Capítulo 006

2416 Words
La preocupación del hombre incremento mientras que Adonis tenia una gran sonrisa en sus labios por tener a un nuevo compañero en el joyero, se estaba aburriendo de estar solo en ese Gran Palacio. Sus pasos resonaron en los oídos del viejo hombre hasta que la puerta de su estudio se abrió y se cerro, avisando que se había ido. El sonido de la puerta cerrándose fue la señal para pedirle al dúo de padre e hijo que se sentaran en las sillas. Cuando ambos tomaron asiento, los labios rojos de la mujer empezaron a moverse recitando en voz alta, su tono de voz sonaba firme, un encantamiento e que ninguno de los dos hombres en la habitación era capaz de identificar. Sobre la palma de su mano izquierda apareció una pequeña flama de color turquesa pero había algo peculiar en dicha llama, lentamente cambiaba de tonalidades alternando entre claras a oscuras, sin poder evitarlo los ojos avellana de Paolo estaba divisando esa pequeña flama con una mirada calculadora. Era un dato publico que la Reina era una persona sensible a la magia, sus años en el extranjero le permitieron explorar los caminos de la magia de manera adecuada. Según los libros de texto que pudo revisar antes de esta visita, el color del mana era una mezcla entre los sentimientos del usurario, su alma e incluso su pasado en algunas ocasiones. No pudo evitar que una pregunta interesante apareciera en su mente. ¿Por qué el mana de la Reina Olivia cambiaba de tonalidad con tanta frecuencia? Cuando la mujer termino, la flama en su mano se divide en cuatro flechas de color turquesa que golpearon todas las paredes de la habitación, en consecuencia, se creo un escudo que bloqueaba la entrada o salida de ruido o seres humanos. – Empiecen a hablar. – La voz de Ortswan, ordeno de manera autoritaria mientras cruzaba sus piernas una sobre otra de manera elegante. – ¿Qué tan mal esta la situación en esta parte? – Mi señora, hemos trabajado arduamente desde que esta... – El conde no logro termino de hablar debido a que la mujer de ojos oscuros golpeo con su mano derecha el apoya brazos de la silla causando que las palabras del conde quedarán a medias. Paolo observo un pequeño brillo de enfado en sus ojos. – No quiero escuchar justificaciones a tu incompetencia o la de tú hijo. – Una leve mueca de enfado apareció sobre sus labios, la Reina sentía la mirada pesada de Paolo sobre su persona pero en realidad no le importaba demasiado.– Dime, la gravedad de la situación. El Conde sin poder evitarlo soltó un suspiro. Era imposible intentar demostrarle a la mujer que era un líder capaz para el lugar en este momento, la mujer de largos cabellos rizados se estaba fijando únicamente en los hechos que había observando hasta los momentos. Las acciones hablan mejor que las mismas palabras, era por esa razón que Ortswan no estaba dispuesta a perder su tiempo con palabrería inútil cuando las acciones demostraban que el hombre con ligeras canas en su cabellera no podía encargarse de defender sus tierras. — Realiza una sola acción buena y verás como en unos pocos días las mismas serán olvidas pero comete un solo error, este te perseguirá porque lo van a recordar continuamente. — El pensamiento del hombre con mayor experiencia llamo la atención de su hijo, quien tenía sus ojos fijos en la mujer. — Eso es cierto... — Paolo pensó para si mismo, la mujer volvió a recargar su espalda sobre el espaldar de la silla. Ortswan ladeó la cabeza a la derecha en un pequeño intento de mantener la calma, sus ojos oscuros se encontraron con los avellana del joven. El hombre por unos segundos estuvo mirando embobado hasta que una sonrisa seductora apareció sobre aquellos labios rojos causando que sus mejillas se calentarán ligeramente y desviará la mirada. — ¿Cómo es posible que una mujer así... Pueda ser tan cruel? — Un monarca tiene que ser severo con las personas que trabajan para sí. — El pensamiento de su padre, fue una respuesta a su pregunta que no esperaba. — Era la menor de la familia real, su destino establecido por sus padres era casarse con el Emperador Flyn pero... Las cosas cambiaron y termino como la Emperatriz. Supongo que mantiene esa actitud para causar temor, el miedo es una manera de conseguir estabilidad según Maquiavelo* La mirada de Paolo, ahora se encontraba concentrada en el cuerpo de su padre en silencio. El Conde Cavendish sin poder evitarlo observó por el rabillo del ojo a su hijo mayor que rápidamente se percató de este ello, no había necesidad de leer sus emociones para darse cuenta de la petición que su progenitor le estaba haciendo. Paolo carraspeó un poco su garganta, estaba