lunas llenas de primavera

- ¿Emocionada? -Si mucho- respondió Lia-hace mucho no salíamos en un viaje los dos solos. -Si es verdad, deberíamos hacerlo más seguido-comento Dean. -Opino lo mismo- le respondió riéndose. -Después de esta noche tendremos toda la semana para nosotros dos, será delicioso. - ¿Emocionado por esta noche? ¿hace cuánto no ves a todos tus amigos? -Desde hace un largo tiempo que no nos reunimos todos juntos, así que sí, estoy muy emocionado, pero Lia, ¿estas segura de que no te molesta quedarte sola hoy en la noche? -Dean-le sonrió-sabes que no, quiero que la pases bien con tus amigos, debes extrañarlos mucho, además, después de esta noche estarás todo el resto del rato conmigo. -Sabes que si me lo pidieras no iría. -Lo sé, pero quiero que disfrutes con tus amigos, además, donde estaría la magia si pasáramos todo el tiempo juntos. Tenemos que estar con los amigos igual. -Si es verdad, pero tú ya llenas toda mi vida de magia, no necesito a nadie más-la miro con ternura-no sé qué haría sin ti. -Lindo-lo miro con ternura-yo también solo te necesito a ti. Pero esta noche debes aprovechar de estar con tus amigos. -Lo hare-le dijo-mira llegamos. Habían llegado a unas cabañas, eran hartas cabañas pequeñas y una grande, y estaban todas al lado de un gran bosque. -Mira que maravilloso bosque ¿no crees? -le menciono Dean. -Si lo es, tenemos que ir a recorrerlo, vamos-le dijo adelantándose emocionada, estaba muy feliz. -Primero debemos ir a recoger las llaves tranquila-le dijo ya que ella ya estaba sacando las maletas del auto. -de acuerdo-le dijo acercándose a él y tomándole la mano. Ambos se dirigieron a la casa grande, donde había una chica joven, un poco mayor que ellos, se le veía de unos 25, mientras ellos solo tenían 20. -Hola-los saluda con una sonrisa detrás de un mostrador-mi nombre es Cristina, ¿en qué puedo ayudarlos? -Hola cristina-dijo Dean-tenemos reservada la cabaña cuatro. -perfecto, deja revisar. Si, aquí está la reserva-le extiende unas llaves- disfruten la estadía, cualquier cosa estaré por aquí. Están por irse, pero por la ventana Lia vio los árboles y le entra una duda. -Disculpa, no es peligroso meterse en el bosque ¿verdad? -No para nada-le sonrió Cristina- lo que si ocurre, es que dicen que es un bosque mágico, que en el habita hadas. -Me encanta todo lo relacionado con las hadas-le dice contenta-rápido Dean tenemos que ir. ¡Adiós, Cristina! -Claro dejamos las cosas y nos vamos, adiós, Cristina. -Adiós, disfruten-los miro hasta que se fueron, y sonrió para sí misma. -Vamos ya está atardeciendo-le dice Lia A Dean. -Iremos de inmediato solo déjame ir a dejar las cosas. -Tienes razón disculpa, déjame ayudarte. Ambos vaciaron el auto y lo dejaron todo en la pequeña cabaña, luego rápidamente se adentraron en el bosque. A medida que se acercaban más arboles juntos había, hasta que la cabaña desapareció. Los árboles cada vez se hacían más altos y hermosos, de algunos estaban empezando a brotar flores, después de todo, estaba empezando la primavera. Los árboles tenían raíces enormes, y a los lados había arbustos llenos de flores, era muy hermoso. Lia quería seguir internándose en el bosque, pero Dean la tomo de la mano. -Ya se está haciendo tarde, que te parece si nos subimos a ese árbol grande de allá y vemos el atardecer-dijo señalando un gran árbol. Ella lo miro y le sonrió, seria perfecto pensó, ninguno de los dos le tenía miedo a las alturas así que podrían subir harto y tener una buena vista. Dean la invito a subir primero, y comenzaron a trepar, hasta muy arriba, donde había una gruesa rama que los podía sujetar a los dos. Desde hay tenían una vista maravillosa. El atardecer se veía increíble. -Es perfecto-dijo Lia. -Tu eres perfecta-Dean la miro con infinito cariño, y la beso suavemente. Ella lo tomo con cuidado de la cara. - ¿Tienes alguna idea de cuanto te amo? Porque no creo que siquiera pudiera imaginártelo. -Tienes razón-se rio-no creo poder imaginármelo, así como tú no te imaginas cuanto te amo yo, lo que si se, es que yo te amo más. -Tonterías, creo que sería capaz de recorrerme todo el mundo por ti. -Yo también lo haría, lo cambiaria todo por ti. - ambos se besaron