La Compañera del León

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- ¿Estará bien verdad, papá? - le escuchó preguntar preocupada en los brazos del Emperador Darion cuando se asomó a ver qué pasaba.

-Si, cariño-la tranquilizó mientras bajaban al segundo piso- la fiebre debería bajar pronto- la palabra sobresaltó a Kairon quien los había seguido ¿Quién estaba enfermo? - El Duque Corelia ya dio las indicaciones de preparar la salida. Llegarán al ducado en poco tiempo.

-Padre- llamó Kairon- ¿Qué pasa?

-Oh, Kairon- le sonrió- lamento que te hayan despertado. La pequeña princesa tiene fiebre muy alta-explicó-Las doncellas no pudieron bajarla y el duque quiere que sea vista por el médico del ducado.

-¿Y el médico imperial? -preguntó Kairon

-Lo ofrecí, pero el duque no está tranquilo- expresó su padre algo desalentado mirando como los caballeros preparaban el transporte con una rapidez excepcional acostumbrados a las campañas

-¡Darion!- exclamó el duque acercándose vestido con ropas de descanso y una camisa holgada llevando en brazos a la pequeña niña envuelta en una manta la que respiraba con dificultad con la frente perlada en sudor mientras un escolta tras él llevaba su chaqueta. Se veía visiblemente preocupado - Yo…

El emperador le palmeó el hombro y acarició la frente de la niña con suavidad.

- No te preocupes Quior, sé que debes llevarla -le sonrió- Nos veremos otra vez para que las princesas se reúnan

-Gracias por comprender. No hay precedentes para un segundo despertar- dijo el duque preocupado mirando a su hija aferrándola cerca de su pecho, sorprendiendo a Kairon

-¿Puedo verla, Señoría? – preguntó Kairon acercándose- Para despedirme.

-Por supuesto, Alteza-se inclinó un poco para acercarla al niño quien tomó la pequeña mano que sobresalía de entre las telas

Cuando lo hizo, los ojos dorados de Kairon cambiaron a una forma felina brillando con intensidad al mismo tiempo que, en el interior de la muñeca de Yaina que sostenía, apareció la silueta de un colmillo y que luego desapareció. Ambos hombres se miraron sorprendidos y luego a Kairon quien parecía en trance, mirándola embelesado.

- El espíritu del León…-murmuró el Duque- ¿El príncipe se imprimió con mi hija? ¡Tiene 5 años! ¿Cómo puede estar pasando esto? ¡Es un cachorro pervertido!

-El grabado está incompleto -contestó Darion sin poder ocultar la risa a la vez que trataba de tranquilizar a su amigo que estaba activado en modo padre, casi desconfigurado.

-¡Es mi bebé!-respondió bajando la voz para que solo su amigo pudiese escucharlo- ¿Cómo quieres que me calme si tu cachorro acaba de imprimarse con mi hija?

-El espíritu eligió a Yaina, pero Kairon no es consciente- indicó a su hijo que parecía absorto mirando a la niña, la que parecía haberse calmado y respiraba mejor - Sus ojos han cambiado de nuevo y el grabado desapareció. Mientras ellos no tengan los mismos sentimientos Kairon no lo sabrá y el espíritu no despertará.

-Esto cambiará las cosas, Darion -contestó su amigo con seriedad- Yaina ha despertado su magia y eso nos pone en riesgo frente al rey si se entera. No hay precedentes de dos despertares en la misma generación. Más si se sabe que podría ser la mujer del futuro Emperador de Yamain. El rey se está volviendo peligroso y las ramas colaterales somos una amenaza. Por eso mató a mi esposa y a los duques de Greyfox.

-Lo sé, no dejaremos que les pase nada- miró al escolta que se acercaba-Lo mantendremos en secreto. Ambos niños no lo saben, así es que dejaremos que siga su curso normal. Si no hay sentimientos entre ambos, el grabado no se completará.

-Duque, el mago ha llegado- interrumpió un escolta inclinándose respetuosamente- Está preparando el círculo de transportación. Nos avisará cuando esté listo.

-Vamos-ordenó inclinando la cabeza a modo de despedida a su amigo y a los niños a su lado, alejándose hasta el carruaje que el escolta cerró rápidamente cuando el duque entró.

-¡Está listo!- gritó el escolta en la avanzada al mismo tiempo que los que estaban reunidos en las escalinatas vieron cómo un hombre cubierto con una capa desplegaba un portal iluminado de color azul brillante...

Kairon recordaba haber tomado la pequeña mano de la niña y luego estar junto a su padre viéndolos partir. Lo último que vio fue como los escoltas iniciaban el trote y aumentaban velocidad junto al carruaje en dirección al portal el que brilló intensamente cuando ingresaron a él y fueron desapareciendo uno a uno hasta que el gran espacio quedó vació y el portal desapareció.

Rechazo

Después de ese día, el duque y su hija visitaron el palacio en otras ocasiones donde podía ver el crecimiento de la niña a joven al igual, así como él iba madurando hasta ser más alto que ella y su voz más grave. Se sentía como un hermano mayor cuidándola junto a su hermana. Recordó como la veía aparecer en el campo de entrenamiento o paseando por los jardines con una sombrilla seguida por aprendices de escoltas embobados con su belleza y que desaparecían en cuanto el duque se acercaba.

También volvió a sus memorias su último encuentro, cuando una Yaina de 14 años con el rostro levantado hacia él con los ojos llenos de lágrimas, lo miraba. Su labio inferior temblaba haciéndola casi etérea en la glorieta del jardín posterior del Palacio Imperial bajo la luz de la luna.

-Lo siento, Milady-le decía-me siento honrado por sus palabras, pero es la mejor amiga de mi hermana- se pasó la mano por el pelo incómodo-yo…-vio como la joven bajaba la cabeza para que no viera su rostro mientras le hacía una reverencia formal

-Mis disculpas, Alteza Imperial-le dijo haciendo una reverencia mirándolo con una expresión educada y totalmente aristocrática la que lo descolocó ya que nunca había visto esa expresión tan fría y controlada en ese rostro que siempre sonreía para él - Entiendo. Agradezco su honestidad -La joven se giró tomando la falda del vestido y se alejó sin volver la mirada hasta que se encontró a Maya quien la abrazó lanzándole a su hermano una mirada asesina. Kairon nunca vio que el duque y su padre los miraban desde un lugar cercano y asentían entre sí.