Toda paciencia tiene un límite y Lorraine había llegado al suyo. Intentó mantener la calma en aquel solo balcón mientras pensaba en los acontecimientos, había dado lo mejor de ella y para Giovanni nada parecía ser suficiente. Nada lo era. Las lágrimas resbalaron de sus ojos, pero tan rápido como salieron las eliminó. No iba a permitir que sus ojos hinchados revelaran su dolor, nunca había sido débil y no pensaba demostrarlo ahora, por un hombre. Había llegado demasiado lejos, eso lo tenía claro. Había cometido errores, tal vez se había degradado más de lo que alguna vez tuvo que hacer con un hombre y no pensaba repetir ese error de nuevo. Algo dentro de ella se había quebrado. Si para él sus esfuerzos no valían nada, degradaría los sentimientos que tenía por el de la misma forma. Lament

