Nahuel.
—No encuentro los tornillos la puta madre. —agarro las latas yendo al estante y les escribo la clase que son y agarro dos latas mas asi las separo.
—No hay de esos tornillos Nahuel.
—Aja, me acabo de dar cuenta. —sigo separando para dejar acomodado—. Esta gente de mierda que no sabe ni leer.
—Voy con estos. —mi tio agarra dos latas poniéndolas en la mesa asi separa—. Quiero que me haga traspirar me dijo la chinita. —doy vuelta los ojos porque mi tio Guille sale con cada pavada que no se donde guarda tanto, sigo agachado separando los tornillos porque estoy buscando unos y no los encuentro—. Eeeee que me ido para la siesta para la casa y que le apago el ventilar y la tapo con una colcha de esas de tigre... Mierda si vieran no... —lo miro a Likan que comienza a reir—. Agua no mas a transpirado che... A ja, como testigo faaaaalso estaba la chinita che... Y de ahi no eh entendido... Quede sin entender... —todos comenzamos a reir y él serio cuenta la cosa. (China, chinita= Muchacha joven).
—Hiciste lo que te pidió.
—A ja, eh hecho lo que ella a querido y no me habló mas... Nooo la chinita, loca estaba.
—Bueno, voy a ir a comprar porque necesito esos tornillos. —acomodo las latas y los rotulo—. Ya vengo.
—Vamos a ir a tirar el alambre y haciendo los pozos.
—Dale, voy y vengo rapido.
—Toma. —Likan me da plata—. Como vamos a ser solo nosotros trae sanguchitos y algo de tomar.
—Si, me voy con la camioneta no mas para allá.
—Carga los postes y los llevas. —bastante rapido voy al pueblo, no estamos lejos porque estamos reponiendo el cerco por la parte de Likan y Ramiro, un toro de Likan rompió el cerco y le vamos a pasar electricidad, paro en la ferretería que la usamos como ultimo recurso, porque compramos en grande todo.
—Buenas. —abro asi sale la señora que me sonríe.
—Gracias Nahuel.
—De nada. —entro a la tienda golpeándome la solapa del sombrero como saludo y voy a las góndolas.
—¿Este mami?.
—Déjame ver. —sonriendo me acerco, Sonia arrodillada ve unos soportes y los nenes pasándole cosas—. Mmmm, no sé.
—¿Qué vas a colgar?.
—¡NAHUEEELLLL!. —lo alzo a Emma dándole un beso.
—¿Cómo estás?.
—Bien, esperamos todo el día.
—Si no me dijeron que día ni la hora. —la mira a Sonia que se para sonriendo—. Era hoy... ¿cierto?
—Si, te dijimos para hoy al mediodía era.
—Bueno, compra y vamos y comemos.
—Pero estas trabajando.
—No pasa nada... Compramos un par de cosas mas en la despensa para picar.
—Dale, eehhh... —señala hacia los estantes—. Si me podrías ayudar porque no sé qué tengo que llevar.
—¿Quieres colgar algo?. —lo bajo a Emma y viene Ian estirando las manos, lo agarro dándole un beso también.
—Si, compramos un mueblecito para colgar en la habitación de los chicos, pero no sé cómo se hace.
—Bien, vamos a buscar... —miro el estante señalando—. Estos, llevemos cuatro por las dudas, si sobran mejor.
—Dale.
—Y vamos a llevaaaarrr, estos.
—Genial, no tengo ese coso que hace turrrr. —la miro alzando las cejas cuando hace gestos de atornillar—. Esa herramientas.
—Atornillaora.
—Eso.
—¿Cómo hace?.
—No seas maloooo. —riendo se apoya en mi pecho, la envuelvo con mi brazo libre—. No sé cómo se llaman las herramientas.
—Bueno, tu sigue haciendo el ruido que yo adivino.
—Aaahhh maloooo.
—¡Nahuel!. —Sonia se aleja enseguida, pero Raymi sonrie—. ¿Cómo va?.
—Bien, —nos damos la mano y me señala atrás.
—Ven un momento por favor, disculpe por favor. —de mala gana voy con el.
—¿Qué?.
—¿No tendrías que estar trabajando?.
—Si, vine por unas cosas que me encargó el tio.
—¿Y vas a volver?. —mira detrás mío donde quedó Sonia con los nenes—. Si vas a salir con ella Nahuel, no puedes faltar al trabajo cuando se te dé la gana, si faltas ahora te lo van a descontar, y es menos dinero que entra a la casa.
—Lo sé, me invitaron a comer, cúbreme hasta después del mediodía.
—Bueno, —vuelve a ver hacia atrás sonriendo—. Y cómprale zapatillas, a los tres.
—Si, ya lo había visto.
—Me voy, ¿Dónde están?.
