La ayudo a sentarse en la cama con cuidado, como si temiera romperse. Mira a los lados, frunce el ceño y se acaricia la sien. Su cabello rojizo cae en cascada por sus hombros, y su aroma... su aroma se desprende por toda la habitación, calmando mi ansiedad. Mi corazón late con fuerza, Xander por dentro, araña mis entrañas, queriendo salir y hablar con ella.
—¿Qué pasó? —pregunta, con voz suave, un susurro que estremece mi cuerpo—. ¿En dónde estoy?
—Te desmayaste en tu clase de ballet. Supongo que tienes mucho estrés —respondo, Xander gruñe; sabe que no es solo eso.
Ella asiente distraída y dirige la vista hacia la ventana. La noche ha caído, y con ella, la oscuridad parece murmurar en las esquinas.
—¿Algún problema? —pregunto, ella me mira y sonríe.
Siento el dolor de mi compañera.
—¿Recuerdas al chico que estaba en mi casa cuando estuviste ahí? —asiento, mordiéndome la lengua para no soltar la verdad que me quema por dentro—. Está desaparecido desde hace varios días. Lo he buscado por todos lados. Es triste no recordar nada... lo busqué incluso en un centro comercial y terminé perdida.
—Tal vez tu hermano decidió irse a otro lugar —intento sonar razonable.
La punzada de dolor es más fuerte.
—Mi hermano no me dejaría sola jamás —su voz tiembla—. La única manera de que él se aleje de mí... es porque está muerto.
Se levanta de golpe, tambaleándose. La sostengo por los brazos, notando lo frágil que es entre mis manos. Xander gruñe por querer protegerla, por arrancar el mundo a mordidas si eso la hace sonreír otra vez.
—Parker está muerto. Es la única forma de que me abandone.
—No necesariamente —gruño suavemente, volviéndola a sentar—. Es muy joven y está en su etapa rebelde.
—Parker no es así. Es responsable y siempre ha cuidado de mí.
La habitación se estremece apenas, como si algo invisible contuviera la respiración.
"Huele extraño. Azufre y humo." Xander me dice. También capto ese olor extraño.
Aaron.
—Mamá tuvo que irse con mi hermana mayor a otra ciudad por problemas de salud —continúa Ayla—. Siempre fuimos nosotros dos.
La escucho en silencio, sintiendo cómo el aire se densifica. Una sombra cruza el pasillo. Un destello demoníaco en sus ojos, una sonrisa que hiela la sangre. Él lo sabe. Parker vino...
—¿Qué edad tienes, Ayla? —pregunto, tratando de distraerla mientras vigilo la puerta.
—Veintiocho —su estómago gruñe, y ella se sonroja—. Perdón...
—No te preocupes —me obligo a sonreír—. Vamos a robar comida aquí.
—¿Lo conoces? No creo que sea buena idea —toma mi mano, cálida, pequeña. Xander mueve su cola, quiere más, quiere jugar con ella.
—Es la casa de mi mejor amigo. Un imbécil con todas las letras —me pongo en pie, ayudándola.
—Tengo una amiga también. Katrina. Es un amor... —ríe suavemente.
—Lo sé —respondo. Ella me mira y calla.
La habitación cruje. El aire se enfría, y una corriente oscura se cuela por debajo de la puerta. Aaron se apoya contra el marco, ojos encendidos, sonrisa burlona.
—Qué enternecedor. Pero sabes que esto es solo el principio, ¿no? —él congela el tiempo, incluyendo a Ayla.
Xander llega a la superficie..
Mis ojos cambian, las pupilas se rasgan. Un gruñido profundo retumba en mi pecho, haciendo vibrar las paredes. Aaron chasquea los dedos y la lámpara explota, salpicando chispas azules.
Aaron se desvanece en humo n***o, con su risa flotando entre las sombras.
—Pronto entenderás quién la reclama, lobo... y no eres tú.
