"Fue divertido", dijo Michelle.
"Eso fue una locura", dijo Tracy asombrada.
—Algo me dice que dirás eso mucho esta noche —le guiñó un ojo Michelle.
—P-pero en serio —dijo Seay. Su voz temblaba. Seguía bajando. Pero esto era importante, aquello que había querido decir. Lo había querido decir hacía varios kilómetros. Hasta que se distrajo con tanto entusiasmo—. Nosotros, eh —tragó saliva—, ¿de verdad necesitamos que nos lleves a casa?
"¿En estas condiciones?" Michelle le sonrió con sorna por encima del hombro mientras se abrochaba el cinturón. Señaló su pene desnudo y empapado en saliva. Se le había olvidado guardarlo.
Seay se sonrojó y se escondió.
"Nuestros padres se preguntarán dónde estamos si salimos demasiado tarde", dijo Tracy.
"¡Simplemente diles que estás en casa de una amiga
