Capítulo 5. Una ilusión

2835 Words
Esa semana sería el tan esperado juego de futbol que todos los amantes del deporte suspiraban por ver, dos de los mejores y más aclamados clubes europeos jugarían por el derecho de ser llamado el superior, por encima de todos los demás, así que la emoción era palpable en el ambiente. Gianni sabía que todos esperaban que él hiciera algo porque siempre lo hacía, él era un renombrado amante del futbol y todo el mundo lo sabía en la universidad. Había empezado a jugar con el equipo de la universidad unas semanas atrás y le había gustado tanto que iba a todas las prácticas buscando la experiencia, el entrenador del equipo había notado su disciplina junto a la emoción latente en su cuerpo cuando jugaba por lo que le había ofrecido un puesto en el equipo, una oferta que él no había podido rechazar. Desde entonces estaba siempre entrenando, haciendo nuevos amigos, conociendo nuevas personas o pasando su tiempo con Jean. Las cosas entre ellos habían cambiado de forma sutil, era algo que había sucedido tan lentamente que ninguno lo había percibido hasta que el cambio estaba hecho aunque a ninguno de los dos parecía molestarle. Su relación se había transformado debido a sus continuos encuentros nocturnos, desde aquella noche en la que él había confesado que le había gustado tocar a su amigo y se habían desnudado para darse placer nada volvió a ser igual, casi todas las noches se encontraban en cualquiera de las dos habitaciones para tocarse y excitarse. Al comienzo él se había sentido algo incómodo, sobre todo por el hecho de que Jean siempre se quedaba dormido en su cama, pero cuando su cuerpo lleno de placer sucumbía a la dulce comodidad no había palabras en sus labios para poder negarse a aquello. Claro que él continuaba pensando que ellos estaban haciendo algo incorrecto pero eso ya no lo detenía, de alguna forma había aceptado que las cosas incorrectas podían estar bien en algunas ocasiones y que no importaba si eso te hacía sentir bien. No sería algo que gritaría al viento ni mucho menos, sinceramente le aterraba un poco que todo el mundo pudiera enterarse de lo que sucedía entre ellos, como si pudieran leer sus mentes pero nadie nunca lo adivinaba, por lo tanto permanecía como lo que debía ser: un dulce encuentro entre amigos del que nunca hablarían con nadie. Su mejor amigo estaba feliz, nunca lo había visto riendo tanto y jamás lo había sentido tan libre como cuando para molestarlo se acercaba a su cuerpo estando en la cocina o cualquier otro lado del departamento y comenzaba a tocarlo, eso solo conseguía una reacción posible, así que en el momento en que ambos gemían sintiendo la dureza del otro él los arrastraba al cuarto para desnudarse y por fin emplear su tacto de una forma tan placentera que hacía que sus ojos se voltearan en sus cuencas. Muchas veces tenía demasiado miedo para admitirlo, pero como había sucedido con el placer de su amigo el tiempo lo había hecho más sencillo, ya no era posible para él ocultar que el placer que encontraba en las habilidosas manos de Jean era algo que nunca había sentido con nadie antes y eso era capaz de asustarlo y excitarlo al mismo tiempo. Esa semana sin embargo casi no se habían visto, habían estado demasiado ocupados con los exámenes finales por lo que ninguno de los dos había estado exorbitantemente libre. Ahora los exámenes habían culminado justo para poder disfrutar del juego tan esperado, además del tiempo libre que eso acarrearía, estaba algo desesperado por volver a tocar a su amigo y era justo esa sensación lo que lo hacía mantenerse alejado de Jean por el momento, no era bueno que él no pudiera alejarse de su mejor amigo por unos momentos sin desearlo hasta sentirse alterado, si lo que hacían estaba mal, aquella sensación estaba más allá de encontrarse equivocada, no era algo que pudiera aceptar. Era por esas razones que aquel día luego de culminar las clases él se detuvo y llamó a Luis esperándolo fuera del aula, este se acercó con una sonrisa. Se veían continuamente, incluso más desde que él se había unido formalmente al equipo universitario por lo que se conocían mejor y Luis era uno de sus compañeros favoritos, era gracioso, amable y nada displicente. Con su sonrisa se acercó a él que lo esperaba cerca de la puerta. -¿Qué pasó amigo?