Xander y yo le gruñimos tan fuerte, que las ventanas tiemblan. El tiempo vuelve a andar, Ayla se encoge entre mis brazos, su aroma me calma.
Por ella, destrozaré el cielo y enfrentaré al infierno. Porque sin su hermano... ella está sola en el mundo y fui yo quien condenó a Parker a morir.
☆☆☆
Habíamos estado hablando, sin atacarnos, sin que yo fuera más que un imbécil, calmando mi ira. Xander, el lobo que reside en mí, está feliz porque la tiene cerca. Se deleita, me lo hace saber, y disfruta de la compañía de su compañera, mi compañera.
La observo mientras termina de hacer un puré de papas, concentrada en su labor. Sonrío, viendo cómo lo hace con tanta dedicación, y mi pecho se llena de orgullo. De alguna manera, tenerla aquí me hace sentir una mezcla de emociones que no puedo identificar. Será una gran Luna. Estoy seguro de que cuidará a todos en Pure Blood.
—¿No te cansas de ser tan buena? —rompo el silencio mientras sirvo los espaguetis con albóndigas, mi voz un poco más áspera de lo que quisiera.
Se le escapa una risa, una risa que resuena en mis oídos. La contengo, como puedo, mi respiración se detiene por un segundo, luchando contra el impulso de besarla ahí mismo.
—No estoy fingiendo ser buena, realmente soy así —responde, con una sonrisa, echando puré en los platos—. Podría decir que me nace, y me hace sentir en paz con mi alma. Llevo mucho tiempo cuidando mi cuerpo para mi papel del Cisne Negro... —me mira con emoción—. ¡Sirve mucho!
Nos reímos y hago lo que me pide. Xander y yo erámos felices, y verla disfrutar de una comida, como si no hubiera nada en el mundo que la perturbase, me llena de ternura.
—¿Bailas por fama o por pasión? —pregunto, tomando un sorbo de jugo, tratando de no parecer demasiado absorto en cada movimiento suyo.
—Por pasión. Todos deseamos ser reconocidos, pero para mí es diferente —mastica un poco de puré antes de continuar—. Después de mi accidente perdí muchas cosas, pero mi amor por el ballet se mantuvo. Es lo único que me hace sentir... viva.
La admiro en ese instante. Yo, que lo he perdido todo, que sólo busco una salida, veo en ella una fuerza que ni siquiera sabía que existía.
"Nuestra compañera es perfecta." Xander habla, meneando la cola y le doy la razón.
—Me gustaría verte bailar... —desvío la mirada, como si pudiera huir de la intensidad de ese momento.
—Gracias, Velkan —me mira con una expresión de curiosidad—. No recuerdo que me hayas dicho tu nombre, pero lo sé.
—No hay de qué, Ayla —alzo una ceja, divertido por su confusión.
—¿Qué edad tienes? —pregunta, y en ese momento casi me atraganto con la comida. Mi garganta se cierra, y la tos me toma por sorpresa—. Perdón, ¿fui muy tosca al preguntar?
No. Lo que es difícil es responder. No puedo decirle que tengo unos quinientos años.
—No es común decir las edades —respondo, tomando un trago largo de jugo, buscando aclarar la tensión en mi pecho—. Soy mayor que tú, pero no creo que sea necesario decir cuánto.
—Eres un viejo con dinero —se ríe—. ¡Eres un Sugar Daddy! Aunque no pareces estar en los cuarenta.
Sonrío.
—Soy más viejo que eso —mi voz suena como una broma.
"Viejo," se burla Xander.
☆☆☆
Habíamos terminado de ordenar lo que se había ensuciado. Mi compañera pudo finalmente tomar una ducha y ponerse ropa limpia. Yo, por mi parte, también tomé una ducha, pero algo en el aire seguía pesado, como si la energía de la casa estuviera vibrando de manera diferente. Ahora estoy esperando en la sala, viendo televisión, pero mi mente no puede dejar de divagar. Cada rincón parece cargado de algo que no puedo identificar.
