"Eso fue increíble", dijo Seay. "¿Sí?" "Claro que sí. Eres un gran, digamos, chupapollas. Papá." "Gracias. Tú también." ¿Te gustó eso? ¿Te gustó cuando yo...? "Lo hiciste muy, muy bien, Seay." —No, pero, ¿no te pareció raro que te tocara el trasero? "El sexo anal no es algo inherentemente raro, amigo", le aseguró papá, y luego se giró para recostarse de lado junto a su hijo. "Lo sé, es solo que, como..." "A veces le toco el trasero a tu mamá", dijo papá, y Seay se detuvo, parpadeó y se sonrojó. "... ¿Eh?" "Tu madre. Le gusta que le meta el dedo en el culo mientras hacemos cosas. Es solo una cuestión de sexo, chaval. No tienes que darle tantas vueltas." —E-vale. —El corazón de Seay se había ralentizado casi por completo, y ahora volvía a acelerarse, como si papá le hubiera conta

