Capitulo 026

2544 Words
Sus ojos negros se encontraron con la mirada gris de la joven, Wren supuso que algo estaba mal debido al semblante desgastado de la joven de cabello rizado. - Retírense. – Ordeno la Dama de compañía ocasionado que las sirvientas se detuvieran de manera abrupta antes de verla, sin embargo, ninguna de ellas se movió de su lugar. - ¿Qué no escuchan? Retírense de la habitación de la Emperatriz, me encargare personalmente de asistirle con su ropa de dormir. Las sirvientas se disculparon, realizaron una profunda reverencia ante la mujer que dirigía el Estado para posteriormente retirarse de manera rápida. Olivia camino hasta su cama para sentarse con las manos entrelazadas así como la cabeza gacha mientras observaba sus manos, la fémina sentía sus ojos empezar a llenarse de lágrimas sin previo aviso para posteriormente comenzar a llorar en silencio mientras su Dama de Compañía peinaba su cabello en silencio. Wren Andrade prefiero dejar que su amiga se desahogara de esa manera, debido a que llorar no era un sinónimo de debilidad. Las lágrimas son un sinónimo de valentía porque se originan después de hacer frente a una situación extremadamente desfavorable. Las lágrimas derramadas eran una muestra de su valía. (...) Torre Imperial. Una vida longeva podría significar una bendición para otras personas, sin embargo, para el Astrónomo Imperial era una verdadera tortura porque experimentaba un dolor intenso en todo su cuerpo que nunca desparecía aunque tomara diversas medicina. Su vida eterna era un castigo del cielo por su imprudencia. El joven de ojos violeta tomo la elección de salir de su torre después de culminar con su último pendiente de la noche, sujeto con firmeza su capa de color n***o antes de colocársela sobre su cuerpo y cerrar la puerta de sus aposentos con llave para evitar que alguna persona pudiera entrar en su ausencia como veces anteriores, en silencio bajo las escaleras para llegar al primer piso de la torre de astrónomos, abrió la puerta en silencio encontrándose con una neblina cubriendo el patio central así como la entrada al Palacio Imperial. Una sonrisa lobuna se instaló sobre sus labios antes de empezar a correr entre la niebla a una velocidad inhumana mientras evitaba la mirada de los Guardias Imperiales. El joven de cabello oscuro entro al Palacio Principal en silencio, saco de su bolsillo un pequeño frasco con un líquido dorado con las palabras "Sombra" y lo consumió, el sabor amargo del liquido genero que arrugara su rostro. - Necesito cambiarle el sabor, de esta manera ninguna persona pensara en consumirlo. – Su voz gruesa resonó por el desolado pasillo, levanto su mano derecha admirando los efectos de su creación. Su mano estaba compuesta de humo. Una sonrisa victoriosa apareció sobre sus labios gruesos antes que su mirada se iluminara por el éxito de su posición. Dostoyesvsky sentía su cuerpo más ligero, bajo la mirada para encontrarse que todo su cuerpo estaba compuesto en humo. En ese momento, un grupo de Guardias reales liderados por Lefevrè aparecieron en el fondo del pasillo debido a que estaba realizando las rondas nocturnas como de costumbre, el grupo de soldados camino por el pasillo pasando a su lado sin percatarse de la presencia del Astrónomo Imperial, sin embargo, el joven mestizo sintió la presencia de un ser humano a su lado ocasionado que girara la mirada en esa dirección. Sus ojos mirada bicolor observo atentamente aquella mirada tranquila de tonalidades violetas, aunque en realidad el joven fae no era capaz de percatarse de los ojos contrarios. Alexander entrecerró sus ojos intentando encontrar aquella anomalía que llamo su atención pero sus compañeros de equipo le insistieron que no era nada importante para continuar con sus labores. El joven de piel blanquecina los observo retirarse por el pasillo, cuando se fueron empezó a por el lugar con el objetivo de llegar a una habitación en específico mientras realizaba anotaciones mentales sobre la eficacia de su nueva creación ante la presencia de criaturas mágicas. Su caminata culmino cuando observo la puerta de madera oscura, coloco una mano sobre la misma antes de empujarla de manera lenta evitando crear algún ruido que alertara a la persona que dormía cómodamente en el interior, una pequeña abertura fue lo suficiente para dejarlo adentrase en la habitación principal del Palacio Imperial, el joven de piel similar al color de la nieve camino hasta la cama donde descansaba el cuerpo de la Emperatriz, en silencio, el hombre admiro su belleza con una sonrisa enamoradiza sobre sus labios antes de acercar su mano derecha a su mejilla acariciándola dulcemente. - Te he estado esperando por dos mil años, perdóname por predecir un destino tan cruel para ti. – Susurro en medio de la oscuridad antes de sentarse en la cama, Olivia arrugo el rostro entre sus sueños dejándole en claro al hombre que estaba teniendo una pesadilla. – Incluso en tus sueños eres castigada por mis acciones pasadas, lo único que puedo hacer por ti es aliviar tu dolor durante las noches