—Donde Likan, atrás de Aukan y Ramiro, toma. —agarro los tornillos dándole y la plata que me dio Li—. Pasa a comprar unos sanguches y gaseosa, estos tornillos para clavar los alambres porque ni hay.
—El abuelo se va a re enojar.
—No hay, alguien anda robando.
—Mierda, bueno, nos vemos. —vuelvo con Sonia viéndolos a los tres.
—¿Vamos?.
—¿Tenias cosas qué hacer?.
—No, me preguntaba si sabia de algo sobre los robos donde trabajamos.
—Aaahhh bien, vamos entonces. —lo agarro a Ian en brazos, los perfiles y la aliento a caminar con Emma de la mano.
—¿Cómo estas muchacho?.
—De maravilla señor. —dejo las cosas en el mostrado y le señalo atrás con las cosas de electricidad y unos seguros para las puertas y ventanas—. Bien, vamos que hay mucho por hacer.
—Eres un atrevido.
—Muy atleido.
—¿Por qué dicen eso?. —riendo abro la puerta del acompañante dejando las cosas en el suelo y lo subo a Emma.
—Porque yo iba a pagar, y lo hiciste tu. —lo dice divertida por eso me calmo.
—Bueno, tienes mas platita para otra cosa... Sube asi te lo paso.
—Pesa eh, pequeño pero pesadito.
—Si, no lo quería decir. —subo en mi lugar sonriendo por verlos, Emma bien atrás y pegado a mi—. ¿Sabes manejar Emma?.
—Nooo, —la mira a su mamá sorprendido—. Soy pequeño.
—Bueno, a los diez me enseñaron a manejar y voy a enseñarte a ti también. —salgo hacia mi casa para buscar las herramientas.
—¿Tan chico te enseñaron?.
—Si, y a mi hermano con mis primos mas grandes le enseñaron como a los doce o trece, a mi por metido a los diez.
—Fua, re chiquitos.
—Y de chiquitos nos enseñaron a usar herramientas y trabajar... Llegamos, espérenme aca que ya vengo. —voy a mi habitación donde tengo un desastre todo, y en un estante lo único acomodado, mis herramientas asi nadie me las toca, agarro una caja de herramientas básicas, un taladro y amoladora—. Listo, vamos.
—Que linda casa.
—La viven remodelando.
—¿Si?.
—Si, en realidad la casa no era nada asi, la fueron agrandando y todo nuevo, ese frente lo hicimos hace como siete años, el techo lo renovamos el verano, y ahora esta la cocina a full en renovación.
—Que lindoooo, ya voy a tener mi casa y hacerla como quiera.
—Obvio, —llegamos enseguida porque vive en la otra calle, bajo de mi lado riendo porque Emma viene de mi lado—. Upaaaa, ¿me vas a dar una mano?.
—Siii, olvio.
—Buenísimo entonces. —entramos con todo porque Sonia lleva lo de la ferretería—. Bien, ¿por dónde arrancamos?.
—Por aca... Ven... —la sigo a la habitación de los chicos—. No sé bien dónde ponerlo, porque mira, no es muy grande.
—Mmmm, arriba de las camas puede ser.
—¿La pared será resistente?.
—Buena, ¿qué te pasa?. —alza las cejas sin entender—. Hice yo esta casa.
—¿De verdad?.
—Si, el durlock es re fácil de trabajar, una semana me llevó.
—¿Solo una semana?.
—Si, ¿Cómo la vez?, un capo soy. —se rie de una manera que no sé, le brillan los ojos y como que se pone rosada—. Bien, ¿pizza?.
—Ya voy, te dejo trabajar tranquilo.
Cuando sale le miro el culito envuelto en una calza que se ve delicioso, y ya voy a probarlo, con calma, no es cualquier mujer, ella de verdad me gusta, porque si solo me gustara ya le habría ofrecido coger y si me hubiera dicho que no listo, no la vería mas, pero ella no, ella real... Realmente me gusta, y por primera vez en mi vida pienso en que me gustaría tener una relación de pareja, asentar cabeza de una vez por todas, y no quiero para nada cubrir un espacio vacío en mi vida, no, tengo todo lo que quiero, la vida que llevo me encanta, mi trabajo, desde los catorce que lo amo, hice el secundario completo y ya no quise saber nada con estudiar porque me iba para el traste, no quise estudiar nada, lo intenté tres años y no pude, lo mío es el trabajo pesado no estar sentado leyendo todo el día.
—Nahuel.
—Uuhhh que rico. —Emma trae una jarrita de plástico pequeña, Ian un vaso de plástico también —. Muchas gracias. —me tomo un vaso completo porque esta fresquita el agua—. ¿Les gustó?.
—Siiii.
—Vamos a poner juguetes Ian.
—Vamos, les ayudo, párense en la cama y les voy pasando. —a Ian lo tengo de la remera porque es pequeño, y van acomodando sus poquitos juguetes—. Mmm, ese ahi no Emma.
