Espinas y recuperaciones

870 Words
Nuestra salida a bailar fue genial, Laini se divirtió con Messer, Messer bailó como en años no hacía y Facundo volvió a ser mi príncipe, mi hermana no se veía cómoda o feliz y ellos acabaron saliendo más temprano que los demás por lo que, logramos divertirnos un poco más, tomamos, bailamos y a las tres de la mañana estábamos de vuelta en la casa.  ¡Sin niños!  El castillo de cristal sin niños.  Solo Facundo y yo, por toda la casa.  Facundo, me besó con fuerza y me acorraló contra la puerta, adoraba esa puerta era de metal. Mi novio tomó mi cabello con fuerza y mordió mi boca antes de besar lentamente rumbo hacia mi cuello, le rodeé con mis piernas y rasgó el vestido.  —Ey, es nuevo.  —Comparé uno igual. —dijo y rodé mis ojos antes de seguir besándole, se separó un segundo para preguntar:— ¿Aquí? —reí y asentí.  Después de arrasar contra la puerta, la sala, cocina y cama nos quedamos desnudos en la tía de baño, simplemente disfrutando del agua. Por primera vez me di cuenta de que quería, necesitaba que él me amara y por supuesto me di cuenta hasta que aquello estuvo casi perdido.  —¿Quieres irte de viaje? —No puedo, tengo trabajo que hacer con Laini y ahorita ella no está bien. —besó mi mejilla.  —Vamos a desayunar que muero del hambre.  Pasamos un par de días encerrados en casa y por primera vez mantenernos en un mismo lugar solos no fue la tarea más pesada o angustiante del mundo, fue estar y disfrutar con una persona que solía conocerme y quererme, se sentía así de vuelta, sentía que Facundo me amaba y cuando estaba entre sus brazos era la única.  Me dio un beso antes de salir de casa y luego de unos minutos me dejó salir en dirección a mi negocio, Cuando llegué decidí ir por unas donas en la misma calle y unos cafés, para todas, en total éramos cinco, la encargada de los materiales, las encargadas de estableces citas y pedidos, y Laini y yo que estábamos a cargo de hacerlo todo realidad. —Dios mío, alguien tuvo buen sexo los últimos días.  —De haber sabido que le prenden las castañas me tiño antes. —las dos reímos y ella tomó su latte de vainilla, yo tomé el mío y repartí los de mocca a las chicas y una caja de seis donas para ellas. Laini y yo nos sentamos a cotillear con respecto a la nuestra salida, también me comentó mientras montábamos los arreglos que estaba saliendo con alguien que le presentó Messer.  ¿Quién diría que mi amigo podía ser un cupido?  Trabajamos de un lugar a otro y acabamos rápidamente con los dos eventos que estaban programados para el día. Todo nos salió con tiempo y bastante bonito, cuando volví al local mi amiga estaba contando los recipientes y organizando todo para el día siguiente.  —Laini, ya deberías ir a casa. —Dije mientras metía unos manteles y los pulides en sus respectivas bolsas.  —En eso estoy. Sabes que no me gusta el desorden.  —¿Has estado bien? —pregunté a mi amiga. —Lo estoy, es solo... estoy en el proceso de aceptación. Es la persona a la que amo y no puede amarme.  —¡Hola! —escuchamos y nos volteamos hacia Messer. —Voy a ir a ver una obra con Samantha y Michael, pensé que querrías venir con nosotros.  —Oh, estaría genial. —contestó no muy animada, Mess me hizo una seña de preocupación y asentía antes de golpearle en el brazo.  —¿Por qué no me invitas? —me quejé y mi amigo rió. —Tú príncipe te espera afuera. —sonreí y les di un beso a ambos.  —Diviértanse.  —Igual ustedes. —respondieron mis amigos al unísono.  Pasé por mi oficina a tomar mi bolsa y me despedí de las otras chicas, en cuanto salí vi a mi esposo con un gigante ramo de rosas blancas, las tomé y le agradecí, abrió la puerta del auto y miré una de las cajas de mi compañía de chocolates favorita, los tomé y me senté en el asiento, en cuanto se montó en el auto le tomé de las mejillas y le besé, adoraba las sorpresas, rosas y chocolates.  —Vaya, que estás efusiva.  —Te amo.  —Yo a ti —dijo y depositó un suave beso sobre mis labios.  —Me amarás más en unos minutos. —dijo y señaló la parte trasera del auto, tendríamos un picnic.  Fuimos a andar por el parque, era una actividad favorita, ir al parque, ver los patos y escuchar los animales mientras los niños gritaban, peleaban y reían, claro estaba las persecuciones maternales eran más divertidas que el resto de actividades. —Facundo, ¿hacia dónde vamos? Digo... ahorita estamos bien y eso es genial, pero... —Lo entiendo, será difícil y no pasará de la noche a la mañana pero, mejoraremos, seremos una mejor pareja. Seremos mejor que antes.  —Antes estábamos bien. —Dije.  —Antes me engañabas.  Me tiró en la cara, como si siguiese siendo la única del lado de las mentiras y la frivolidad, podía asegurar e que durante aquello años yo me sentía atormentada por lo que hacía pero él...  —De verdad crees que soy estúpida, tú lo has hecho también.  —¿Qué?  —Engañarme, no sé quién es ella Facundo pero sé que no me gusta compartir, así que asegúrate de que todo haya acabado, que esto no te lo perdonaré.No ahora, no casados y menos compartiendo una vida. Si tú quieres una vida conmigo es solo conmigo.  
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