Espinas y enredos

1517 Words
Las cosas iban mejorando, llevábamos a Xiomara y Xavier a terapia, él por agresividad y ella para superar lo de lasfotografías y todos los otros rollos, las gemelas estaba portándose un poco mejor y los chicos, bueno... alguien siempre estaba fuera de control.  —Facundo, ya las volé, las volé —respondió Tom.  —Lo mismo le diremos a la policía cuando te vuele por la ventana —contestó a su hermano mientras me daba una lección de rigidez parental con los varones.  Cosa que me hacía falta, no podía discutir como él, no me salía, ¿Eso me hace una mala madre sustituta? ¿No saber gritar y ser rígida? ¡Por Dios! Ser mamá es complicado y horrible. Creo que lo apropiado es no enseñarles a hablar. Sonreí ante la idea y Facundo negó con la cabeza por lo que me volví a poner seria antes de hablar.  —Chicos, la actitud no es esta, van a perder el año, su mamá se odiaría al verles tan perdidos. Yo me odio a mí misma, pero el próximo año cuando los compañeros de tu hermano sean los tuyos y tú sigas en el mismo salón solo será patético —Dije y los tres me miraron con seriedad. —Como no nos quieren obedecer pueden ir a pasear con su tía Bety.  —¿Tú los vas a dejar? —preguntó Facundo y alcé una ceja.  Ninguno podía estar cerca de la tía Bety, ella muerde mejillas y es la mujer más persuasiva y acelerada puesta sobre el planeta tierra. Los varones no podían soportarle sobre todo por su obsesión con la limpieza y los apodos que les asignaba, aquellos eran una tortura en su agudo tono de voz.  —De ser necesario, les pagaré el taxi, uno de confianza —dije y los dos mocosos rieron.  —Soy su tutor legal y les juro que si tengo que reventarles por completo el cuerpo, lo haré —Reí y los tres me miraron serios. —Oh... ¿Sí? —Desaparezcan —Dijo Fack y los chicos obedecieron. Mi novio me aceró de las caderas. —¿Has escuchado que los hombres son más físicos? —Creía que eran solo sobre sexo —Facundo depositó un corto beso sobre mis labios y escuchamos las coquetas risillas de las gemelas. — ¿Ya hicieron las maletas? —pregunté y ambas asintieron. —Oye, Serena, tienes un traje de baño sexy como para mí.  —No.  —¿Crees que le guste a Zack? —Facundo rió.  —Siguiente pregunta. —Soy guapa —afirmó y rodó sus ojos. —Y soñadora —respondimos al unísono.  —Le conquistaré y me pedirán perdón. Ahora, cuñadita hermosa ¿tienes un traje de baño? —Xavier se acercó a nosotros y se posó al lado de su hermana. —Tiene algo mejor —contestó Facundo y su hermana aplaudió. —¿Qué es? —Tetas —Respondió Xavier.  Las gemelas rieron y Facundo con ellas. Además, Xavier no dejó de seguir a su hermana con más bromas con respecto a sus pechos. Las gemelas corrieron al jardín para jugar en las hamacas y me senté sobre el regazo de mi novio, le di un beso y le hice una seña antes de regañarlo:  —Facundo, eso no fue nada amable, ve a disculparte.  —¿Por qué?  —Las tetas son como el pene. Ya sabes, a nadie le gusta que digan que son insuficientes.  —Vamos, es gracioso quiere uno de tus trajes, quedaría topless antes de ponérselo. —rió de nuevo. El viaje solía ser divino, tomábamos un helicóptero obviamente por turnos y nos quedábamos en un pueblito a comer, luego mi padre conseguía varias camionetas por lo que íbamos separados. Descansados y llegábamos a la hacienda, pero mi papá decidió contratar un bus, lo cual fue una estupidez desde el inicio, pero, algún manipulador profesional (mi madre) acabó por convencernos.  —Abuela, en serio no soporto la bulla —Dijo Preston y su padre quitó la mirada de la carretera para molestar a mi madre.  —Lo ves Jane, no soy yo o mis hermanos, son todas las generaciones de la familia.  —Además no creo que haya sido buena idea —comentó Drake y todos miraron a Ada, la cual tenía a Daniel agarrada como un oso perezoso a su rama favorita.  —Chicas. —dijo mamá. —¿Ya se reconciliaron?  —¿Por qué? —todos me miraron con reproche.  —Serena, ojalá de caigas—Dijo Ada. — y la última neurona que mantiene activo tu cerebro se termine de descontrolar...  —Seré madrina de tus hipotéticos hijos.  —No lo serás.  —Daniel, me prometió ser la madrina de todos sus hijos Ada, así que lo soy —contesté y enloqueció, comenzó a gritarle a su esposo y luego a golpearle. —Sabes, no los tendrán hasta que Dani se haga...  —¡La apuesta, Facundo! ¿Trajiste tu parte? —Te venceré, imbécil.  —Facundo, imbécil es una palabrota. Nos debes dinero. —No les debe nada, dijiste la palabra de Fack—dijo Daniel y las niñas insistieron en explicarle cómo funcionaba el tarro de los insultos, Daniel siguió molestándoles y acabó con ambas sentadas sobre sus regazos pellizcándoles e intentando mandar, Facundo les dio el billete y las dos volvieron a su asiento. —¿Qué apuesta? —preguntó mi padre.  —Apostaron quién elegía el anillo que más me gustara.  —¿A cambio...?—preguntó Patrick.  —Un trío o una orgía —Daniel rió y Facundo rodó los ojos.  —Si gana Daniel; volvemos a salir juntos, sin celos y chorradas, si gana Fack, solo salimos los tres. Si descubro quien fue tan estúpido como para elegir el anillo. Los tres nos arreglamos, Fack y yo, Fack y Dan, Dan y yo.  —Serena, lo ves quieres el perdón de todos excepto el mío —dijo Ada con lágrimas en los ojos.  Mi papá detuvo el bus y caminó hacia mi asiento. Mi hermano mayor sacó a los niños junto a su esposa, Mercy los llevó a una heladería y el bus quedó solo para nosotros, Patrick volvió y se puso detrás de mi padre, en espera de algún movimiento. —Tú y yo somos hermanas y pusiste tus ojos en Daniel porque yo lo hice primero, siempre lo has hecho, Ada. Te metes en mis relaciones, o con personas que me pretenden, no me voy a disculpar por dejarte siempre el camino libre y decidir hasta ahora ser tu obstáculo. ¿Has pensado en que alguien pudo haberte amado más de lo que Daniel jamás hará? No, porque temías que al terminar con él, corriera hacia mí. Se volteó hacia mi hermana y le dio un pañuelo antes de regañarme. —Discúlpate —exigió.  —¿Perdón? —pregunté.  —Discúlpate. —Serena, solo discúlpate. Sabes que estás mal también, —dijo Karl. — es tu hermana.  Mi padre siguió insistiendo en que yo le debía una disculpa a Ada y yo en que no daría una solo por complacerlo, me disculpe por someterla a tal vergüenza el día de su boda, pero no creía que podría pedir perdón por pegarle cuando ella me había quitado la oportunidad de decidir si Daniel era realmente la persona para mí o no.  —Adam, estás tomando parte —Le recordó mi madre enfadada mientras caminaba para ponerse en medio de nosotros.  —Sí, Serena hizo algo malo y Ada merece una disculpa. Quiero que se disculpe. ¡Hazlo! —gritó mi padre.  —¡No! —dije y me acerqué a mi padre.  —Serena, no compliques las cosas —sugirió Drake. —papá tiene razón, lo que hiciste está mal.  —No, él quiere pegarme porque jamás seré la princesa ofendiday en apuros. Una maldita mosca muerta. Ada tiene más garras que yo, pero agacha la mirada y hace lo que dicen, yo no. ¿Sabes por qué? Adam.  —¡¿Por qué!? —me retó.  —Porque te guste o no, soy la hija de tu esposa y tuya y ninguno de ustedes está en posición de juzgar ninguna de mis decisiones, mucho menos el hombre que pasó de una mujer a otra, al menos yo sé por qué duermo en la cama de la persona con la que me acuesto. —S...—mi madre interrumpió a mi padre.  —Ada sabía que Serena y Daniel salían. —Dijo mi madre y le miré sorprendida al igual que Facundo. — Sabía que en poco serían novios y no paró hasta tergiversar las cosas a su favor. Cuando Serena t Mess estuvieron saliendo Ada montó en drama hasta que terminaron, cuando Serena confesó que odiaba el yogurt de fresas Ada decidió comenzar a comer solo de piña y naranja como su hermana. Serena tuvo que rogar por sacar a su hermana de la habitación y al final se pintaron ambas del mismo color. ¡Ada no tiene la razón! Daniell te lo ha dicho, tenía dos opciones, elegiste. Cállate y cálmate Adamira. Adam soy tu combatiente más peligroso, hazme el favor de evitar una guerra, porque si de lados tenemos que Patrick les convenció a todos, pasar por cosas de beber y comer, me bajé del bus y saqué mis maletas, Facundo comenzó a seguirme en silencio, caminamos un par de horas hasta que me cansé.  —Vaya que tienes resistencia, para alguien que camina bajo este sol. Podría darnos cáncer.  —¿Tienes un hotel por aquí? —Llamé a alguien, en diez minutos llegará por nosotros —dijo y me quitó la maleta.  —¿Puedes ser malo y odiarme?! —Rió. —En serio, si me hubieses engañado con Laini te hubiese dejado, déjame.  —Pobre de ti, tengo hermanos que dependen de nuestra futura boda y yo no quiero dejarte. —Te amo.  —Vaya, conveniente.  —Facun, lo digo en serio, te amo.  —Ves, eso sí me cuesta creerlo. Serena no quiero discutir contigo, porque tu hermana hace suficiente por los dos —Le miré sorprendida y me quedé en silencio, poco después una camioneta estacionó frente a nosotros seguido por un auto pequeño, Facundo metió la maleta en la camioneta, saludó a los choferes y me hizo una seña para que subiera al auto.
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