Hay seres que son auto analíticos, no hay nada mejor que intentar reprocharse los propios errores y desear con ansias cambiar de proceder. Lorraine comprendió algo cuando los labios de Giovanni recorrieron su cuerpo de forma lasciva: Le deseaba, le deseaba fervientemente pero no de esa forma. ¿Qué caso tendría dormir con un hombre que sentía un deseo carnal por ella? Deseaba algo más, más que el placer…deseaba los sentimientos. Era idiota sentirse culpable, podrían no amarse, pero Giovanni era su marido, delante de dios y delante de los ojos del mundo. Por mucho que pensara que lo que había hecho era incorrecto, porque lo era y lo aceptaba, disfrutaba mucho del juego de tentación, pues jugaba con la resistencia de un necio hombre que se negaba a ceder ante ella. De no haberse detenido,

