Estaban llegando a la feria mientras Alexander miraba de vez en cuando a Emma, ella parecía estar deprimida, Alexander bajo la mirada por un momento mientras estacionaba el auto, los padres de Alexander bajaron del auto y su madre parecía estar muy emocionada así que su padre le hizo una señal diciéndole que se irían primero, Alexander le sonrió hasta que se padre se perdió entre la multitud de personas en ese momento su sonrisa se borró y miro a Emma
-¿Quieres ver los puestos?- Pregunto Alexander mirando a Emma
-Si, me gustaría- Contesto Emma ambos caminaron y Emma comenzó a animarse a media que miraba los puestos de los artesanos, hasta que Emma demostró interés en una pequeña pulsera de hilos dónde ellos podían elegir los adornos
-Señorita, ¿Hay algo que le guste?- Pregunto el vendedor
-No, solo miraba- Contesto Emma en cambio Alexander señalo una pequeña pulsera de hilos trenzados color blanco, rosa y verde
-Este - Dijo Alexander Tomando una pequeña flor rosa de cristal
-No tienes que…
-Yo tu elegirás una para mí- Dijo él con una sonrisa, Emma tomo un corazón de cristal y se lo entrego al hombre, también había elegido una pequeña pulsera color blanco, rojo y azul trenzados, Alexander pago y tomo su pulsera y la de Emma, él sonrió y se la ato a Emma en la muñeca mientras que la suya la guardaba
-¿No la usarás?- Pregunto Emma
-No, es para algo más importante, además no quiero perderla- Contesto al cabo de una media hora mirando el sol se había ocultado y las luces de la feria comenzaron a brillar, Emma aprecia estar más emocionada con ello algo que le gustó a Alexander a pesar de la luz que los pequeños focos en los puestos la oscuridad era más fuerte al ser un pueblo alejado, Alexander se acerca a Emma y tomo su mano
-Alguien puede vernos- Dijo Emma, pero Alexander simplemente ignoro lo que le había dicho y camino con ella de la mano llevándola a un lugar desconocido para Emma, a dónde vamos?
-A un lugar que posiblemente te gustara- A medida que caminaban los ojos de Emma se iluminaban cada vez más, aquel maravilloso lugar al que Alexander la quería llevar era la rueda de la fortuna dónde abundaban los juegos que acababan de instalarlos, -Hoy comienzan los juegos- Dijo Alexander mientras caminaba hacia los ellos, Emma lo miraba delante de ella mientras caminaba y luego bajo la mirada para ver cómo aquel joven tomaba con fuerza su mano y no la soltaba, sus mejillas se sonrojaban
-Quiero subir allí- Dijo Emma apuntando a la rueda de la fortuna, Alexander sonrió y se acerco al hombre de la rueda para comprar los boletos
-¿Vamos?- Pregunto Alexander, las personas que estaban en aquella feria no reconocían a Alexander al pasar los años y gracias a la oscuridad pero otras personas si entre ellos personas que no eran del pueblo, ambos subieron a la rueda de la fortuna, estaban sentados mientas subían lentamente Emma admiraba las luces que iluminaban los puestos hasta que sintió la mano de Alexander en su mentón, él levanto lentamente la mirada de Emma
-En un pequeño pueblo las estrellas se ven mejor- Dijo Alexander, el oscuro cielo estala plagado de estrellas algo que en la gran ciudad no podía apreciarse
-Es hermoso- Mientras Emma admiraba el cielo Alexander deslizo su mano por la mejilla de Emma
-Nada es más hermoso que verte a ti- Dijo Alexander acercándose a Emma, lentamente acerco sus labios al rostro de Emma hasta que sintió un fuerte apretón en su mano reaccionó rápidamente y vio a Emma asustada, -¿Qué sucede?
-Pueden vernos.
-¿Es lo único que te preocupa?- Al escucharlo Emma lo miro, -¿Entonces no te molesta que quiera besarte?- Pregunto Alexander con una sonrisa
-No, yo…- Pero Alexander la beso impidiéndole hablar, lentamente bajo una de sus manos hasta la cintura de Emma acariciándola
-Tenemos toda la noche para probar cada juego- Dijo Alexander acariciando la pierna de Emma mientras besaba su cuello suavemente la rueda de la fortuna había terminado, ambos bajaron de ella de la mano, -¿Tienes hambre?- Pregunto Alexander
-Si.
