Compañía / Sensaciones

1253 Words
Capítulo 30 Compañía Parte 6 / Sensaciones [Raúl] Cada segundo que pasaba se sentía eterno, sentado en las escaleras frías, apenas contemplando como la calle se mojaba a cada gota que lluvia que caía, en ese momento no sentía el pasar del tiempo ni tenía algo en mi posesión para darme cuentas del tiempo, tan solo podía estar en silencio mientras los ruidos de la ciudad se intensificaban junto con el de la lluvia que parecía no iba a acabar nunca. Permanecí en mi lugar con la mirada perdida sobre el aspalto mojado, Max se quedó a mi lado refugiándose del frio impredecible de la brisa que traía consigo algunas chispas de agua que mojaba mi ropa y el poncho plástico que lo protegía. Las personas iban de un lado a otro con especial prisa hasta que la lluvia siquiera dejo que alguien más se escabullera para no mojarse, el tráfico estaba terrible y creo que podría haber sido mi culpa, o bien la del perro al provocar el accidente que nos hizo huir por las calles del centro, el sonido de los autos acompañado por el golpear de la lluvia sobre la calle y la cornisa de la escalera parecían ser ensordecedores en el momento que la lluvia subió su intensidad, de repente, un destello de luz se divisó en las calles, las nubes grises habían hecho opacar la luz del día, lo que permitió ver con claridad el destello de los truenos que en lo alto de la montaña de seguro se podían ver, acompañado luego de un sonido fuerte que retumbo por en medio de las calles, alterando de momento a Max, que buscaba refugio en mis piernas pues se sentí ya asustado por tanto ruido. Es ese preciso instante incluso pensé en que tan valioso seria el entender que estaba pasando por la cabeza del perro, pues era obvio que sentía miedo como si fuese un niño asustado propiamente por la intensa lluvia, le tome en mis manos y lo acomode de nuevo a mi lado, me quede viéndole de reojo mientras el me tocaba con su cabeza y sus patas para que le permitiera tomar su lugar sobre mi… quería sentirse protegido, sentirse querido en medio de un ambiente que no era el más amable con las personas… Max y yo, en verdad no éramos muy diferentes, al menos no en ese momento. Nos quedamos en los lugares que teníamos tan solo con la compañía que nos podíamos brindar uno al otro, las chispas y salpicaduras de la lluvia pronto comenzaron a empapar la escalera donde había logrado conseguir refugio, dejando secos solo los escalones que Max y yo estábamos ocupando. Las calles parecían desiertos mojados y con el pasar de los minutos los charcos en el suelo se agrandaban dando pasos a las corrientes de agua que cubrían la calle casi por completo, sin duda era una de las lluvias sin precedentes en el tiempo que llevaba viviendo en la calle, recuerdo incluso una ocasión en la que todas mis ropas se mojaron al quedarme dormido cerca de un arroyo en compañía de uno de mis amigos, al quedarme dormido resbale por una pequeña pendiente y en medio de la lluvia caí en un pequeño riachuelo, aun lo recuerdo un poco con gracia pues al caer, mi amigo que intento sostenerme sin éxito, estallo de risa al verme chapoteando en el pequeño arroyo de agua helada. Sonreí por un segundo al recordar tan gracioso momento, mientras Max estaba casi dormido, tranquilo con su cabeza recostada en mis piernas, apenas mi mano si podía acariciar su lomo mientras el tiempo seguía pasando y la lluvia parecía ser interminable. Podría jurar que concilie el sueño por al menos unos poco minutos al recostar mi cabeza contra la pared y rodar con mi brazo a Max para protegerlo del frio, el sonido de la lluvia paso de ser ensordecedor a un a suave tonada que podía hacer que las personas conciliasen el sueño… tal como me había acabado de pasar, más había fue la brisa fría la que al golpear con mi espalda me logro despertar del sutil sueño profundo en el que estaba, me desperté algo asustado y mirando a mi alrededor, revisando que mi maleta aun estuviera a mi lado y que la correa de Max estuviese en su lugar atada prácticamente a mi brazo. Ya era incluso aburrido el pensar que la lluvia no había parado ni un solo instante, parecía que estaba lloviendo lo que debía llover el resto del año… peor aún era el pensar que no había más alternativa que quedarme en esa escalera, resistiendo el frio de la tarde esperando un momento que parecía estar muy lejano, sentía la frustración o más la resignación de no poder hacer nada en ese momento, se me ocurrió la idea efímera de que si tuviera mi taxi como hacía mucho, un dos así de gris era incluso la mejor oportunidad para trabajar, en ese entonces no me importaba mucho la lluvia o el sol, tan solo disfrutaba de la ciudad y de recorrer sus calles… quizá por eso después de sufrir tanto me decidí a vivir en ellas. Luego de pensar por varios segundos, de estar aburrido por las circunstancias que estaba pasando, estiré un poco mis piernas y volví a tomar mi lugar al lado de Max que apenas si abrió los ojos, era evidente que el pobre perro estaba cansado de caminar toda la mañana, también se notaba un poco hambriento pues cada olor que le llegaba por el aire le hacía babear. Tome mi maleta y busque en ella algo de beber, la misma botella de agua que había guardado fue mi única alternativa, sin embargo, al buscar más adentro de mi maleta, recordé la taza con comida que Adela me empaco, sin duda si debía esperar, al menos no lo haría pasando hambre, pues honestamente también estaba algo hambriento, ya a esa hora de la tarde. Me acomode en mi lugar y saque la comida que había guardado, enseguida como si supiera lo que iba a pasar, Max se levantó de golpe y presto su atención en cada uno de mis movimientos mientras en la tapa de la taza servía un poco de todo para Max, coloque la tapa en el suelo y el enseguida comenzó a comer con algo de prisa, yo intente comer pero me pareció curioso que el entendiera que no había más que eso para el en ese momento, me quede observándolo mientras el terminaba de comer y volvía a acomodarse en su lugar junto a mí, apenas comí un poco y guarde el resto para más tarde, sin embargo vi la mirada del perro que permanecía atento, estire mi brazo y sin pensarlo deje en frente de él el recipiente con comida… todo, todo se lo ofrecí en ese momento pues pensé que lo necesitaba más que yo, fue en ese instante algo confuso que no deje que mis prioridades fueran mi propio bienestar, si no que extrañamente me importaba más que Max estuviera bien, no solo era mi misión regresarlo a casa si no también cuidarlo mientras estaba a mi lado, pues honestamente, desde la mañana que lo encontré, no me había sentido solo en ningún momento del día, era mi compañía y mi responsabilidad, una sensación y sentimiento que desde que estaba en las calles no sentía, pues la última persona que cuide atentamente fue a mi hija Adela… luego de que su madre falleciera.
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