapada por nuestra culpa.  —No estoy atrapada, al menos no ahora y tú mamá era bruja, los he necesitado yo más de lo que ustedes jamás me necesitarán, son mi familia.  Les hice un maratón para motivarlos. 
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