Amelia

Me presento, soy Amelia Diaz y tengo 24 años, hace 3 años que trabajo como obstetra en el hospital Santa Cristina de Madrid, España. Soy argentina pero desde los 4 años vivimos aqui.   Mi madre Mónica Diaz, es enfermera y trabaja en el mismo lugar, de mi padre no se nada, solo se que dejo a mi mamá cuando estaba embarazada y que va, ni lo necesitamos. Tengo un hijo, Andrés Giménez de 6 años, y es lo mejor que me ha pasado en la vida. Como todos los días me levanto temprano para llevar a mi peque al colegio, luego me voy al trabajo hasta las 6 de la tarde.  Mis días son así, aburridos, monótonos y sin ningún tipo de anormalidad. Desde que murió el papá de mi niño no he vuelto a tener una relación seria con nadie, aunque mentiría si dijera que ando de santa desde entonces. Me gusta salir con amigos, divertirme, a veces se me va un poco la mano con los tragos pero que va, ¿ a quien no ?  Y esta noche no será la excepción, mi amiga Ana me ha dicho que hay una fiesta increíble en casa de José, así que sin lugar a dudas allí estaremos. - Adiós cariño, recuerda que hoy es viernes y que pasara a recogerte el tío Daniel. Te quiero. - me despedí de mi peque en la puerta del colegio y me fui a toda marcha al trabajo.   Como todos los días el trabajo es agotador, cientos de mujeres vienen a chequeo, otras en trabajo de parto y algunas ya listas para dar a luz, me quejo de lleno pero que va, amo lo que hago. Cuando termina mi turno, me acerco al sector de enfermería donde esta mi madre y la saludo, ella suele quedarse un rato más y a veces hasta hace guardias de 48 horas. Es increíble la resistencia que tiene esa mujer. Mi madre me ha tenido muy joven, a los 18 años, como yo a mi Andrés.  Recuerdo que la veía quedarse hasta largas horas de la madrugada cuando estaba estudiando, se ha esforzado mucho por que además de sus estudios también debía trabajar para mantenernos, la comida el alquiler y todos los gastos que implica tener un hijo y ella ha sabido salir adelante, es una guerrera. - Mamita vengo a darte el achuchón de despedida, ¿hoy toca guardia? - pregunté al tiempo que me sentaba en sus piernas, lo sé soy grande para eso pero es que cuando estoy con ella me siento una niñita. - Si cielo, hasta el domingo a las 2. Andrés va con su tío ¿ no es así? - asentí mientras observaba que entraba en la sala de enfermería Melina, la compañera y amiga de mi madre. - Pero me parece que ya estas un poco grandecita para estar encima de tu pobre vieja, que le vas a quebrar las piernas querida - dijo divertida su amiga y cuando paso por mi lado me dio una lluvia de besos. Así de empalagosa era, pero no me quejo, ¿a quien no le gusta recibir cariño de la gente que ama? - Bueno ahora si me voy que me tengo que arreglar para la fiesta de esta noche, hoy destrozo la pista ¡Ieeevaa ! - grité y las tres comenzamos a reír. - Anda con cuidado cielo, avísame cuando vuelvas y no bebas demasiado. - ¡Ay! Pero Mónica deja disfrutar a la pitufa, quien te dice que conoce a algún guapetón y disfruta de la fiesta aún más - Melina me guiñaba un ojo risueña y yo me hacia la sorprendida. Ellas sabían que me gustaba disfrutar de mis salidas, y que alguna que otra vez llevaba a algún amigo a casa, amigo que después no volvía a ver ni devolvía sus llamadas.  No tenia ganas de meterme en una relación ni asumir ningún tipo de compromiso, el único hombrecito de mi vida es Andrés y asi quiero que sea. - Pues yo creo que es hora de que siente cabeza la pitufa y consiga un buen muchacho para que este con ella, yo no voy a estar toda la vida y Andresito se convertirá en un hombre, no quiero que mi muchachita se quede sola y ... - ¡Mamá! - la interrumpí colgándome de sus hombros - pues que va, sabes que no necesito un hombre a mi lado para que me haga compañía ni mucho menos, yo solita me soy suficiente, y tu tienes vida para rato así que no seas exagerada mamá. Bueno ahora si me voy que si no no llego. Las quiero. - me despedí y me fui a casa. Cuando llego lo primero que hago es abrir la heladera para ver que hay de comer, genial ¡nada!, solo un par de potes de mermelada y una mayonesa que quien sabe hace cuanto esta allí. ¡Vamos, que la cocina no es lo mío! Yo soy más de la comida rápida, hamburguesas, pizzas, sushi y todo eso que mi madre le dice comida chatarra, pero que yo amo.  