Imperio de Impure - Presente.
Los pájaros empezaron a cantar dándole la bienvenida al nuevo día a las personas de la familia real que estaban desayunando en el Jardin Imperial.
- Come despacio, te vas a ahogar - Reprendió la Emperatriz quien estaba mirando fijamente a su sobrina sin dejar de tomar su taza de café.
- Lo lamento - Se disculpó la joven de cabello avellana - Me levanté está mañana con demasiada hambre.
- Últimamente estás comiendo más, eso me alegra - Comento dejando su taza de café sobre la pequeña mesa redonda
Los ojos de la princesa estaban repletos del brillo inocente de la infancia junto a un baño de ternura, observaron a la mujer que siempre estaba sin emociones visibles en su rostro. Aquella mirada inocente de la primera princesa género un fuerte dolor en el corazón de Olivia.
El remordimiento por intentar acabar con ella la noche anterior junto al temor de acabar convirtiéndose en lo que más odiaba.
Esas emociones estaban acabando con ella en silencio.
- Tus tutores me han informado que últimamente estás saltando tus lecciones. - La mirada seria, así como aquella voz autoritaria causaron escalofríos en su columna vertebral de la princesa Imperial. - ¿Quieres explicarme, qué está sucediendo?
La joven de piel blanquecina trago un poco de saliva, dejo los tenedores sobre su plato con la mitad de su panqueca de avena cortada. Levantó la mirada, observo fijamente a su tía antes de hablar en completo silencio, Letizia intento permanecer fuerte pero fue incapaz de sujetar aquella mirada gélida así que tuvo que girar la cabeza con las mejillas avergonzadas.
- He perdido las ganas de estudiar. - Confesó observando los tulipanes que habían nacido esa mañana. - Estudio e incluso entreno todos los días hasta el atardecer, he perdido las ganas e incluso la motivación ¿Será posible, tener un día para descansar y realizar cualquier actividad que desee? - Cuando giro la vista nuevamente a su tía, sus ojos tenían un brillo de esperanzas y se estaban empezando a colocar vidriosos.
Un suspiro débil salió de los labios rosados de la mayor quien dejó de picar su porción de panqueca, en completo silencio empezó a pensar sobre la propuesta de la menor.
La razón por la cual era tan estricta con los estudios y entrenamientos de la princesa era porque deseaba prepararla adecuadamente para cuando Letizia debiera enfrentarse al mundo real. Quería que su sobrina tuviera todas las herramientas para poder sobrevivir sin sufrimiento alguno, estaba por abrir la boca para contestarte, cuando el segundo al mando de Guardia Imperial apareció.
- ¡Mi Emperatriz, ha sucedido algo importante! - Su voz ligeramente gruesa se escuchó por todo el jardín, su respiración era ligeramente irregular por todo el camino que había corrido. - Es urgente.
El hombre de cabello n***o rápidamente se percató que la mujer de ojos negros tenía compañía, la princesa giro su cuerpo a la derecha estando sobre la silla para observar al intrusos. Los grandes ojos curiosos de la infante causaron que el hombre se sintiera ligeramente avergonzado, rápidamente se arrodillo en el suelo usando su pierna derecha como apoyo y bajo su cabeza en señal de sumisión.
- Debe ser algo realmente interesante para que interrumpan mi tiempo de calidad con mi sobrina. - La voz de Olivia ante los oídos del caballero era tan fría como el mismo invierno, el hombre sintió escalofríos. - ¿Qué ocurre? - Dijo colocando su dedo índice sobre su mejilla izquierda.
Olivia Ortswan trasmitía un aura intimidante.
Era un recordatorio constante de sus verdades capacidades, la persona que tenía el poder en ese lugar era ella.
- Una mafia de Vampiros está atacando el territorio del Conde de Newcastle, tienen meses en esta situación robando los bienes de la nación. - Su mirada seguía fija en el camino de piedra, no era lo suficientemente osado para verla directamente a los ojos. - Según el Ministro de Finanzas, estamos empezando a perder dinero debido a las actividades de este grupo delictivo y...
Sus palabras quedaron a medias cuando escucho la silla moverse, los ojos de Letizia dejaron de estar sobre el hombre para posarse en la figura de su tía. El sonido de sus zapatos de tacón golpeando las piedras, de las cuales estaban hechos los caminos del jardín, causó que el caballero se estremeciera. El caminar de la mujer de cabello dorado trasmitir seguridad en cada paso, sus hombros estaban despejados de su cuerpo mientras sus manos estaban unidas, cuando se detuvo delante del caballero el sol iluminaba por completo su cuerpo llenando de admiración a la pequeña princesa debido al aura de autoridad y seguridad que transmitía.
- Seré como mi tía cuando crezca. - Ese era el pensamiento que estaba en la mente de la niña, sus ojos estaban brillando de admiración
Letizia en ningún momento se dio cuenta.
En los labios rosados de la Emperatriz empezaba a formarse una pequeña sonrisa malvada.
- He escuchado suficiente, así que esos hijos de la noche desean jugar con mis cosas. - La sonrisa empezó a ser más visible, sus ojos miraron al caballero que estaba a sus pies. - Levántate, dile al Adonis que venga a mi despacho en dos horas.
El hombre se incorporó con rapidez, no pudo evitar tragar un poco de saliva al ver aquella sonrisa. Era consciente del significado de dicha sonrisa, en cuestión de minutos se retiró del jardín sintiendo temor en todo su cuerpo.
- Déjame ir contigo. - Suplico con voz dulce mientras realizaba un pequeño puchero
- No
- ¿Por qué? Nunca hemos viajo juntas desde que volviste a casa... Desde que mis padres murieron en ese trágico accidente. - La declaración de la joven princesa causo una pequeña sensación de satisfacción en la fémina. - Newcastle se encuentra cerca del castillo
- No es un viaje de placer. - Le recordó con una mirada severa. - Letizia, los vampiros son demasiado problemáticos, es necesario que me encargue de ese problema para que nuestro territorio pueda prospera. - La mano derecha de la Emperatriz se colocó sobre el hombro derecho de la joven de cabello dorado. - No podré hacer mi trabajo eliminando la amenaza si te encuentras presente en el campo de batalla, estaré pensando en cada momento en tu seguridad.
La joven princesa al verse incapaz de argumentar algo, bajo su cabeza aceptando las palabras dichas.
Un suspiro suave salió de los labios rosados de la Emperatriz, la mujer se agachó para quedar a la misma altura que su único familiar con vida, cuando los ojos avellana y los ojos dorados se encontraron la mayor sonrió de manera dulce.
- Te prometo que cuando regrese saldremos de compras. - Los ojos de la menor se iluminaron como dos hermosas estrellas. - Es una promesa, y puedes usar mi ausencia para descansar.