Durante todo el fin de semana me la paso pensando en lo que sucedió entre mi jefe y yo y si bien aún una pequeña parte de mí se arrepiente, la otra gana ya que con solo pensar en él, la forma en que me beso, sus caricias y hasta cierto punto creo que sus celos por Mike mi corazón bombea en mi pecho de tal forma que creo que me he enamorado del mismísimo diablo, ese ser despreciable al que odiaba con cada célula de mi cuerpo y con este pensamiento espero ansiosa que llegue el lunes por la mañana para volver a verlo.
Igual que siempre llego hasta mi lugar, acomodo mis cosas y cuando escucho que ha llegado levanto la mirada y le sonrió con cierta complicidad, hasta que me doy de bruces con un témpano de hielo, ni siquiera se digna a mirarme a la cara cuando me saluda, en un principio pienso