- Inquirió Luis con su eterna sonrisa. -Esta noche quiero hacer una reunión para ver el juego en mi departamento- anunció él con una sonrisa -así que solo quería invitarte y pedirte que llevaras a algunas otras personas tal vez. -¿Puedo llevar a quien yo quiera?- Preguntó el muchacho con una sonrisa pícara. -Sí, pero recuerda que no es una fiesta- explicó él -no habrá música, solo el juego y cerveza. -Eso está bien para mí- aceptó Luis con una sonrisa -les diré a los muchachos del equipo y tal vez a algunas personas más. Eso fue lo último que le dijo antes de alejarse con una sonrisa, Gianni estaba seguro de que le gustaría tener al equipo en su departamento pero el recuerdo de Román acercándose a Jean todavía le llenaba el estómago de un ácido desagradable que sabía que estaba relacionado con los celos que sentía cuando los veía juntos. Sin prestarle demasiada atención al hecho de que probablemente se pasaría la noche intentando mantener a Jean a su lado, se dirigió a la tienda más cercana y compró dulces, papas, así como dos cajas de cerveza para los invitados. Tenía que ser sincero, la idea de mantener a su amigo pegado a su cuerpo esa noche no lo desagradaba, de hecho solo hacía que sonriera, pero luego tenía que pensar en el resto de los ojos que se posaría sobre ellos y lo único en lo que podía pensar era en evitar a su mejor amigo mientras aquellos ojos ajenos pudieran juzgarlos. Llegó a su departamento casi junto a Jean que lo vio cargando las bolsas y frunció el ceño, su amigo abrió la puerta para ambos y él se dirigió a la cocina para dejar sus compras allí. -Espero que me digas que todo eso es para bebértelo solo- comenzó Jean entrando en el lugar -porque estuve escuchando en los pasillos que darás una fiesta y puede que esta sea tu casa Gianni pero yo también vivo aquí y antes de que lo preguntes, no, no quiero dar ninguna fiesta. -Muy bien cálmate- dijo él con una sonrisa -no es una fiesta, solo veremos el juego de futbol que he estado esperando, te lo comenté hace días. Vendrán mis compañeros de equipo y pocas personas más. -Esas pocas personas más siempre son las que me preocupan- afirmó Jean alejándose hacia su habitación. La tarde pasó bastante rápido, mientras Jean permanecía en su habitación. Él en cambio decidió que debía arreglar el espacio para que todas las personas pudieran estar cómodas frente al televisor así que llevó las dos mesas pequeñas para café de la sala hasta la pared del fondo y cambió la orientación de la mesa del comedor, colocó todas las sillas y sillones posibles frente al televisor para que de esa forma los invitados no debieran moverse demasiado. El camino al baño estaba lo más despejado posible al igual que a la cocina donde guardaría las bebidas pero la poca comida la colocaría en la mesa para que estuviera disponible. Conforme con su organización del espacio él se dirigió a su cuarto para ducharse y luego vestirse con una ropa entre deportiva y casual, llevaba una camisa manga larga de color blanco, un pantalón deportivo de color oscuro junto a sus zapatos de deportes. Cuando estuvo listo procedió a salir hasta la sala y se sorprendió bastante al encontrarse a Jean allí, estaba acomodando algunas cosas que él había dejado tiradas por allí. Se veía limpio y arreglado, lo que tuvo una reacción bastante inesperada, al segundo de verlo Gianni quiso alejarlo de lo que estaba haciendo, devorarle los labios y llevarlo a su habitación para que ambos recibieran el placer que no habían experimentado desde hace demasiado tiempo, era insólito admitirlo pero extrañaba sentir el m*****o duro de Jean en su mano, moverlo como le gustaba para darle placer y verlo correrse con una explosión que siempre hablaba del placer al que sucumbía, era fascinante pero no