—¿Dónde dices?.
—Aca en la orilla, entonces estos... —sin soltarlo a Ian muevo los muñecos—. Este aca.
—Queda feo.
—Peeeroooo, el sábado nos vamos a pasear y traemos mas muñecos, los acomodamos ahi y tenemos lugar.
—¿De verdad vamos a pasear?.
—Si, de verdad. —me abraza con fuerza riendo—. Vamos a comprar todo lo que veamos, todo, todo, todo.
—Siiii.
—Chicos. —la vemos a Sonia en la puerta—. Vamos a comer.
—Eeehhhh... Vamos. —los bajos a los de la cama y salen corriendo a la cocina, pero Sonia no se mueve de la puerta—. ¿Qué pasa?.
—No los ilusiones Nahuel.
—No los estoy ilusionando, ¿por qué crees eso?.
—Te escuché cuando les dijiste que nos ibas a llevar a comprar cosas, Emma es grandecito, él entiende y no se olvida las cosas, menos si se lo prometes.
—Se lo dije porque te lo iba a decir, si aceptas una cita conmigo... Si aceptan los tres una cita conmigo, porque no estoy bromeando Sonia, no estaría aca si no querría nada contigo.
—Mis hijos son primero en todo Nahuel.
—Eso lo sé, no vas a tener que andar diciéndome ni menos que no te gusta como los trato, porque no son un estorbo para mí, ni los veo como una competición... —hablo con calma porque esta super asustada, sus ojos son como de un animal herido, listo para escapar—. Yo solo te veo a ti Sonia, y tus hijos son tuyos, yo no vine a encarar a una mujer sola, vine a una que tiene dos personas con ella que también los quiero...
—Nahuel yo...
—MAMIIIII. —Emma viene corriendo—. Dale mami, a comer.
—Si hijo, vamos... Vamos Nahuel.
—Si.
*****
Sonia.
Emma puso una película de autos que les encanta y Nahuel les hace la pata con todo y me da risa que haga esto para ganarme, para que afloje, para que mis hijos lleguen a amarlo y yo ceder por mis hijos, y me parece bajo, porque no es que le digo que no porque es feo, porque no me atrae, o porque me llegara a parecer inmaduro y me genere desconfianza, todo lo contario, me parece muy apuesto, el hombre mas bello que eh visto en mi vida, tiene un porte grande, intimidante, tan masculino, mi Dios, nunca crei ver frente a mi a un hombre masculino, que su esencia me intimide, tan maduro, tanta confianza que me genera, pero no una confianza de dejarlo venir a mi casa o confiarle a mis hijos, sino una confianza que me hace sentir que si me siento en peligro me va a proteger, si ve que alguien me agrede intervendría, ese tipo de persona veo.
—Mami.
—Vamos. —lo alzo a Ian que ya no da mas del sueño—. Emma di chao que vas a dormir la siesta.
—Si, adiós Nahuel.
—Nos vemos amigo. —les da la mano a los dos sonriendo—. Descansen.
—¿Cuándo sea la leche vamos a ver?. —Emma se para adelante de él viéndolo a los ojos.
—No, en la leche no... —Emma hace puchero enseguida—. Bueno, si me esperan un poco vengo y tomamos la leche juntos.
—¿Prometes?.
—Siiii, prometo, dime... ¿te gustan las facturas o las tortas?.
—Mmmm. —sonrio porque se miran con Ian que él hace lo que hace el hermano—. Faturas.
—Bien, paso a encargar facturas entonces, y vengo asi tomamos la leche y a la noche hacemos un pollito al horno.
—Siiii.
—¿Les gusta?.
—Siii, montón.
—Bien, entonces quedamos asi, promesa.
—Promesa. —le da un abrazo y lo agarra de la mano a Ian yendo a la habitación.
—Lavo los platos.
—Si, ya vengo. —voy con mis niños a mi habitación porque es donde dormimos—. ¿Vamos al baño?.
—Si mami.
—Ven Emma. —me siento en la silla que dejé aca para cuando los baño, le saco las zapatillas y el pantalón.
—Mami, me gusta Nahuel.
—¿Si?.
—Si.
—¿Y qué te gusta de él?.
—Mmm, es como mamá pero hombre. —lo miro fijo y el sonrie—. Voy yo.
—Mami patos. —Ian levanta la piernita asi le saco los zapatos, no digo nada mientras los preparo para la siesta, y en la cama los acomodo juntitos tapándolos.
—Mami, dile a Nahuel que no importa que faturas traiga, no se preocupe si no hay mas, que venga igual.
—Si, yo le digo. —paso la mano por su cabecita—. Y cuando se levanten hacemos algún budincito por las dudas.
—Si, de naranja.
