Después Del Divorcio: Segunda oportunidad.

Mi esposo me ha tendido una trampa para que pierda al bebé que aún llevo en el vientre, y he caído como una tonta, no pude darme cuenta antes. Ahora estoy corriendo en la oscuridad, estoy en un lugar totalmente desconocido para mi, no deja de correr sangre por mis piernas, ¡Maldito el día que me enamoré de Williams!. Seguro se estarán preguntando ¿Cómo pasó todo esto?, quiero contarles mi historia, pero para eso debo empezar por el principio. Mi nombre es Esmeralda Flores, tengo 24 años de edad, vine a México a la edad de diez años con mi familia, somos de Perú, ahora solo me queda mi hermana Leila Flores porque hace algunos años perdimos a nuestra familia por un incendio en nuestra antigua casa, y ahí fue donde conocí a mi esposo, estaba caminando de un lado hacia el otro nerviosa por no saber noticias de mi familia, y en ese momento Justo me topé con Williams, quedamos flechados de amor, él cuidó de mi y de mi hermana, es un gran hombre, y así pasó el tiempo, y hoy soy la señora Dorce. Hace algunas semanas me enteré que estoy embarazada, Williams no esperaba una noticia así, al menos no ahora, pero aún así estaba segura que haría que nuestro matrimonio se fortaleciera. Después de mi esposo saber sobre mi embarazo se volvió más frío de lo normal, incluso había decidido que no podíamos tener sexo por el bienestar del bebé, algo que me pareció absurdo pero entendible. Él quería cuidarnos a ambos y solo pensé en que como era su primer hijo quería ser más protector de lo normal. Pero su decisión me hacía sentir cada noche que era más peor que una pesadilla, estaba sola en aquella enorme casa, incluso sola en mi habitación. Para nuestro tercer aniversario de bodas había preparado una cena para sorprender a mi esposo. A pesar de todo cada día me sentía esperanzada, pensaba que en algún momento las cosas cambiarían, y así era, las cosas cambiarían completamente para mi. Pensé que estaba sola en casa, mientras caminaba de un lado a otro marcando al móvil de mi esposo, me di cuenta que no estaba sola en casa, me acerqué lentamente al despacho y empecé a escuchar voces, a pesar de que por un momento me asusté supe que era Williams, jamás confundiría esa voz con nadie. Justo cuando iba a tocar, me llamó la atención lo que Williams estaba hablando, así que decidí escuchar con atención. —Ya te dije que esto pronto acabará y te lo he prometido, tú eres más importante para mi, más de lo que crees— Escuché detrás de la puerta, pero solo era su voz. Me preguntaba ¿con quien hablaría? ¿A que se refería cuando dijo que todo acabará?, en ese momento recordé cuando mis padres se separaron, él le había dicho a su amante que todo se había acabado con mi madre porque ella era más importante. ¡Oh por Dios! Williams va a abandonarme, pensé con lágrimas en mis ojos, me alejé lo más que pude del despacho pero unos segundos después Williams me encontró en la cocina. —Esposa mía vamos a salir a cenar por nuestro tercer aniversario— Dijo mientras acariciaba mis brazos. —¿Salir a cenar? Pero he preparado una cena especial para ambos, podemos quedarnos en casa y disfrutar— Dije como si nunca hubiera escuchado nada. —Esposa mía, prefiero salir a cenar fuera de casa, hace mucho que no sales, no puedes vivir encerrada con miedo. —No es miedo… Iré a buscar un abrigo y regreso de inmediato, siempre me hace feliz estar contigo amor mío— Respondí mientras le daba un tierno beso en sus labios. Williams me llevó de paseo en una chalana, navegamos por los tranquilos canales de Xochimilco, solo habíamos tres personas, Williams, el conductor y yo. Había una buena mesa con la cena preparada, estaba un poco nerviosa, no era una idea que me agradara tanto estar de noche en el agua sobre una chalana, pero no podía sentirme incómoda porque estaba con el hombre que cuidaría de mi y su bebé con su vida. —¿Te gusta esposa mía?