para que puedas descansar. Sirius alejo su mano de la mejilla contraria antes para colocarla sobre su frente, mientras la palma de su propia mano estaba en dirección al techo dejando que una pequeña llama de color naranja apareciera sobre la misma antes girar su mano dejando que aquella llama entrara en la mente de la Ortswam. Un pequeño gemido de alivio escapo de los labios entreabiertos de la joven causando que un sentimiento de culpa se instalara sobre el corazón contrario. - Desearía poder hacer más por ti, pero mi madre aún está castigándonos de esta manera. – Susurro antes de acercarse a los labios contrarios. La respiración de Olivia era tranquila a pesar de lo debilitado de su estado físico, sus respiraciones se mezclaron antes que Sirius pudiera besar de manera dulce los labios de la Emperatriz mientras unas pequeñas lágrimas de tristeza escapaban de aquella mirada violeta. (...) Palacio Imperial. Oficina principal. Los días transcurrieron con tranquilidad mientras la Emperatriz se encargaba de la gestión del Estado así como la preparación de un de las festividades más importantes de la nación donde llevaría adelante las ceremonia de concubinato oficial, no obstante, su estado de salud continuaba empeorando velozmente causando que fuera imposible de ignorar para su Dama de compañía junto a sus concubinos. El joven de cabello bicolor se encontraba a su lado mientras la mujer de cabello castaño estaba en su escritorio leyendo un documento con atención. La fémina analizaba de múltiples manera la carta que contenía los avances de la investigación sobre la mafia de Vampiros. - Un grupo de Vampiros aproximadamente cincuenta años atrás empezó a saquear parte del Estado fallido de Nienki. – La voz de Olivia era tranquila, el joven de ojos multicolor no pudo evitar levantar una ceja debido a que escucho que las hadas del bosque crearon ese lugar como un experimento de algunas Ninfas de Tierra. – Es lo máximo que podremos conseguir a menos que usemos el Objeto divino, maldición. – Susurro junto a un pequeño gruñido antes de cerrar la carpeta con frustración. -Su Majestad. – La joven de ojos oscuros se recostó sobre el espaldar de la silla antes de emitir un ruido para que el joven siguiera hablando. – Empezar por allí, es mejor que no tener ninguna pista. – El silencio invadió la habitacion por unos segundos antes que el más alto colocara una de sus manos sobre los hombros delicados de la Emperatriz. – Conozco a alguien que estuvo viviendo durante el gobierno de la Familia Real Nienki. - Eso es imposible, incluso los miembros de la Comunidad Internacional desconocen la cara de las personas con las cuales entablaron relaciones. – Su voz sonaba sorprendida, pero al mismo tiempo severa debido a la desconfianza que sentía de las afirmaciones del joven. Cuando giro su rostro para verlo, sobre los labios delgados de Lefevrè se encontraba una sonrisa dulce. - ¿Conoce a las Ninfas? - Son criaturas mágicas que nacen de un árbol o un rió. – Contesto de manera tranquila mientras levantaba una ceja. – En realidad casi ningún ser humano las ha podido observar, pero ¿Qué tienen que ver las ninfas en esto? – Ortswan estaba confundida, parecía que el tren de pensamiento del joven caria de dirección. - El Reino que usted menciona, era un experimento de algunas Ninfas del Bosque junto a algunas hadas. – Confeso antes de girar sobre sus talones para apoyar su cuerpo en el escritorio mientras observa el rostro estoico de la joven Emperatriz. – Las Ninfas querían imitar la organización humana para ver su complejidad, no obstante, cuando los humanos empezaron a exigir más cosas de ellas así como los ataques constantes de Vampiros desintegraron su experimento. El silencio se instauro en la oficina, los ojos de Olivia estaban fijos en la entrada mientras pensaba sobre las tres veces donde escucho a su padre hablar de aquel Reino que nunca logro prosperar, un país donde las de personas cubrían su rostro con mascaras que señalaban algún elemento de la naturaleza. - Puedo conseguirle información de aquellos saqueos, información que eran clasificadas como secreto de Estado. – Las palabras seguras acompañadas de su voz grave causaron que la joven lo observara atentamente. – Sin embargo… - Quieres algo a cambio. – Alexander asintió causando que la joven emitiera un suspiro antes de mover su mano para que continuara. – Visite al Astrónomo Imperial, también permítase ser parte de su harem. - ¿Qué? – Cuestiono abriendo sus ojos de par en par. La joven de cabello rubio esperaba algo más tranquilo, como por ejemplo: Un día libre para conectar con la naturaleza. - Alex… - Paolo llamo a su mejor amigo completa,mente preocupado, se levanto de la silla para caminar hasta él. - ¿Te golpeaste la cabeza? - ¿Sabes el significado de un harén? - Cuestiono Olivia mientras sobaba el puente de su nariz. - No realmente, pero me gusta convivir con Paolo así como Adonis en el Palacio de Jade. – Contesto con una sonrisa inocente generando que la mujer suspirara antes de alejar sus dedos de su nariz. El joven era