Aaron invita a Salome a Cenar

1127 Words
― Lo siento, papá, sé que no debería preguntar por él, sé que debería olvidarlo, pero aún no lo logro, papá, papá. Guillermo se ha vuelto una parte de mí —respondió Salomé con la voz temblorosa, pues hablar de él, simplemente le afectaba más de lo normal. Se podría decir que le hacía daño su presencia. Si le afectaba saber de Guillermo Altamirano, el hombre que le ha hecho tanto daño, el que se encargó de destruirla; sin embargo, ella no lo podía sacar de la cabeza y tampoco de su corazón. ― Dale tiempo verás que sanaras tus heridas hija estoy seguro de que tu corazón sanara ― le dijo su padre intentando darle un poco de consuelo, pero ella solo lloraba en silencio había veces que odiaba ser tan débil y llorar por todo lo que le pasaba por lo que mejor decidió colgarle a su padre llorando desconsoladamente cayendo a la cama. ―Por favor, Dios mío, quiero olvidarlo, ayúdame a olvidarlo, por lo que más quieras ― susurraba Salomé llorando desconsolada sin darse cuenta de que su amiga iba entrando al departamento. ― Salomé, Dios mío, ¿qué te sucede? ― preguntó Jade mirando a Salomé, llorando como si no hubiese un mañana. ―Por favor, Jade, ayúdame, te pido que me ayudes ―respondió Salomé abrazando a su mejor amiga, por lo que a ella le corresponde el abrazo. ― Tranquila saldrás de esta ― le dijo Jade llorando desconsoladamente. ―Siento que esto me quema, quiero olvidar a Guillermo porque me enamoré porque ―contestaba Salomé desesperada, sin embargo, Jade no sabía qué decirle. Por lo que la trató de tranquilizar hasta que ella se quedó dormida, pues al menos podía olvidarse de sus problemas. Jade la tapó con una cobija y sale de la habitación encontrándose con Aarón y Ricardo. ― Es mejor que me quede con mi mejor amiga, ella está sufriendo mucho ― habló Jade explicando la razón por la cual no irían a cenar. ―¿Por Guillermo Altamirano?—preguntó Aarón en un tono de certeza. ―¿Cómo sabes de Guillermo Altamirano?—preguntó Jade desconcertado. ―Por accidente miré su teléfono y pude ver la foto de ambos —le respondió Aarón, dejando sorprendida a Jade, por lo que ella asiente. ―No te preocupes, ella estará bien al lado de nosotros ―respondió Aarón dándole la certeza de que ella olvidará a ese mal amor que le está haciendo sufrir tanto. ― Eso espero que ya no sufra más ― hablo Jade en un tono de pesar. Desde entonces ha pasado más de un mes Guillermo contrato a un detective quería encontrar a Salomé a como diera lugar o mejor dicho recuperarla, sin embargo, no había rastro de ella era como si la tierra se la hubiese tragado todas las noches Guillermo se la pasaba encerrado en su oficina llamaba incansablemente a Salomé, pero ella había cambiado su teléfono la angustia era larga y agonizante, pues él no se resignaba a perderla había contratado a una niñera que cuidara a su hija que apenas tenía 2 años él simplemente ya no ponía atención a su pequeña solo estaba en su oficina entregada a su trabajo y empeñado en encontrar a Salomé. ―Señor, su hija acaba de enfermar ―dijo María interrumpiendo a Guillermo. ― Encárgate de la niña, yo iré a ver al detective ― respondió Guillermo dándole una fuerte cantidad de dinero para que María se encargara de su hija, mientras que él solamente se encargaba de sus asuntos. Él no se daba cuenta, pero dejaba pasar la vida de su hija como si no existiese. Guillermo se estaba convirtiendo en un ser egoísta, en alguien peor al que conoció Salomé. Fue a buscar al detective tocando la oficina de él, estaba desesperado por lo que él abrió. ― Señor Altamirano ― hablo el detective viéndolo un tanto con pena, —Dígame, ¿tiene noticias de Salomé? ―preguntó Guillermo haciendo que él negara la cabeza. Puesto que Guillermo soltara un golpe en el escritorio, desesperado mientras se pasaba las manos por su cabello. ―Lo siento, señor Altamirano, quise hacer lo posible por encontrarla, sin embargo, el mundo es tan extenso que tal vez pueda estar en otro continente ― habló el detective, por lo que Guillermo lo sujeta del saco fuertemente. ―No me importa lo que tenga que hacer, escúcheme bien, quiero que encuentre a Salomé. De inmediato, no me importa lo que tenga que hacer, yo quiero noticias de ella —respondió Guillermo un tanto brusco. Por lo que se va de su oficina; sin embargo, su asistente personal tenía algo que informarle a Guillermo. ― Señor Altamirano, la cita con el especialista, la tiene el día de mañana a las 12 del mediodía ― le dijo su asistente informándole. —Quiero que cancele la cita ― habló Guillermo, de vuelta no tenía humor para ir a aquel especialista. ―No puedo hacer eso ―le respondió su asistente de vuelta, no podía cancelarle la cita, ya que por primera vez Guillermo podría caminar. ― Claro, que puede tener que cancelarle para eso, le pago. ¿O no? ―respondió Guillermo de forma molesta. Por lo que su asistente no quedó de otra más que cancelarle aquella cita; sin embargo, Salomé, terminó de trabajar, quería irse a su casa, pero Aarón la detiene del brazo, pues aquella chica lo tenía totalmente encantado. ― Salomé ― dijo Aarón deteniéndole del brazo. ―No se vaya, déjeme llevarla ―le dijo Aarón de vuelta. ―No puedo, quisiera irme a mi departamento ― habló Salomé tratando de sonreír, no estaba de humor para ir de fiesta. ―Por favor, acepté mi invitación ―le dijo Aarón tratando de insistir. ― Pienso que le hará bien un poco de aire fresco ―respondió Aarón tratando de convencer. Salomé no sabía qué decir o qué hacer, no quería aceptar una salida; sin embargo, terminó aceptando, por lo que Aarón estaba feliz, pues al fin saldría con Salomé. Sin embargo, en todo el camino ambos iban en silencio, pero no era un silencio incómodo, por el contrario, era un silencio tranquilo, pues ambos se estaban sintiendo bien. ―Mira, este es uno de mis restaurantes preferidos, te va a gustar ― le dijo Aarón estacionando su carro, por lo que ella ve el lugar. Tenía razón, ese lugar era tranquilo. Caminaban lentamente hasta llegar a la mesa, ella miraba a su alrededor, había música por lo cual se permitía bailar un poco por primera vez. Salomé se sentía bien, sin embargo, ella no se daba cuenta de que Aarón se estaba enamorando lentamente y haría lo que fuese por verle sonreír.
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