a punto de abrir sus labios delgados para darle una explicación a la mujer de cabellera rubia cuando fue interrumpido por ella. – No me interesa quien de ustedes dos me diga, hablen de una vez antes que pierda la paciencia con ustedes. – Las palabras de la mujer eran duras, y cuando termino de hablar acerco su mano derecha hasta un poco más abajo de su muslo izquierdo. Olivia saco una navaja entre su ropa, la coloco con fuerza sobre la mesa. – Me encargare personalmente de este asunto pero todo depredador necesita al menos un poco de información sobre su víctima. Una suave sonrisa lobuna apareció en los labios de Paolo, el joven de cabello castaño tenía que admitir que era una mujer extremadamente inteligente que sabía cómo causar temor en los corazones ajenos. Olivia Ortswan con unas simples palabras en conjunto con sus acciones lograron causar que el viejo Conde estuviera nervioso, aunque a pesar de ese logro los ojos rasgados de el joven Cavendish fueron capaces de distinguir un ligero temblor en sus dedos que estaban sobre el mango la navaja. – Discúlpenos, no deseamos hacerla perder su tiempo. – La suave voz de Paolo le pareció agradable a la mujer, sus ojos volvieron a encontrarse pero a diferencia de la primera vez el vizconde sujeto su mirada en todo momento. – Los invasores son una mafia denominada Black Dog, hasta los momentos nuestra investigación no ha revelado ningunas acciones pasadas de este grupo antes de aparecer en nuestras tierras. – Es imposible que una organización con este nivel de poder y capacidad apareciera por arte de magia... – Comentó mientras sujetaba el mango de la daga, la punta de hierro del arma estaba sobre la mesa mientras Olivia estaba jugando con ella entre sus dedos. – Si me permite decir, he tenido el mismo pensamiento que su Majestad desde hace un mes. – Su voz serena por alguna razón, empezó a apaciguar un poco la ira dentro de los ojos de la mujer. – Empecé a investigar organizaciones pasadas con un modus operandi​ similar, pero hasta los momentos no he encontrado registros algunos. – Son hijos de la noche, debido a eso es necesario que busques información desde hace aproximadamente doscientos años atrás. – Agrego su padre, sus ojos estaban fijos en el cuerpo de la única fémina. – Mi Reina, usted sabe que la mayoría de esos archivos se encuentran en la biblioteca de la Familia Real La mujer dejo el arma blanca sobre la mesa, levanto su mano derecha en una clara señal de que era necesario que mantuvieran silencio. — Usted lo acaba de decir, esa información es únicamente para los gobernantes del imperio por lo tanto no cualquiera puede entrar. — Una mirada sin emociones visibles estaba sobre el hombre con canas, el dedo índice de la mujer se posicionó sobre su labio inferior mientras cerraba sus ojos. El silencio invadió el lugar. Aunque el conde no lo dinero abiertamente estaba pidiendo permiso para adentrarse a la maravillosa biblioteca codiciada por la mayoría de la aristocracia junto a la naciente burguesía. La respiración de la Ortswan era extremando calmada mientras analizaba detenidamente la situación. ¿Qué tan necesario era permitirle a los Cavendish que se adentraran en ese lugar y vieran cada uno de los archivos? La familia Imperial tenía muchos secretos. — No importa lo que pase, el monarca de turno, su pareja matrimonial o en su defecto el consorte real y la princesa o príncipe heredero son los únicos que pueden adentrarse en ese lugar sin supervisión de mi persona. — Ese pensamiento llamo la atención del joven, era capaz de sentir una ligera ansiedad golpeando el alma contraria con solo la posibilidad de que un extraño entrará. La curiosidad golpeó a Paolo Cavendish ¿Qué había en ese lugar para causarle ansiedad a esa mujer? El silencio fue interrumpido por la voz cansada del Conde. — Su majestad, esta mafia ha demostrado un interés particular por las minas de la Villa Secilia. — Dijo en un intento de desviar lo que fuera que estuviera pensando la joven de cabello rizado, lo consigo. La menciono de la ubicación de las minas causo que abriera los ojos. — ¿Qué acabas de decir? — Sus ojos transmitían frialdad causando que el conde que estaba siendo observado por ella sintiera escalofríos . — Las minas en Secilia son las principales zonas de ataque de la mafia. — Se apresuró a decir el joven Paolo, causando que ahora esa mirada estuviera sobre su persona. Sentía la piel de gallina. — Esas minas están repletas de oro, plata, bronce, bauxita y aun estamos encontrando nuevos minerales. – Deben tener una razón para desear atacar esa mina, pero.... ¿Por qué? – El pensamiento de la