Ni siquiera se como es que tengo el cuerpo que tengo con todo lo que trago, ni después de tener a mi pequeño me cambio la figura, mi amiga Ana dice que soy una privilegiada por poder tragar sin fondo y no subir de peso, pero yo creo que es por que mi madre también es delgada. En fin, sin nada para comer decido que me daré una ducha para ahorrar tiempo, se que soy bastante indecisa a la hora de decidir que me voy a poner, asi que mejor es apresurarme. Después del baño, y envuelta en el albornoz abro el armario, el dilema del día, ¿Qué me pongo? Las fiestas en casa de José comienzan siendo muy formales pero a media noche terminamos descontrolados, jugando al juego de la botella, ebrios y hasta veces en orgías. Si, me gusta el sexo tanto como la comida chatarra y mis amigos lo saben, por eso muchas veces intentan que no beba demasiado por que al otro día amanezco con algún don Juan en mi cama y ni recuerdo su nombre.  Pero que mas da, la vida es corta, hay que vivirla, disfrutar, aprovechar, hoy estamos, mañana ¿Quién sabe? además estoy soltera no debo rendirle cuentas a nadie tampoco. Al final me decido por una mini de cuero negra, con top blanco que deja ver un poco de mis prominentes pechos y unas botas largas que me llegan debajo de la rodilla, me seco el pelo y le doy un par de pasadas con la plancha, lo tengo lacio así que no necesito plancharlo demasiado, me maquillo un poco los ojos y los labios y ... listo. Estoy preparada. Unos minutos después tocan el timbre, abro y... sorpresa, mis amigas ya han venido por mi, Ana y Maca están en mi puerta. - Mamacita, que estas lista para descocerla esta noche - suelta Maca, ella fue mi primer amiga cuando llegue a España, recuerdo que era mi primer día de jardín y ninguno de los niños se me acercaban, pero ella me vio sola y me compartió su barbie, desde entonces somos inseparables. A Ana la conocimos dos años después en la primaria y desde entonces tampoco nos hemos separado. Han estado conmigo en cada momento de mi vida, y me han apoyado cuando me embaracé tan joven, todas mis otras "amigas" se alejaron pero ellas se mantuvieron firmes, son las hermanas que no tengo. - Pues que si, que vengo con una semana de locos en el hospital, y necesito liberar tensiones - les guiño un ojo y ellas enseguida saben de lo que hablo, las tres comenzamos a reír y a hacer apuestas de cuantos chicos nos liamos esta noche hasta que decidimos salir. Vamos en el carro de Ana, ni Maca ni yo tenemos, y mejor, por que si tuviera que conducir no podría beber como lo hago. Llegamos a la casa de José y la música ya se escucha de afuera, ¡Que lindas son las noches de verano! Calor, pileta, cerveza y diversión. Todo junto en un mismo sitio. Entramos y vemos algunas caras conocidas, saludamos, dejamos la bebida que hemos traido y vamos hasta el patio trasero, donde una gran piscina y un par de mesas decoran la vista. En esta parte de la casa hay bastantes caras que no conocemos, pero no somos para nada introvertidas, asi que nos acercamos a un grupo de chicos para presentarnos. Conversamos un rato con los chicos, nos cuentan que son compañeros de trabajo de José, y que no lo han visto desde que llegaron, algunos afirman que ya esta pololeando en la habitación con Tania, la chica con la que tiene un rollito hace bastantes años pero nunca oficializan. Que va, que necesidad de tener que ponerle un título a la relación, cuando se sabe que muy bien se puede ir teniendo "amigos" con derechos.  La música suena fuerte al ritmo de Fiebre de Bad Gyal, Maca, Ana y yo bailamos descontroladas, y cantamos en coro esta canción que tanto nos enchula. Entré en el dancehall, estaba ardiendo Había muchos tipos pero a ti te vi el primero Camiseta Armani con pantalones negros Yo solo te bailo a ti Me estaba mirando, estaba temblando Todo aceleraba, tú me seguías dando Desde ese momento supimos que iba pa largo Yo solo te bailo a ti Cuando me doy una vueltecita en medio de aquel bailoteo, mis ojos se encuentran con los de un moreno de ojos verdes. ¡Que me come con la mirada, tio! y que va, si esta churrisimo. Le lanzo un beso con la palma de la mano y continúo la fiestita con mis amigas. Pero no pasa mucho mas tiempo que siento una mano apoyada en mi cintura y cuando me giro para ver quien es... Zaass.... el morenito.  - Hola guapa, que bien bailas.