tiernamente de nuevo- ¿sabes? Me he estado acordando mucho de cuando nos conocimos-sonrió-fue un día tan lindo, tan solo tuve que mirarte para saber que quería estar contigo. Tu fuiste la dura-ambos se rieron. -Lo sé, pero al final igual terminaste enamorándose. Su historia había sido muy linda, había sido a inicios de un año escolar, hace cinco años, cuando ellos solo tenían quince. Dean era nuevo en ese colegio en ese año. Lia llevaba ahí harto tiempo, tenía su grupo de amigas, pero en el momento en el que Dean la vio ella estaba sola leyendo un libro. El la encontró hermosa, Lia era una chica con el cabello trigueño y crespo que le llegaba a la cintura, y unos rasgos que de la distancia se veían muy finos y maravillosos. A Dean nunca le había faltado personalidad, por lo que se iba a acercar a hablar con ella, cuando vio que cinco chicas se le acercaron. Noto que se estaban riendo por el libro que ella estaba leyendo. Desde lo lejos logro ver su portada, se llamada “hadas y otros seres mitológicos”. - ¿Cómo puedes leer esos cuentos para niños? -se rio una de las chicas -Lo que lea es asunto mío-dijo Lia enojada cerrando el libro de golpe. -Es como si creyeses en todas esas cosas-se rieron - ¿Y qué pasa si las leo? No es su problema- Lia se dispuso a irse, pero le cerraron el paso. Y le quitaron el libro de las manos. -Eso te haría una rara-le dijo la que se le había parado en frente, que era más alta que ella. Ella tenía su libro. Dean la vio en problemas, por lo que decidió intervenir de una vez. -No hay porque reírse de esas cosas-dijo cruzando los brazos- ¿Qué pasa si igual yo creo en ellas? Todas se lo quedaron mirando, Dean era muy alto, de cabello n***o y ojos azules, por supuesto, todas lo encontraron atractivo. -A ti te lo perdonaríamos todo guapo-se acercó una de las chicas -No será necesario-dijo pasando entre las chicas para acercarse a Lia- No me acercare a ustedes así que no tendrán que perdonarme nada-de improvisto le quito el libro a la que era más alta. Todas lo miraron con desagrado. -Que desperdicio de hombre-dijo la que parecía la líder- tan lindo, pero tan tonto, defendiendo a cualquiera. En cualquier caso-le sonrió-si quieres pedirme disculpas, con gusto te recibiré, y podremos empezar de nuevo-le guiño el ojo, todas sus amigas se rieron, y procedieron a marcharse. Dean espero a que estuvieran lejos para darse la vuelta, porque Lia estaba detrás de él. -Gracias por eso-estaba roja, no lo quería mirar a los ojos. -No es nada, ¿ocurre muy seguido? -No tanto, normalmente estoy con mis amigas- en este momento levanto la cabeza para sonreírle y se encontró con sus ojos, eran maravillosos, y algo se movió en su interior, sintió algo extraño pero agradable, como si quisiera dejarle el paso libre a su corazón a ese chico de ojos azules. Por el otro lado, Dean vio su sonrisa. Era tan blanca como las perlas, y perfecta, preciosa, como toda ella. No pudo evitar sonreírle de vuelta, el igual sintió un vuelco en el corazón al ver su cara. Ambos se quedaron un momento embelesados, hasta cuando sonó el timbre unos segundos más tarde y para ambos fue como despertar de un sueño. -Ya me tengo que ir, voy tarde a clase-dijo empezando a marcharse, pero el la tomo del brazo antes de que se pusiera a caminar rápido, lejos de él. -Espera-le dijo, y cuando ella se dio vuelta para mirarlo se dio cuenta de que él le estaba tendiéndole su libro-que estúpido de mi parte. - ¿Qué cosa? -ya estaba guardando su libro en la mochila rápido. -Habértelo pasado ahora, si no lo hubiera hecho habría tenido otra ocasión para verte. Ella enrojeció aún más, pero el todavía no la soltaba. - ¿Sabes que solo tienen celos verdad? -¿Quiénes? -lo miro extrañada. -Esas chicas que estaban aquí, solamente te tienen celos. -De que van a tenerme celos a mí. -Es simple, eres demasiado bonita-le sonrió, ella se puso impresionantemente más roja y se soltó rápido de él, para marcharse a clase, después de todo, ya iba tarde a clase, y no estaba acostumbrada a que la trataran así, pero no podía evitar el sentimiento de conexión que había sentido con él un par de momentos antes, nunca le había pasado eso, pero pronto lo olvidaría, estaba segura.