—Que ricooooo, —les doy un besito a los dos—. Lo despido a Nahuel y vengo a dormir, descansen. —los arropo bien y junto la puerta, en la cocina esta lavando las fuentes porque hice dos pizzas—. Ya están en la cama, se duermen rapido.
—Que bueno, nada de problemas. —abro la heladera viendo si tengo para hacer un budín.
—Emma dijo que si no consigues facturas que vengas igual. —voy a la mesada a secar asi guardo enseguida—. Le dije que hacemos un budincito por las dudas.
—Bueno, hagan, pero traigo, ya le escribí a la mujer de mi primo que vende cosas dulces que me haga dos docenas y me dijo que si, asi que salgo de trabajar, paso a buscar y traigo leche recién ordeñada, ¿les gusta?.
—Si, eh comprado varias veces.
—Entonces todo listo.
—Hago igual el budín porque va a estar preocupado.
—Si, lo voy a comer de todas maneras.
—Como comes nene, me quedé en shock.
—Mido uno noventa y peso cien kilos. —lo miro alzando las cejas—. Dos porciones de pizza no me hacen ni cosquillas. —riendo agarro el ultimo plato para dejarlo en el mueble—. Le dije de crema pastelera y dulce de leche, imaginé que los nenes membrillo o ricota no comen.
—A mi me gusta la ricota.
—Le pido.
—No, no pasa nada. —agarra el teléfono igual—. Preciosa, haceme media doce mas con ricota, ¿podes media mas?. —sigo secando los platos y guardándolos—. Ahi me dijo que si, que justo estaba por comenzar a hacer la masa.
—Que bueno, igual, dos docenas y medias es un montón para cuatro.
—La idea es que sobre y quede para mañana en el desayuno, ¿se levantan temprano?.
—Si, a las siete, ellos entran al jardín ocho y media, asi que alcanzamos a desayunar y prepararnos bien.
—Tienen un buen horario, la tarde libre, duermen siesta.
—Si, me gusta que sea de mañana.
—Por lo general es solo de mañana la escuela, porque no hay muchos chicos, ni menos profesionales, los acomodan a todos a esos horarios, a parte la mayoría de los chicos en las mañanas estudian y en las tardes tienen que ir a trabajar porque sino no alcanza el dinero en la casa.
—¿De qué edad trabajas?.
—Uuhhh, yo de pequeñito, mas pequeño que Emma, pero no porque necesitáramos en casa, no, mi papá es policía y trabaja aca y en la base militar, mi mamá es maestra y la despensa es de la familia prácticamente, lo que necesitemos lo vamos a buscar sin que nos cobren, pero de metido no mas, siempre me gustó estar encima de mi abuelo y de mis tíos aprendiendo, y después ya comencé a trabajar, me daban monedas de pago y yo feliz. —se apoya en la mesada cruzado de brazos y una sonrisa hermosa—. Resulta que mi abuelo tenia mi plata guardada en el banco que me generó hasta intereses y a los dieciocho me compró mi camioneta y me dio la diferencia, pero para manejar tuve que sacar la licencia y con él ahi viendo, a los dieciséis saque la licencia, y me hizo manejar mucho tiempo las maquinas del trabajo.
—Que lindo, un re buen pensamiento ir haciéndote un ahorro.
—Con Ray comenzó a hacerlo, porque mis primos mas grandes son Likan y Aukan, a ellos les daban la plata enseguida, Aukan la hacia mierda... —lo miro riendo—. Y Likan no, él siempre pensando en prosperar que la hizo bien, invirtió todo, y bueno, seguimos ahi trabajando.
—¿Te gusta si?.
—Me encanta, soy muy bueno con los caballos, cuando ya nos decidamos a ver qué somos... —me dan ganas de reir—. Ahi los voy a llevar a las tierras de mi abuelo.
—Nunca conocí a alguien tan directo como lo eres tu Nahuel. —viene hacia mi serio, muy serio, corre el pelo de mi cara dejando la mano en mi cabeza y me besa, lo agarro de la remera abriendo la boca y me dejo ir—. Mmjjjj... Aaaaggg. —me hace ir hacia atrás hasta que choco con la mesada, se me acerca mas y yo soy la que apuro el beso, me aprieto toda porque sus manos me aprietan por todos lados y hasta me alza sentándome en la mesada, ¡como besa este hombre por Dios!.
—Tenemos que parar. —lo miro jadeando, tiene los ojos cerrados con fuerza—. No quiero que salga mal.
—Si, entiendo. —se aleja acomodándose el pantalón donde tiene una erección bastante importante.
—Vengo a las cinco.
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Holis, comenzamos con esta aventura, espero me puedan acompañar en cada cap y en los comentarios saber que estar ahi.
Y paso a recordar que los Melillan son super intensos jajaja, no se vayan enojando jajaja.
Besitos!!.
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