podía pensar en esas cosas en ese momento, para cuando comenzaran a llegar las personas él estaría excitado y sin poder ocultarlo. Ellos se sentaron en la sala y encendieron el televisor, se sumergieron en una conversación simple como las que siempre tenían antes de que todo se calentara entre ellos, fue cómodo, tanto que ambos se estaba riendo cuando sonó el timbre. Él se levantó para recibir a quien estuviera en su puerta mientras Jean ponía el canal de deportes donde se transmitiría el partido. Luego se levantó y se dirigió a la cocina. En la entrada estaban Juan, Luis y Román sonriéndole junto a otros cuatro compañeros de equipo, los recibió a todos con una sonrisa para que luego se acomodaran en el espacio. Ellos habían llevado cosas para comer y cervezas que no podían faltar, Román se apresuró a la cocina con las bebidas al ver a Jean allí, esa acción le hizo rechinar los dientes pero no había nada que pudiera hacer. Las cosas sucedieron rápido a partir de allí, un montón de personas comenzó a llegar, uno detrás del otro casi sin darle tiempo de hacer pausas antes de tener que regresar a la puerta, pronto el espacio se quedó corto para todas las personas que se acumulaban en la sala y sin embargo él no podía pensar en otra cosa que no fuera Jean, su amigo que se había quedado en la cocina recibiendo todas las bebidas y otras cosas que los invitados habían llevado junto a Román que tampoco había salido del espacio, cada vez sentía más ansiedad sobre necesitar estar junto a su amigo sin poder hacer nada para remediarlo, sus manos se volvieron puños y casi soltó el aliento que estaba conteniendo cuando el juego dio inicio, eso solo significaba que ya no tendría que estar en la puerta recibiendo a nadie. Fue directamente a la cocina con la excusa de buscar una cerveza aunque solo dos segundos atrás se había terminado su segunda de la noche. Tal y como esperaba en el lugar se encontró con su mejor amigo siendo acorralado por Román en una esquina, pudiera ser que solo él lo vio de esa forma porque ambos estaban riendo y tomando una cerveza como si se conocieran de toda la vida, verlos juntos de ese modo hizo cosas extrañas con su estómago y no de una forma agradable. -Jean- llamó él agarrando la cerveza de la nevera -¿vienes a ver el partido? Ya casi va a empezar- enfatizó él viendo a Román por unos segundos. -No lo sé- contestó su amigo con una mueca -sabes que yo no soy una persona de deportes y mucho menos de multitudes. Allá afuera lograste encapsular a una multitud completa, da algo de miedo. -He intentado convencerlo para que se quede todo este tiempo- dijo Román riendo hacia Jean -pero no he tenido suerte hasta ahora. -Ya te expliqué mis razones- se excusó Jean -pero no quieres escucharme. -Te quedarás- anunció él sin pensarlo -¡Vamos Jean! Tú también eres un anfitrión, tienes que quedarte al menos un rato. -Bien- aceptó su mejor amigo torciendo sus labios -pero eso no significa que tiene que agradarme. Gianni sonrió tomando dos cervezas y entregándole una a su amigo al cercarse, los tres se dirigieron entonces a la sala con el resto del grupo sin saber a dónde dirigirse debido a la cantidad de personas reunidas, él estaba seguro de que Román no se separaría de ellos y verlo con Jean tenía un efecto contraproducente en su cuerpo que le desagradaba. Su cuerpo respondía a su presencia como lo haría a una pequeña intoxicación, era como si la molestia constante se alojara en su estómago y fuera diluyéndose por sus extremidades hasta que llegaba a su garganta deteniendo su respiración. No sabía que era lo que le molestaba más, si la reacción inexplicable o que no pudiera controlarlo. Luis apareció haciéndoles señas en ese momento para mostrarles unas sillas que al parecer había estado guardando. Los tres se encaminaron intentando no molestar a nadie y fallando en el intento, hasta que luego de muchos golpes y protestas llegaron y se sentaron en las sillas correspondientes, él estaba a un lado de Jean mientras Román estaba del otro. Gianni quería