-Bien, quédate aquí iré a buscar algo de comer- Emma asintió y Alexander fue hacia los pequeños puestos dónde vendían comida
Mientras Emma esperaba una persona en la multitud la estaba observando, se acerco lentamente a ella, -Que bonita pulsera- Dijo aquella persona
Emma lo miro, pero no sabía quién era ese hombre, -Gracias.
-¿Te la dio tu novio?
-Ha, bueno…
-¿Se le ofrece algo?- Pregunto Alexander detrás de aquel hombre
-Simple curiosidad señor, nada más- Contesto el hombre con una sonrisa luego se alejo de ambos, -Cuídese señorita.
-¿Qué te dijo?- Pregunto Alexander
-Quería saber si mi novio me había regalado la pulsera- Dijo Emma mostrándole su muñeca
-Ese tipo parecía bastante seguro de que preguntarte- Lo miro por un momento y frunció el ceño tal vez solo lo estaba pensando demasiado, -No importa sigamos- Alexander tomo la mano de Emma y la lleva a un lugar que solo el conocía, mientras que en el camino pensaba en lo que sucedió, -Si ese sujeto sabía que preguntarle eso significa que nos ha estado siguiendo- Alexander miro a Emma un momento, -La reunió que tendremos para formar el contrato se aplazara un poco, mi padre quiere estar un día más aquí no solo para disfrutar con mi madre, Dimitri volverá mañana- Dijo Alexander mientras que de a poco ambos se alejaron de la multitud en un camino de madera muy poco iluminado y lleno de flores la había llevado a la costa de la playa
Emma estaba sorprendida de lo hermosa que se veía la luna reflejada en el mar, pero aún así estaba triste, -Ya veo- Al escuchar que Dimitri volvería al otro día y no esa misma noche como la había prometido, Emma simplemente suspiro las promesas rotas de Dimitri comenzaron a volverse cotidiano para Emma, Alexander la observo y comprendió la razón de su tristeza algo que lo lleno de celos la abrazo y comenzó a sentir el aroma del cabello de Emma, -Sabes, es la primera vez que me siento así, es la primera vez que envidio a mi hermano menor o no tengo lo que quiero y en verdad es algo molesto los celos no me quedan bien.
-¿De que hablas?
-No tienes idea ¿Verdad?- Alexander la miro fijamente, -Me tienes a tus pies, puedes pedirme lo que sea y lo are con tal de que me dejes estar al menos un segundos tu lado, quiero pasar cada segundo a mi vida junto a ti, pero tú solo piensas en Dimitri, te decepciona, rompe sus promesas, ni siquiera te recuerda cuando surge algún problema en el trabajo y aún así solo puedes pensar en él, dime ¿En qué parte de tu cabeza estoy?, ¿Al menos estoy ahí?- El rostro de Alexander solo reflejaba tristeza
-El vestido.
-¿Qué?
-¿Ni siquiera notaste el vestido?
-Es el que te compre- Alexander no comprendía
-Tú me pediste que me lo pusiera porque eso querías, me has estado volviendo loca desde que subí a tu auto y haces las cosas más difíciles y solo te diviertes, marcaste mi cuerpo, tiraste mi ropa para que no pudiera irme, me encerrarte en tu cuarto y casi nos descubre Zaria y aun así yo- Emma bajo la mirada, apretó los labios, frunció el ceño y tomo con fuerza la falda del vestido sus mejillas estaban completamente rojas, -Yo me lo puse porque es lo que tu querías- Cuando volvió a ver a Alexander noto que él estaba sorprendido y sus mejillas completamente rojas de golpe Alexander mordió su labio inferior con fuerza y aún así sonreía, la estaba deseando completamente
-Tú Emma- Dijo Alexander mientras la tomaba de la cintura, -Tú eres quien me volverá loco- Alexander la beso y bajo ambas manos lentamente hasta tomar ambas piernas y la alzo a su altura, -Hoy solo existo yo- Dijo Alexander mordiendo el cuello de Emma, -¿Entiendes?- Pregunto aquel ruso
-Si- Contesto Emma excitante y obediente luego Alexander lamió la mordida y sonrió