mujer fue dicho en voz alta mientras volvía a sujetar la daga, al parecer tenía la costumbre de meditar jugando con el filo entre sus dedos. Ese comportamiento estaba lejos de ser normal. – Conde Francesco. – ¿S-si? – Cuestionó el mencionando con una voz temblorosa, la mujer se levanto de la silla y empezó a caminar hasta colocarse detrás del asiento de su hijo mayor. – Dígame una cosa. – El silencio reino la habitación por un par de minutos causando que ambos hombres tuvieran la piel de gallina. – ¿Los ataques...son después de la media noche, verdad? – El hombre únicamente asintió con su cabeza. En ese momento Olivia Ortswan estaba creando un plan detallado para acabar con la plaga vampira antes del siguiente amanecer. Francesco Cavendish, Conde de Newcastle. El hombre que era un héroe, este conde era una leyenda viva debido a su actos durante la Guerra anterior en el desierto cuando los difuntos príncipes y el difunto Rey asesinado por su hermano menor mientras la actual Emperatriz era una infante. Ese hombre tan valiente frente a sus enemigos, estaba temblando ante la presencia de su reina. La mujer de belleza sobrenatural coloco sus manos sobre los hombros anchos de su hijo, el corazón del heredero empezó a latir con fuerza debido a la adrenalina. La mujer acerco su rostro hasta el hueco entre el hombro izquierdo y el cuello, su aliento cálido causaba cosquillas en la piel contraria. – El hijo de una leyenda viva. – Las palabras de la mujer sonaron cerca de su oído generando escalofríos. Sus mejillas empezaron a calentarse, ninguna joven con sentido común iba a hacer este tipo de cosas tan embarazosas. Paolo supuso que Olivia podría hacerlo, era la Reina después de todo. – Tienes un talento en el esgrima, y lo planeo usar esta noche para acabar con esos Vampiros que me están robando mis cosas. Eso me pone de mal humor, así que... Joven Paolo Su dedo índice empezó a realizar un recorrido desde su clavícula hasta detenerse en la manzana de Adam. El joven de ojos avellana trago un poco de su propia saliva mientras sentía la yema de los dedos contrarios sobre esa parte de su cuello, la joven contigo hasta que su dedo estuvo sobre su labio inferior que tenia una textura suave que causo curiosidad a Olivia. – ¿Levantarías la espada por tu Emperatriz? – Cuestionó con un tono de voz juguetón en su oído, su dedo índice seguía en el labio inferior del joven noble que compartía su edad. Los ojos de Paolo se encontraban cerrados, para mantener la calma ante esta situación y poder seguir una línea de acción donde ninguno de sus seres queridos salieran perjudicados. La mujer estaba a la espera de una respuesta, mientras escucho un pensamiento de su padre sin quererlo. – Qué mujer más promiscua. – Ese era el pensamiento de su padre que no pudo evitar hacerlo sonreír. Cuando el hijo mayor de los Cavendish abrió sus ojos, su mano derecha sujeto la muñeca izquierda de la joven con cabello rizado. Sus ojos oscuros se abrieron debido a las acciones del noble, en especial cuando se percató que el agarré era suave, parecía que Paolo tenía miedo de causarle un daño. Esa acción le pareció tierno a la mujer de ojos negros. Las acciones de el hijo mayor era vistas de manera atenta por su padre. El mayor de los Cavendish llevo los nudillos de aquella mano suave de tonalidad blanquecina hasta sus labios dejando un tierno beso sobre sus nudillos, está acción tan simple e incluso inocente género en ambos extrañas corrientes eléctricas sobre su cuerpos desde la parte baja de su columna. – Daría mi propia vida, por usted. Esas palabras se convertirían en su condena. (...) En la entrada de la mansión del Conde, estaban los soldados de pie junto a sus respectivas caballos, esperaban con paciencia a la mujer de naturaleza violenta y cruel que iba a guiar sus acciones. « Un ejército violento, dirigido por un monstruo sanguinario ». Esa era la descripción perfecta para la fuerza militar del Imperio de Impure. Un joven de ojos rasgados, estaba sentado en las escaleras de mármol blanco mientras estaba terminando de afilar su espada. Una sonrisa lobuna estaba sobre sus labios, era capaz de sentir la mirada penetrarte de su nuevo compañero. — ¿Qué miras? — Dijo dejando su espada sobre sus rodillas. — ¿Quién eres? — Esas palabras causaron que Adonis levantará una ceja en señal de confusión. Paolo chasqueo la lengua como respuesta antes de volver a preguntar. — ¿Quién eres? ¿Por qué puedes tener el privilegio de estar en el carruaje real? — Paolo cuestiono sin rodeos estaba detrás del chico con los brazos cruzados.
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