Sinopsis
La historia vuelve a repetirse… y esta vez, él no luchó contra el final.
Velkan, el legendario Alfa de sangre antigua, pensó que por una vez el universo tendría piedad. Que después de siglos de guerras, sacrificios y soledad, la Diosa Luna le permitiría conservar lo único que había amado con todo su ser.
Pero el día de su ascenso como el último Alfa de sangre pura —el mismo en que cumplió cuatrocientos años— fue también el día en que perdió a su compañera. Le arrebataron a su Luna… y con ella, su último fragmento de esperanza.
Desde entonces, Velkan no es más que un lobo herido, cruel y desalmado, que busca la muerte con desesperación. Se lanza a cada batalla como si fuera la última, rogando que algún enemigo sea lo suficientemente fuerte para acabar con su miseria.
Pero el destino, sádico como siempre, le tenía preparada una última jugada.
Una noche, tras su clase de ballet, Ayla lo encontró. Malherido, cubierto de sangre y sombras, tirado en la entrada de la academia. Ella, la última en salir, nunca esperó encontrarse con un hombre así. Un hombre que parecía arrastrar consigo siglos de sufrimiento.
Pudo dejarlo allí. Tal vez debió hacerlo. Pero sabía que su madre, Yara, la castigaría incluso desde el más allá por abandonar a un alma rota.
Porque eso era Ayla: Luz de luna.
Y eso fue para Velkan esa noche. Una chispa en medio del abismo. Una mirada que no temía a su oscuridad.
Solo que Ayla no era humana. Era un ángel caído. Y aunque había olvidado los crímenes que marcaron su alma, debía redimir cada uno antes de reencontrarse con Aaron, el príncipe del Inframundo… su cobrador, y el líder de los demonios.
Velkan quería morir.
Ayla debía sanar.
Pero el amor —el verdadero— nunca sigue las reglas del cielo… ni del infierno.