— Preguntó Williams mientras me ayudaba a tomar asiento. —Todo está muy bonito amor, pero te confieso que estoy nerviosa, no me gusta estar en el agua de noche, quizás no me siento segura—Respondí mientras no paraba de mirar a los lados. —No te preocupes, yo estoy aquí contigo y créeme que no te pasará nada, mejor toma un poco de vino para que brindemos— Williams me entregó una copa para que tomara con el. —Amor estoy embarazada, no creo que sea buena idea tomar. —Esposa mía no pasa nada, solo será para que brindemos, así que levanta tu copa y toma un poco— Salud, dijo Williams mientras chocaba su copa con la mía, aún estaba dudosa pero al final accedí a tomar un trago, un trago muy escaso. —Ves que no pasa nada, estás perfecta, además nuestro tercer aniversario lo ameritaba. —Si amor, pero no tomaré más, gracias por traerme aquí, el lugar es muy bonito. —¿Y por qué estás tan desconfiada?— Preguntó mientras sostenía mi mano con calidez y la besaba. Justo en ese momento recordé sus palabras ‘Pronto acabará’, quizás me estaba llenando la mente de algo que ni siquiera tenía que ver conmigo pero no tenía forma de controlarlo, mi esposo se había vuelto distante desde mi embarazo, no era tan amable como antes, así que eso me hacía dudar de sus buenas intenciones. —No desconfío, solo digo que le temo a esto aquí, pero se que estaré bien contigo, ¿Verdad?— Pregunté con una sonrisa dudosa. —¡Por su puesto que si! Levanté de la silla, vamos a tomarnos una Foto juntos— Nos levantamos de nuestros asientos, caminamos un poco más hacia adelante para dejar atrás la mesa, Williams sacó su móvil y tomó algunas selfies, en ese momento me sentí más tranquila, no había forma de que pudiera dudar de mi esposo. —Necesito una foto tuya, la pondré de fondo de pantalla en mi móvil. Párate un poco hasta allá donde se vea completamente el agua y las luces— Dijo Williams mientras me colocaba casi al borde de la chalana. —Amor estoy muy al borde, puedo caerme— Dije preocupada. —No lo harás, mejor sonríe porque quiero tener una foto de mi bella esposa y mi futuro hijo— Respondió mientras levantaba su móvil y tomaba algunas fotos. Al escuchar aquellas palabras pensé por dentro , Esmeralda no tienes nada de que preocuparte, no puedes desconfiar de tu esposo por una tonta conversación que podría tener un millón de explicaciones, así que después de pensar en eso, me relajé y empecé a sonreír. De repente sentí un fuerte mareo, miraba a Williams triple, extendía mi mano para alcanzarlo pero no podía, más bien podía ver su silueta con las manos en sus bolsillos, no trataba de hacer nada. Williams estoy muy mareada, dije intentando agarrarme de algo pero no encontraba nada que me ayudara, todo estaba triplicado en mi vista. Sin esperarlo caí en el agua, estaba intentando salvar mi vida ‘gritaba auxilio’ pero la escasa corriente me arrastraba un poco más, el mareo no dejaba que luchara conscientemente por mi vida y la de mi hijo, ahora estaba tratando de sostenerme con algo que no me hiciera morir ahogada, jamás había luchado tanto, jamás me había sentido tan desafortunada. Después de luchar un poco encontré una rama que aún permanecía pegada al árbol pero que estaba doblaba sobre el agua, y ahí pude sostenerme, no me había dado cuenta que el mareo había desaparecido, hasta que pude sostenerme de aquella rama. Por muchas horas estuve abrazada a la rama, me aferraba a la vida por mi bebé. En mi mente solo estaba la imagen de Williams, él tenía sus manos dentro del bolsillo de su pantalón, sin embargo también pensaba que era una mala jugada de mi mente por el mareo. El tiempo pasaba y estaba completamente sola, hasta que de repente pasó una chalana con algunas personas, tomé fuerzas de donde no tenía y grite fuerte ‘Auxilio, ayúdenme por favor’. Rápidamente se percataron que estaba allí, todos hicieron el esfuerzo por ayudarme a subir hasta que lo lograron. Estaba tan débil que no podía ni siquiera hablar, pronto me llevaron a tierra, allí muchos me rodearon, había una enfermera que tomó mi pulso y solo pude escuchar que dijo ‘Su pulso es débil’. De repente Williams llegó rápidamente y gritaba a gran voz ‘Es mi esposa, ella está embarazada, debo llevarla rápidamente al hospital’, él estaba realmente preocupado. Williams me tomó en sus brazos, me llevó hasta el auto, y mientras íbamos camino al hospital, le dije: ‘No permitas que nuestro bebé muera, no lo conozco y ya lo amo y sé que tú también’’ ,mi voz era débil, además tenía mucho frío, sentía que mis huesos se encogían.