La Promesa / Detalles

1980 Words
Capítulo 2 La Promesa Parte 2 / Detalles [Pablo] Los rayos del sol llegaban hasta mi cuerpo a través de las ventanillas del autobús que en esos momentos estaba completamente vacío… bueno, solo estaba yo sentado en uno de los asientos a eso de la mitad del autobús, no muy lejos de la puerta lateral, mis manos estaban especialmente frías esa mañana pese a que el resplandor del sol podía decirme que sería un día caluroso, pero mis manos e4staban frías hasta para mi… había olvidado mis guantes, los deje sobre la mesa de centro de la sala de mi casa, de seguro ya Estela se dio cuenta y me estaría reprochando a regañadientes por lo olvidadizo que soy en muchas ocasiones. Mire por la ventanilla al tiempo que me aseguraba de revisar la hora en el reloj de mi muñeca, vi a lo lejos que otro de los autobuses de la empresa se acercaba repleto de gente, incluso más de lo que estaba el mío cuando llegue a ese lugar, la llegada de mi compañero no era más que la sutil señal de que yo debía reanudar mi camino y volver a las calles para hacer el segundo turno de mi recorrido. Tal como me lo había indicado el supervisor, se habían cumplido ya los 10 minutos de espera y yo siquiera lo había notado, estaba tan distraído en mis pensamientos y en mis manos frías que me tomo por sorpresa que la espera había terminado, me levante de la silla y me dirigí a la parte delantera del autobús para tomar de nuevo mi lugar; el sol estaba resplandeciente, apenas si estaba ascendiendo a lo más alto del cielo, cuando encendí el motor y me hallaba ya en la primera parada de autobuses, en la primera de mi recorrido. Una larga fila de rostros algo enojados y a la vez inexpresivos, me dieron la bienvenida cuando acerque el autobús a la primera parada de mi recorrido, podría jurar que incluso escuche unas cuantas palabrotas, sutil y mal intencionadamente dichas en medio de la multitud, como el culpable en la demora fuera yo… bueno, en todo caso podría serlo, aunque no era esa la situación en ese momento. Tan solo en la primer parada el vehículo se llenó a reventar, no había siquiera comenzado mi recorrido y ya sabía que iba a ser algo complicado, pues no solo eran muchas las personas que estaban saliendo a las calles a esa hora, si no que el tráfico se estaba comenzando a complicar por sobre la avenida del centro de la ciudad… vendedores, trabajadores, motocicletas y otros autos, todos querían tomar un lugar importante en la calle, yo tan solo intentaba avanzar sin poner en riesgo a nadie, no era tan fácil como se pensaba el maniobrar un vehículo tan grande en medio de una calle un poco estrecha, eso era lo que los impacientes pasajeros del autobús les costaba un poco entender, pues no se hicieron esperar las quejas sobre el embotellamiento en el que habíamos quedado de momento… bien ya sabía yo que este trayecto sería algo complicado. Mientras poco avanzaba sobre la avenida, me fue imposible el mirar a mi alrededor, los almacenes y las tiendas departamentales que habían en el centro de la ciudad, adornaban de un sinfín de colores las calles con sus llamativas vitrinas…aunque ese era su propósito, llamar la atención de las personas que por allí pasaban; la curiosidad del momento comenzó a distraerme un poco, miraba algo en alguna vitrina de los almacenes y pensaba de inmediato que a mi querida esposa Estela, o a algunos de mis niños le vendría bien algo así, quizá un buen detalle, algo costoso, de marca o bien algo que fuese tan solo bonito a la vista, sería un buen presente para Estela, tal vez así podría decirle de forma natural que aun la amo con la misma intensidad, que sé que el silencio complaciente de su conformismo por la vida que llevábamos juntos, no era más que el deseo reprimido por las promesas que ir cosas del tiempo y de la vida misma, no había podido cumplir, algo dentro de mi sabía que yo podía dar mucho más que mi tiempo o el dinero por tener un bonito romance… tal cual lo era en el momento en que comenzamos a salir, pues nuestro noviazgo, aunque fue algo fugaz, fue maravillosos a mi modo de pensar, pues solo bastaron unos pocos años para decidir que con ella era quien quería compartir mi vida entera… tener una familia tal cual la teníamos, solo faltaba ese detalle que yo buscaba para darle ese picante que sentía nos faltaba tanto… y para ser honesto debía aprovechar mi propia juventud, no querría ni pensar que ella podría fijarse en alguien que con mayor interés le diera eso que yo podía, aunque las circunstancias no me lo permitían. No habíamos avanzado ni 5 calles y yo ya había visto un sin fin de promociones e imaginado un sin número de regalos que estaba seguro a ella le gustarían, la conocía bastante bien, comprendía cuál era su forma de vestir, su gusto en colores, además de las cosas que en ocasiones solía contarme que le gustaría tener… podría ser algo tan sencillo como un anillo, un accesorio para su cabello, o bien podría ser algo mucho más elaborado como un reloj o algo que le ayudara en su extensa vanidad… amaba cuando arreglaba su cabello, o cuando probaba un peinado nuevo, que pese a que no se viera tan bien como lo pensaba, ¿Quién sería yo si no la viera tan hermosa como siempre?... a eso me refiero, ese tipo de detalles eran los que a mí me gustaba tener, era atento con todo lo que ella hacía, me gustaba verle brillar como merecía hacerlo, lo único que me restaba puntos era el no estar presente