alejarlo, acercar a su amigo a su cuerpo para no dejarlo ir, lo deseaba con tantas ganas que tenía que cerrar sus manos en puños para no moverse. El juego comenzó unos minutos después distrayéndolos a todos, incluso Jean que evitaba mirar los partidos que a él tanto le gustaban estaba ciertamente centrado en lo que sucedía en la pantalla. Todos los asistentes se emocionaban como una masa dispuesta a gritar según lo que iba apareciendo, los jugadores eran buenos como se esperaría de profesionales y como todos o casi iban a favor del mismo los gritos eran ensordecedores, él se reía cada vez que un grito colectivo se estrellaba en las paredes del departamento. Unos minutos antes del medio tiempo su mejor amigo se levantó entonces de la silla sin decir nada, él intentó detenerlo pero fue infructuoso, por lo que repitiendo las acciones de Jean lo siguió. -¿Ya te estás escapando?- Preguntó él entrando en la cocina desierta detrás de Jean. -¿Por qué me sigues Gianni?- Se volteó su amigo molesto -hoy no has hecho otra cosa que seguir mis pasos, viendo cada movimiento y obligándome a quedarme en el juego cuando sabes que odio las multitudes. -Solo quería que te unieras a la diversión- se excusó él. -Eso no responde las demás preguntas- siguió Jean con reproche en su expresión -si no te conociera mejor diría que estás celoso. -¿Cómo podría estar celoso? ¡Eso es ridículo!- Exclamó él algo molesto. -Eso muy posible desde mi punto de vista- afirmó su amigo viéndolo fijamente -no dejas de ver mis movimientos, no puedes dejar de perseguirme cuando estoy con ese compañero tuyo Román y claramente siempre apareces cuando él está cerca de mí. ¿Hay algo que no me estés contando aquí? -No- masculló Gianni. -No te lo creo- anunció Jean rodando los ojos -pero como sea que fuera me da igual, estás comportándote de una forma extraña. Deja de perseguirme y si quieres decirme algo entonces solo dímelo, no seas extraño comportándote como un acosador. Ya me cansé de ver el juego, de la gente desconocida y la toda la presión, me iré a mi habitación esperando que una vez que todo el circo del partido termine la multitud en nuestra sala desaparezca. -Esto no es una fiesta- aclaró él cortante -claro que se irán una vez que el partido termine. Con un asentimiento y sin verlo a los ojos Jean se alejó de la cocina en dirección a su habitación, nadie le prestó atención pero él no podía alejarse del lugar. Con un suspiro frustrado regresó a la silla donde había pasado la mayor parte del partido con otra cerveza en la mano, había perdido la cuenta de las botellas que había tomado pero era obvio que le estaban haciendo efecto, sin embargo no le importaba demasiado. El resto del juego fue interminable, era extraño que solo quisiera regresar con Jean y quedarse con él su pequeña habitación privada, era un pensamiento que como siempre le sucedía una vez en su mente ya no podía dejar de repetirse constantemente haciendo que la sensación de presión en su cuerpo aumentara cada vez más. Él suspiró sabiendo que tendría que quedarse allí hasta que la última persona en el departamento se fuera. Al menos Román no le había preguntado nada desde que se sentara en la silla de nuevo. El juego terminó cincuenta minutos más tarde, cuando él se pudo levantar por fin sentía como si su cuerpo hubiera estado en la misma posición demasiado tiempo aunque sabía que no era el caso. Habló, discutió y presentó su punto de vista con todo aquel que lo incluyó en su conversación tiempo después, los argumentos eran tan buenos y tan malos viniendo desde cualquier punto en la habitación que muchas veces no se podían escuchar, pero la cerveza no dejaba de llegar y él la seguía bebiendo aunque estaba realmente mareado. Un ruido se escuchó entonces, un vidrio roto y algunos gritos fueron escuchados en la sala cerca a la puerta, por lo que él se acercó al lugar para encontrarse con una visión que le helaría la sangre al mismo tiempo que haría que su cuerpo reaccionara de forma violenta.
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