inocente, aunque era necesario que comprendiera el concepto para que decidiera si realmente deseaba eso a cambio de la información. - Alexander, en este país la familia Imperial asi como algunos nobles pueden formar un harén. El harén se conoce como los múltiples parejas sexuales de una persona que viven bajo el mismo techo, ¿Comprendes? – El joven asintió mientras la Emperatriz estaba ligeramente preocupada porque no captara el concepto. - ¿Entonces, tienes sexo con Adonis así como Paolo? – Cuestiono de una manera inocente mientras ladeaba la cabeza, Paolo golpeo su frente con su mano. - Es correcto, sin embargo, aún no he podido estar la primera noche junto a Cavendeshi. – Confeso ignorando el calor que estaba subiendo a sus mejillas. – Aunque retomando el tema central de nuestra conversación ¿Aun así quieres ser parte de mi harem? – El joven asintió enérgicamente causando que la fémina estuviera desconcertada mientras Cavendeshi sujetaba sus hombros moviendolo de un lugar a otro gritandole. - ¿Cuál es el motivo? El silencio volvió a instalarse en la habitación por unos momentos, aunque era interrumpido de vez en cuando por los cantos de los pájaros del Jardín Imperial. Sobre los labios delgados de Lefevrè se encontraba una sonrisa tranquila mientras cerraba sus ojos durante unos segundos para meditar sus próximas palabras. - Es un familia. El joven albino observaba el harem como una familia que trabaja para alcanzar un mismo objetivo. El objetivo era trabajar en conjunto para proteger a la Emperatriz así como ayudarla a alcanzar el bienestar, durante su tiempo trabajando como uno de los Guardias Imperiales más cercanos de la mujer pudo darse cuenta que Ortwsan era una persona diligente en cuanto la administración así como protección del Impero pero cuando se trataba de su cuerpo era ineficiente. La mujer de cabello rubio, era el primer ser humano que admiraba después de su padre. En secreto, el joven de ojos bi-color quería protegerla para evitar que mediante su propio descuido su vida acabara antes de tiempo. - Familia…. – La joven susurro el termino mientras se perdía en sus propios pensamientos. Los ojos de Alexander analizaron su mirada nostálgica sintiendo una presión en su propio corazón, Ortswan mordió su labio inferior antes de suspirar. - ¿Es el precio que pides a cambio de la Información? – Alexander emitió un ligero ruido de afirmación mientras seguía mirando sus ojos opacos. – Esta bien, respeto tu petición… Acompáñame al balcón de la oficina. Olivia se levantó de la silla de madera para pasar delante del joven rodeando el escritorio del lado derecho mientras era seguida por el fae, sin embargo fue detenido por Paolo. - ¿Estas seguro de esto? Luego no podrás arrepentirte. - Cavendeshi entro en el harem en contra de su voluntad, estaba consciente de las cosas pero temía en el fondo que su mejor amigo terminara en un lugar donde no lo deseara. - Alexander, piénsalo bien. - No debo pensar nada, deseo protegerla. - Sus palabras seguras causaron que Paolo soltara su muñeca por la sorpresa, sus ojo verde junto al ojo de color azul estaban brillantes por la determinación. - Protegerla de amenazas externas como de los propios demonios en su mente, no se porque quiero hacerlo, solo lo deseo. El hombre de ojos avellana soltó un suave suspiro antes de asentir con la cabeza y tener una sonrisa sobre sus labios. - Protegeremos a Olivia juntos. - Le aseguro el Vizconde al mestizo. Alexander se alejo de Apolo, continuo su camino hasta llegar al balcón junto a la Emperatriz, las manos delgadas de la joven se colocaron en el barandal entre tanto Lefevrè se colocaba a su lado izquierdo al mismo tiempo que ambos admiraban la Capital Imperial. - Alexander Lefevrè. – El joven giro la cabeza a su derecha cuando escucho su nombre provenir de aquella voz dulce, sin saber exactamente la razón sintió como un leve calor comenzaba a aparecer sobre sus mejillas. Ortswan giro su cuerpo a la izquierda para estar frente a frente mientras que aparecía sobre su mano un anillo de compromiso. – Deseo que formes parte del harem Imperial, bajo los rayos de luz del Dios Ha-Jun* te pido que no me ruegues que te deje cuando busco con desesperación una vida a tu lado. El lugar donde estés, será el lugar donde iré, viviremos juntos, nuestra gente serán las mismas así como la religión que sigas.* Cuando la joven termino de hablar, sujeto con delicadeza la mano izquierdo del joven para colocar en el dedo anular el anillo de color dorado con un diamante naranja. El anillo representaba su unión hasta que pudieran llevar a cabo la ceremonia junto a los otros dos concubinos del Palacio de Jade. La joven de ojos negros soltó con cuidado la mano del joven con orejas puntiagudas quien levanto su mano para admirar el aro dorado con una hermosa sonrisa mientras sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas y su corazón latía de manera desenfrenada. Encontró una familia, un nuevo hogar que protegería incluso entregando su propia vida.
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