en la mayoría del tiempo, pero pensé en ese momento que no habría precisamente algo material que remplazara el tiempo perdido, la única forma de recuperar algo así sería con ayuda del mismo tiempo, soy el amor de su vida… debería comportarme como tal. Luego de varios minutos, de una pequeña diosita por el espacio, y unas cuantas quejas de algunos pasajeros, logre sacar el autobús del embotellamiento del centro de la ciudad, apenas si estaba empezando el día y una gran parte de mi paciencia ya se había ido en ignorar lo negativo de las calles. Seguí mi recorrido como si nada hubiese pasado, los pasajeros iban o venían en cada parada a la que me acercaba, eran tantas las personas que apenas si lograba grabar en mi memoria sus vestimentas o sus rostros, podría estar llevando conmigo a las mismas personas del día anterior sin darme cuenta de ello… cosas que puede llegar a pensar un conductor de autobús. Cuando apenas si estaba llegando la mitad de la mañana, estaba a pocas calles de llegar al final de mi recorrido, una vez finalizado, podría descansar un poco y al fin tendría la posibilidad de llamar a casa, me Moria de ganas por saber cómo le había ido con los niños, si su mañana había sido tan ajetreada como la mía, o si por lo contrario estaría descansado a esa hora del día… después de todo lo merecía. Avance a baja velocidad por las calles de un barrio del sur de la capital, con el pequeño gusto de haber terminado uno de los viajes del del día, de hecho era el primero que hacía, tan solo hacía falta que se bajaran un par de pasajeros del autobús, una pareja de jóvenes que se mostraba un poco enfadada uno con el otro, pude notarlo en el espejo retrovisor, ella intentaba hablarle, pero él no ponía mucha atención, lo cual era un poco raro… generalmente son ellas las que no escuchan disculpas en ese momento de tensión. Llegue hasta la última parada del autobús y me tome mi tiempo para que la pareja se bajara, seguían algo molestos, lo note por la forma en que ella lo miraba y él se sentía culpable, era evidente en la expresión de su rostro. No preste más atención a la curiosa escena de la pareja discutiendo y cerrando las puertas del autobús me dispuse a llevarlo al estacionamiento y tomar un breve descanso antes de seguir con el trabajo, llegue al estacionamiento y un supervisor me dio el visto bueno para descansar por varios minutos, era el momento más oportuno para llamar a casa… pero ese día pensé de manera inocente que no quería una llamada cualquiera… quería verla, quería ver a Estela, no importa si estaba despeinada o si sigue en pijama, tan solo alegraría mi corazón el verle sonreír. Me levante del asiento del conductor y me acomode en una de las sillas de los pasajeros, me asegure de verme elegante en mi uniforme y sin dudarlo un solo segundo decidí hacer una video llamada con mi esposa… de seguro le sorprendería. —¿sí?, ¿Amor?—me contesto aun con la pantalla totalmente oscura. —Si… soy yo cariño…— le conteste. —Mi vida… ¿Cómo te fue esta mañana?, el frio estaba terrible…— En ese momento su rostro apareció en la pantalla de mi teléfono, efectivamente estaba algo despeinada, lucia algo cansada, tanto como yo, pero su sonrisa me hacía olvidar todo por lo que estaba pasando en ese momento. —Me fue bien… no tarde mucho en bajar a la estación de buses… ¿Y a ti como te fue con los niños?— —Muy bien… la maestra me dijo que Sebastián ha estado muy atento… aún sigue en los primeros lugares de la clase…—me conto emocionada, —Miguel no va tan bien… pero no hay tampoco quejas de él…—aclaro ella en ese momento. —Me alegra mucho el escuchar eso Amor…—le respondí con algo de nostalgia. Me quede en silencio un momento al tiempo que ella se mostraba algo ocupada pues desvió su mirada a su alrededor, estaba en casa, pero estaba preparando algo para comer pues se le veía comer algo, cuando se dio cuenta que la estaba observando, sus mejillas se colocaron de un rosado tan tierno, se sonrojo por completo, pues sin importar todo lo que habíamos vividos juntos, a ella aun le daba pena el que la mirara fijamente, su risa nerviosa y sus ojos a punto de molestarse fueron la señal para dejar de hacerlo, mientras ella con la boca llena, desviaba la cámara para otro lado. —¿Vendrás temprano a casa?—me pregunto con curiosidad. —Es muy probable… aunque el tráfico esta algo complicado… pero puede que llegue antes… quizá podemos ver una película…— —¿Película?—respondió confundida, —Sabes que eso me gustaría… hace mucho no hacemos algo así…—me dijo ella con nostalgia. —Es una promesa… Hoy veremos una película—le conteste con voz optimista. —Te estaré esperando Amor—contesto ella finalizando con él envió de un besito. En ese momento el supervisor, golpeo la ventanilla del autobús llamando mi atención, con un breve gesto me ordeno volver a las calles y no tuve más remedio que despedirme de mi esposa. —Debo despedirme… ya debo arrancar de nuevo— —Llámame más seguido… me haces falta…—respondió ella con voz triste. Su respuesta me lastimo en el alma, sus ojos cambiaron de una expresión natural a una nostálgica en menos de un segundo, este tipo de detalles eran los que debía comprender que podían salvar eso que de manera natural aun mantenía vivo nuestro amor. Por otro lado, el verle, tal como lo había pensado, me aliviaba un poco, me llenaba de energía y justo en el momento que debía volver al trabajo.  
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