Compañía / Una Nueva Misión

1282 Words
Capítulo 26 Compañía Parte 2 / Una Nueva Misión [Raúl] Por supuesto la decencia y el respeto con el que me dirigí a ella no fue suficiente para que no desconfiara de mi paraciencia, algunos conductores que en el lugar se encontraban inspeccionaban cada movimiento, cada gesto que de mi parte venia, aunque esta actitud de las personas ya me era algo normal por completo, ya con el pasar del tiempo y de algunas vivencias no muy gratas había aprendido a guardar mi distancia, en un comienzo me sentía un poco incomodo, más con el tiempo me fue natural la desconfianza de las demás personas. La señora me vigilo con su mirada desconfiada, sin embargo tomo uno de sus vasos de plástico y sirvió en el un café grande y enseguida me lo entrego bajo la mirada de desaprobación de algunas personas que allí estaban presentes, tome en mi mano el puñado de monedas e intente pagar por el café, sin embargo la señora se negó a recibir mi poco dinero, más si me advirtió que solo sería un regalo por esa única ocasión, lo cual me pareció que no era generosidad lo que la señora intento hacer conmigo, más fue una ofrenda de paz… pero estaba conforme. —Le agradezco mucho por el café, y no se preocupe… no le molestare más—le dije con respeto al tiempo que me alejaba. Volví al lugar donde había dejado mi maleta, la coloque con cuidado en mis hombros de nuevo y sacando el pan que tenía en mi bolsillo, lo coloque sobre el vaso de café caliente para que se ablandara un poco con el vapor, camine un par de calles hasta llegar a un pequeño parque que estaba rodeado por basura… fiel ejemplo de que el problema eran las personas… no el sistema pues el montón de basura estaba justo al lado del vertedero que por cierto estaba vacío. Busque un lugar limpio lejos de la basura y tome asiento en una banca del pequeño parque, calque mi maleta a un lado, el café al otro junto con el pan, y mirando a mi alrededor, di brevemente las gracias por tener algo que comer ese día tan temprano en la mañana, más en el momento que tome el café y di el primer mordisco al pan que me había dado mi amigo, note la curiosa compañía de un perro que en la distancia se acercó apresurado, mas no se acercó demasiado, si no que guardo su distancia, sentándose en sus patas traseras y haciendo señales con sus patas delanteras como si me pidiera con respeto un poco de lo que estaba comiendo, era un perro que parecía algo mayor, pero estaba limpio, de hecho olía bien… mucho mejor que yo, en su cuello llevaba un collar azul con una pequeña placa. Pensé en ese momento que era quizá la mascota de alguien que muy temprano en la mañana la había sacado para dar un paseo, o que bien era la compañía de alguien que como yo no lograba conciliar el sueño, mas no vi a nadie acercarse ni llamarlo por su nombre, siquiera escuché un silbido o algo que alertara a el perro a alejarse de mí. Deje de comer en ese momento mientras revisaba los alrededores en búsqueda del dueño del perro que aún me miraba fijamente y hacia señales con sus patas delanteras, no quería meterme en problemas al ofrecerle un trozo de pan y por eso aun dudaba de que el perro estuviese solo, quizá alguien lo dejo salir por hacer ruido en la noche o bien se había perdido de alguna de las casas cercanas. Me tome el atrevimiento de partir un trozo grande de mi pan y ofrecérselo tímidamente, el perro tan pronto como vi mi mano estirarse, se acercó sin pensarlo y luego de darme la mano… algo totalmente nuevo para mí, se agacho y comió el trozo de pan… extendí mi mano hacia su cabeza y el la acerco para que le acariciase… deje a un lado mi café y con la confianza que me estaba dando el animal, me tome mi tiempo para saludarle y acariciarle su cuello y su lomo, sin duda era un animal sano, parecía que era la primera vez que estaba en la calle, estaba tranquilo aunque aún dudaba de a quién podría pertenecerle. Seguía aún mirando en todas direcciones, incluso paso un joven trotando y pensé que ese podría ser su dueño pero el muchacho incluso evadió mi presencia como normalmente lo harían las personas, tome en mis manos el collar del perro y en la placa estaba escrito el nombre de “Max”… ese era su nombre al parecer, y al reverso de la placa estaba un número de teléfono celular y en una letra más pequeña una dirección de la que sería su casa… el único problema… es que la dirección que estaba allí escrita, estaba al otro lado de la ciudad, lo supe de inmediato pues cuando era taxista me gustaba ir hasta esos barrios adinerados, son elegantes y limpios… algo totalmente contrario a mi persona en ese momento, más la única pregunta que tenía en ese momento era ¿Cómo carajos Max había llegado hasta este extremo de la ciudad?... me lo repetí varias veces en la mente mientras tomaba mi café. Me tome mi tiempo para deshacerme del frio de la madrugada, poco a poco el sol comenzó a salir y el perro siguió a mi lado sentado esperando que le diera de nuevo algo de comer, pensé que era un producto de su entrenamiento o bien de la necesidad de comer algo, pues a decir verdad era imposible saber desde que momento de la noche o del día anterior el perro había estaba deambulando por la ciudad perdido entre estos barrios populares, incluso pensé que lo había llevado y abandonado apropósito, pero de ser así no tendría su placa o su collar. Me quede pensando en lo que podía hacer en ese momento, bien podría alejarme y dejarlo allí a la deriva, mas no pensé que sería lo justo pues un perro es ahora un m*****o de las familia, apostaría lo poco que tengo en confirmar que de seguro alguien estaba buscándolo desesperadamente, o al menos preservarían la esperanza de que alguien lo encontrara y llevara a casa, busque dentro de mi maleta una libreta de anotaciones y en ella escribí el número telefónico y la dirección que el perro tenía en su placa, no tarde mucho en notar que podía quizá llegar hasta ese lugar si caminaba desde allí, aunque serían más de 3 o 4 horas caminando a mi paso, o bien el primer plan era llamar a ese número, para lo cual no tenía dinero, mucho menos un teléfono, la única opción en la que pude pensar fue en visitar a mi hija… aunque antes solo lo había dicho como una excusa para irme de esa fría casa abandonada, al parecer las palabras hicieron justicia pues ahora que me estaba poniendo yo mismo la misión de devolver el perro a su hogar, debía ir a ese lugar… además me vendría bien un baño y algo de ropa limpia. Busque en mi maleta una pequeña cuerda que había encontrado hacía unos días en la calle, y amarre del collar a Max y halándolo me aleje del lugar en compañía del perro, el propósito era claro, ir a casa de mi hija y devolver el perro a su casa y seguir con mi vida de vagabundeo leyendo en los parques y durmiendo en las calles… obviamente sin hacerle daño a nadie, después de todo esa vida era mi decisión.
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