Perspectiva de Felix Había perdido los estribos allá en la cocina cuando volqué la mesa, pero afortunadamente Chasity no lo había visto. Estaba demasiado ocupada caminando a través de la nieve profunda y crujiente. Salí tras ella y la agarré, levantándola sobre mi hombro. Subí las escaleras pisando fuerte. Llevé a Chasity a mi habitación y cerré la puerta con llave antes de lanzarla sobre mi cama. Íbamos a hablar sobre su loca insistencia en continuar con su trabajo de sirvienta. Ese trabajo había estado mal pedirlo en primer lugar y todos lo sabían. —¡Te odio! —me gritó, sorprendiéndome. Muchas respuestas diferentes pasaron por mi mente, pero había una cosa que quería dejarle clara. —Te amo —dije suavemente, mirándola a los ojos, asegurándome de que supiera que le decía la verdad. El

