Salomé en Hon Kong

1234 Words
Después de varias horas de viaje, Salomé por fin había llegado a Hong Kong, el lugar que le cambiaría la vida. Ella, sin saber dónde caminar, mira para ver si podía ver una cara conocida, al menos encontrándose con Jade, su mejor amiga de nuevo. ― Amiga ― dijo Jade extendiendo sus brazos para abrazarla. Ese abrazo le hacía falta a Salomé, pues ella no estaba bien del todo. Estaba herida y resentida con Guillermo, pues el hombre que estaba comenzando a amar con todas las fuerzas de su corazón se había convertido en su peor verdugo. ― Gracias por recibirme, amiga ― agradeció Salomé tratando de sonreír un poco. ―De nada, amiga, ven, vamos, de seguro, vienes cansada ― habló Jade agarrando su maleta mientras sonreía. ―Aquí en Hong Kong estarás mejor ―le dijo Salomé haciendo que ella asintiera. Eso quería sentirse mejor, sentirse en paz, aunque sea por un momento. Caminaron hasta la afuera del aeropuerto hasta llegar a un carro. Al ver a Aarón, se quedó desconcertada, ya que pareció verlo en algún lado, pero no recordaba dónde simplemente su cara se le hacía conocida. ― Salomé, mira, Aarón nos hizo el favor de llevarnos al aeropuerto. Es el mejor amigo de Ricardo, mi novio y presidente de la línea de maquillajes de todo Hong Kong —dijo Jade presentando a Salomé, por lo que él extiende su mano esperando ser recibida por ella. Salomé le da la mano una extraña corriente apareció entre ambos aún ella estaba confundida, pues no lograba recordarlo por lo que Guillermo se quedó en el estudio mirando la foto que tenía de Salomé la última foto que le tomo en la playa cuando fueron por lo que la avienta hacia la pared con todas sus fuerzas cuando de pronto escucha a la niña llorar. ―¡Alguien calle a esa niña! ― decía Guillermo, desesperado, era tanto su enojo que empezó a aventar todas las cosas que estaban a su paso, sufriendo aún más por Salomé, la única mujer que de verdad amaba más que a nada en el mundo. Por otro lado, Salomé veía con asombro, la ciudad de Hong Kong era hermosa y misteriosa, jamás había viajado lejos en toda su vida y esta era la primera vez. ―¿Les parece si vamos a cenar? ―preguntó Aarón mirando a Salomé que la veía con los ojos llorosos, quería preguntarle por qué una señorita tan hermosa lloraba, la veía como si tuviera alguna clase de pena. ―Si me lo permiten, quisiera retirarme ―respondió Salomé de vuelta. ― Salomé, que hace falta distraerte ―le dijo Jade, preocupada por su amiga, quien estaba con una mirada profunda. ― Gracias, Jade, pero de verdad estoy cansada, debe ser por el viaje ― le dijo Salomé tratando de sonreír. ― Salomé, acompáñanos, insisto ― le dijo Aarón, de vuelta se veía tentado a invitarla a salir. ― Lo siento, pero no puedo de verdad ―le respondió Salomé. Ella no quería salir, solo quería llorar y estar en su cama, ya que en el avión ella no pudo llorar, no pudo sacar sus emociones como ella quería. Por lo que Aarón la lleva al departamento de Jade. Al llegar, la ayudó con las maletas. Una vez adentro, su mejor amiga toma de las manos a Salomé, quien luchaba por tragarse sus lágrimas y no mostrarse débil ante nadie. ― Amiga, dime la verdad. ¿No estás así por Guillermo, verdad? ¿O sí? ―preguntó Jade con algo de curiosidad, mirando los ojos de su mejor amiga, quien los tenía brillosos. ―No para nada, descuida, amiga, ando algo cansada, solo eso ― le dijo Salomé tratando de esconder ese dolor tan inmenso que sentía dentro de su corazón. Por lo que Jade solo sonríe, sobando su hombro en señal de apoyo, dándole un beso en la frente. ― ¿Recuerdas que eres mi mejor amiga? ¿De acuerdo? ―le dijo Jade tomando las manos de su mejor amiga, se despide de ella para después ir a la cena con Aarón y Ricardo. Salomé miró el departamento, era literalmente hermoso. Tenía dos pisos y 3 recámaras, cocina y sobre todo el balcón que se veía parte de la ciudad de Hong Kong era literalmente hermoso. ― Espero poder olvidar a Guillermo ― respondía Salomé mirando hacia el balcón, quiso tratar de no llorar, sin embargo, no pudo más y empezó a llorar amargamente. Decidió ir a su recámara, quería dormir y no despertar, simplemente quería olvidar de una vez por todas a Guillermo Altamirano, el hombre que le rompió el corazón. Los días pasaron y Rafael ya tenía noticias de su hija gracias al cielo. Ella estaba bien allá en la ciudad de Hong Kong, mientras que Salomé tenía empleo en la empresa de Aarón, que era de cosméticos, una de las empresas más ricas del mundo. Al parecer le estaba yendo bien en ese trabajo, tenía buenas prestaciones laborales, sin embargo, al verla tan bonita, decidieron que ella fuera modelo, haciendo que ella se sorprendiera. — Acepta — dijo Jade sonriendo, ya que a ella también le habían ofrecido esa oportunidad de ser modelo. ―No lo sé ―le dijo Salomé mirando la computadora. ― Salomé, eres bella, tienes una hermosa sonrisa de modelo ― le dijo Jade tomando sus manos, por lo que ella trató de sonreír. Por lo que Salomé, después de pensarlo, decidió ir a hacer casting para modelar para probar suerte; sin embargo, Aarón decidió hacerle el casting. Cada foto, cada movimiento, él estaba supervisando, dejándolo boquiabierto, pues ella tenía totalmente conquistada la cámara. Por otro lado, Rafael estaba yendo al trabajo cuando se encuentra con Isabella. ― Rafael ― hablo Isabella tratando de saludar a Rafael quien intento subirse al carro. ― Hola Isabella perdón por no saludar últimamente no me he sentido bien ― le dijo Rafael tratando de sonreír, ― No te preocupes es tu hija ¿Cierto? ― le pregunto Isabella haciendo que ella sonriera. ―Si es mi hija, ella se fue a Hong Kong ― le dijo Rafael tratando de no llorar. Isabella estaba a punto de hablar cuando llama a Salomé. ― Papa ― dijo Salomé tratando de sonreír. ― Hola hija ― le dijo Rafael tratando de sonreír extrañaba mucho a su hija. ― Papa ― dijo Salomé sonriendo un poco. ― Gracias al cielo que llamas hija me tenías con el pendiente ― respondió Rafael preocupado. ―No tienes de qué preocuparte ―le dijo Salomé tratando de estar tranquila. ― Yo estoy bien, papá, he estado trabajando en algo que es nuevo para mí ― habló Salomé sonriendo. ―Solo una cosa, papá, ¿Has sabido algo de Guillermo? ―preguntó Salomé, un tanto inquieta en el fondo, ella quería saber de él. ―No preguntes por alguien que te ha hecho tanto daño ―le dijo su padre haciendo que ella se limpiara una lágrima, pues ella aún lo amaba con cada fibra de su ser. ― Lo siento, papá, sé que no debería preguntar por él, sé que debería olvidarlo, pero aún no lo logro, papá. Guillermo se ha vuelto una parte de mí —respondió Salomé con la voz temblorosa, pues hablar de él, simplemente le afectaba más de lo normal. Se podría decir que le hacía daño su presencia.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD