Lorraine miró su pie cuando amaneció, sus ojos analizaron si aquel enorme pie hinchado que asimilaba al pie de un ogro era suyo. Tuvo que parpadear varias veces para ver si aquello no era una ilusión óptica debido a su falta de sueño, porque si bien había logrado dormir luego de las dos de la mañana, las otras horas se las pasó mirando a su marido dormir a su lado. Maldito, quien lo miraba allí tan lindo y resultaba ser en ocasiones el más completo de los canallas y el motivo de los dolores de su presente. Había intentado alargar su mano para acariciar su cabello que caía sobre su frente de esa forma tan despreocupada, pero temiendo despertarlo, no logró cumplir su cometido.
Hizo a un lado esos pensamientos y comprobó lo que tenía delante. Si que estaba horrible y lo sentía inflado, casi