Salí a comprar varios productos de higiene personal, para que su aroma no me nublara la mente tanto. Mi cerebro necesitaba algo de paz, al menos un poco de claridad. Ayla es una terrible distracción para nosotros.
—Debí llamar a mi madre hace un rato... —dice al llegar a la sala. La miro de arriba a abajo, y por un momento, siento un tirón en el pecho. Es una sensación extraña, como si mi cuerpo me estuviera advirtiendo sobre algo que no entiendo.
—Puedes llamarla ahora si lo deseas —le ofrezco, mostrando mi celular. Ella saca el suyo de inmediato, como si el gesto le hubiera dado una pequeña oportunidad para conectarse con su pasado.
—Lo siento... —finge una pequeña expresión de vergüenza, pero algo en su mirada me hace duda.
Como si ella también estuviera luchando con algo interno. Algo que no puede controlar.
El sonido de la puerta abriéndose nos llama la atención. Aparece Aaron con Parker detrás de él. Ayla corre hacia su hermano, quien la recibe con los brazos abiertos, sonriendo ampliamente. Puedo sentir lo que mi compañera siente.
Quiero proteger a mi compañera.
—Antes de que preguntes, sigue siendo mi sirviente. He reducido su condena y le he dado libertad para estar con su hermana —explica Aaron, en un murmullo cuando se acerca a mí—. No soy tan cruel, el mocoso lloraba a mares...
—Solo se tienen entre ellos —comento, observando cómo sonríen, un momento de felicidad que los rodea, pero yo no puedo dejar de sentirme intruso. Un renegado en territorio ajeno, demasiado consciente de que algo en esta chica me está cambiando—. No importa lo que hagas, son ellos dos...
—Lo sé —me interrumpe, con un suspiro—. No debería sufrir más. Le recompensaré con su hermano. Este es mi regalo por sus palabras hermosas hace unas horas. No puedo cambiar a Parker, pero al menos estará con ella.
No puedo dejar de pensar en el vínculo de compañeros con Ayla.
El celular de Ayla suena y se disculpa para atender la llamada.
—Es mamá —le comenta a Parker. Su voz era suave y llena de preocupación—. Aquí estamos los dos y todo está en orden... Sí, mamá, no te preocupes... Lo sé, estamos comiendo bien... ¿Cómo está mi hermana?
La forma en que cuida a su familia me llena de una sensación contradictoria. A mí... a mí la manada no me importaba. Con Ayla, todo volvió. La necesito cerca... la quiero conmigo.
—Vale, mamá. También te amo —finaliza la llamada, dejando un silencio entre nosotros. Luego, mirando a Parker, le dice—: Mamá quiere que la llames.
El rostro de Parker se endurece y su voz se llena de rencor.
—¿Para qué? Su atención siempre ha estado en Sara —comenta, con enojo.
Mi garganta se aprieta y un nudo se forma en mi estómago. El nombre de Sara... resuena en mi mente como un eco perturbador.
—¿El nombre de su hermana cuál es? —pregunto, Xander se inquieta en mi mente.
—Sara —responde, Parker, mirando a Ayla con una mezcla de desdén y amargura—. Es la hermana gemela de Ayla. Aunque no se parecen en nada, Sara siempre ha sido cruel con nosotros. Se hace la víctima, y mamá se fue con ella porque era la mejor opción. Sara le metió en la cabeza que Ayla es una mentirosa.
—Parker... —lo reprende mi compañera.
—Es la verdad, Ayla. Sara nos odia —responde, Parker, con dureza—. No te olvides las palizas que te daban tus padres. Sara era la víctima, y tú... tú siempre fuiste la mala. Sara siempre fue el ángel y tú el demonio.
Mis manos se convierten en puños, apretando con fuerza. La mención la historia. Xander quiere arrancarle la cabeza. No puedo dejar que esa Sara se acerque a Ayla, no puedo permitirlo.